- Biografía de Fernando de Magallanes
- Los orígenes de Francisco Serrano y Magallanes
- La época dorada de Cristóbal Colón, Vasco de Gama y Álvarez Cabral
- Serrano y la batalla naval de Cananor
- Magallanes fue herido en la batalla contra la nave capitana egipcia
- Magallanes y la trampa de Malaca
- Fernando de Magallanes surge como líder
- Magallanes participó en el consejo del Virrey
- No pudo regresar tan pronto como quiso
- ¿Fue Magallanes a las Molucas?
- Herido y sin honra
- Magallanes; hay un paso hacia las Molucas por el Oeste
- Magallanes renuncia a ser portugués
- La expedición se dirige hacia América
- La expedición descubre el estrecho de Magallanes
- Cruzando el Pacífico, lo desconocido
- El Pacífico no es el Indico
- Llegando a las islas de San Lorenzo
- Elcano toma el mando
- En conclusión
- Artículos imprescindibles para entender las gestas de Magallanes
- Preguntas y respuestas sobre Fernando de Magallanes
Biografía de Fernando de Magallanes
Hoy te propongo un viaje al siglo XVI, donde nada parecía imposible para los hombres que tuvieran el arrojo de enfrentarse a su suerte. Acompáñame y descubre la vida Fernando de Magallanes, un hombre que más allá de sus hazañas pasará a la historia como un ejemplo de perseverancia y lucha por sus ideas.
Fernando de Magallanes fue un navegante portugués que halló la mayor gloría y muerte como español en su proyecto de llegar a las Islas de las Especias. Esta osada aventura pasaría por ser la mayor aventura de la historia, demostrando la redondez de la tierra y los límites de esta. Sus gestas siguieron los pasos de otras exploraciones ibéricas como las de Cristobal Colón o Vasco de Gama.
Hernando o Fernando de Magallanes nació en Oporto en 1480 y se encontraría con la muerte en 1521 en la Isla de Mactan. Magallanes se formo como marino en la capital Lisboa, en donde adquirió todos los conocimientos necesarios sobre cartografía y navegación, se forjaría como líder en la India y alcanzaría sus sueños como español.
Con tan solo veinticinco años se alisto junto a Francisco de Almeida en una expedición rumbo a las Indias. Su siguiente aventura tendría lugar en Marruecos, donde resulto herido bajo las ordenes del Duque de Braganza. Las heridas no fueron lo peor que se trajo de Marruecos, lo fueron los informes negativos que le llegaron al Rey de Portugal, Manuel I, sobre su actuación en la campaña. Pero esto requiere entrar en detalle.
Los orígenes de Francisco Serrano y Magallanes
Muerta en 1491 la reina Doña Leonor, a cuyo servicio Hernando de Magallanes estaba adscrito, debió de continuar en la Real Casa por mucho tiempo más. Testimonio de ello se halla en el hecho de que su nombre, como el de su hermano Diego de Sosa, se registren, junto con el de Francisco Serrano, cuya amistad con aquél tanto había de influir en el rumbo de su vida, entre los de los «moradores de la Casa del Rey»; digamos, entre los que percibían gajes del Monarca.
Lógico es también suponer que el paje de Doña Leonor continuase su educación, asistiendo a la enseñanza que se daba entonces a la juventud del reino en la «Casa da India e da Guinea», anexa al Palacio Real, que, a la vez que cámara de comercio, servía como una especie de depósito hidrográfico.
Trasunto del hecho es aquella noticia que Pigafetta recordó, de que Magallanes había visto en la Tesorería del Rey de Portugal el mapa de Martín Behaim…, y, dato más cierto, lo que sabemos acerca de la pericia que mostró después en el arte náutica, que prueba que la había estudiado en sus principios.
Eran aquellos años testigos de los más grandes descubrimientos geográficos a que el mundo pudiera asistir y que sólo hallarían su igual, y en cierto modo, que aun los superaron, en el que el propio Magallanes había de emprender.
La época dorada de Cristóbal Colón, Vasco de Gama y Álvarez Cabral
En el de 1492, Cristóbal Colón descubría un nuevo mundo; Vasco de Gama doblaba el Cabo de Buena Esperanza en noviembre de 1497, para hallarse de regreso en Lisboa en septiembre de 1499; Álvarez Cabral descubría en el siguiente, por acaso, la «Tierra de Santa Cruz»; los Corte-Real emprendían de su cuenta expediciones a las regiones del norte de América, desde ese mismo año; y como éstos, tantos otros, de muchos de los cuales apenas si nos han quedado noticias, que revelan que en Portugal, como había acontecido en España, se despertaba un incontenible anhelo de empresas a las tierras lejanas nuevamente descubiertas o por descubrir: anhelo que obedecía al doble objeto de extender la Fe de Cristo y de hacerse de riquezas.
Los españoles tenían como campo para ellas, el Nuevo Mundo; los portugueses, las regiones de la India, aquellas que Colón se había imaginado alcanzar, pobladas de ciudades inmensas, de ríos caudalosísimos y abundantes en todo género de cosas preciosas.
De allí habían traído los compañeros de Vasco de Gama, canela, clavo de olor, gengibre, nuez moscada, pimienta y otras especias, y hablaban también de las minas de oro por allá existentes y cuyos productos no habían podido llevara Europa por falta de mercaderías con que canjearlos.
El comercio pasa a manos portuguesas
Ese comercio se hallaba hasta entonces en poder de los árabes y era tiempo ya de que los europeos lograsen sus ventajas. Varias expediciones habían sido ya despachadas para la India desde Portugal, después del regreso de Vasco de Gama, y en 1504 alcanzaron a no menos de cuatro; el 23 de marzo del año siguiente partía de Lisboa, en medio de las clamorosas aclamaciones de la multitud, la de Francisco de Almeida, la más grande de las que hasta entonces se hubiera equipado, como que constaba de no menos de veinte navíos, a cuyo bordo llevaba 1,500 soldados, 200 artilleros y 400 marineros de los que en el lenguaje español se llamaban en aquel tiempo «entretenidos», que vale supernumerarios.
Los cronistas e historiadores, al paso que unánimemente establecen que Magallanes debió formar parte de esa expedición, se ven forzados a reconocer que su nombre no aparece entre aquellos soldados a quienes les cupo alguna notoriedad en las múltiples acciones de guerra en que Almeida y sus capitanes tomaron parte, ya en Quiloa, adonde llegó la escuadra a fondear, ya en el asalto de la ciudad de Mombaza; ya en Cananor, adonde se desembarcó el 22 de octubre; ya, en fin, en su arribo a Cochín, asiento del Gobierno colonial portugués y principal centro del comercio con aquellos países.
Serrano y la batalla naval de Cananor
En el gran combate naval librado en Cananor, en que las armas portuguesas, en marzo de 1506, al mando de don Lorenzo de Almeida, el hijo mayor del Virrey, destruyeron la flota del Zamorim de Calicut, que había pretendido sorprenderle, se sabe que se distinguió Francisco Serrano, el gran amigo de Hernando de Magallanes, pero sin que de éste se haga todavía mención alguna. Probablemente porque el puesto que ocupaba era muy secundario en el ejército.
Para hallar esa primera mención de Magallanes en los fastos militares de los portugueses, es necesario que sigamos el derrotero de la expedición que el Virrey Almeida despachó en ese mismo año de 1506, a las órdenes de Ñuño Vaz Pereira, para restablecer el orden alterado en Quiloa y seguir de allí a reconstruir la fortaleza de Sofala en África.
Lo que hizo en efecto, viéndose obligado a permanecer en ella durante varios meses, a causa de haberse pasado la ocasión de coger los vientos favorables para su regreso.
No se sabe de cierto, si bien es fácil de presumirlo, que Hernando de Magallanes acompañase a Vaz Pereira en su regreso a Cochín y de allí hasta Ceilán, para incorporarse a la armada que Almeida juntaba en ese entonces para vengar la muerte de su hijo don Lorenzo, que había perecido heroicamente en Chaul, combatiendo contra las flotas del Sultán de Egipto y del Gobernador de Diu reunidas.
Encontráronse las dos escuadras, aunque de fuerzas muy desiguales, por la inferioridad de la portuguesa, frente a la ciudad de Daboul, y combatieron durante los días 2 y 3 de febrero de 1509, hasta obtener uno de los triunfos más brillantes para ésta que registran los anales de la India.
Magallanes fue herido en la batalla contra la nave capitana egipcia
En la nave llamada Espíritu Santo, mandada por Vaz Pereira, a quien le tocó pelear con la almiranta de los egipcios, y que pereció en la refriega, consta que se hallaba también Hernando de Magallanes, que salió herido.
El 8 de marzo se hallaba de regreso en Cochín el Virrey Almeida. Sábese también de cierto, que habiendo enviado éste a una nave mandada por García de Sousa a reunirse a la flotilla que tenía a sus órdenes Diego López de Sequeira, se embarcaron en ella Magallanes y Francisco Serrano, allá mediado aquel año de 1509.
La escuadrilla de Sequeira, compuesta de cuatro naves de 150 toneladas y de una taforea o barca grande, llegada a Cochín el día 21 de abril, tenía por principal objetivo el reconocimiento de Malaca, si bien, según otros, habría sido el de explorar la isla de Madagascar, y lo cierto es que, habiendo podido hacerse a la vela desde Cochín sólo el 19 de agosto de ese año (1509), después de recorrer las costas de Ceilán, hizo rumbo en derechura al extremo norte de Sumatra, y después de haber celebrado paces con los habitantes de la ciudad de Pacem, cercana de allí, y costear gran parte de aquella isla, llegó al fondeadero de Malaca el 11 de septiembre.
Al tercer día de su llegada, el Rey consintió en recibir a los marinos portugueses, que luego solicitaron el que se les permitiese cargar sus naves de especias y marcharse lo más pronto, a fin de aprovecharse de los vientos del Este, antes de que pasase su estación.
Magallanes y la trampa de Malaca
Así se convino, y al efecto, Sequeira envió a tierra en las chalupas, a Francisco Serrano con la gente que pudo caber en ellas, quedando a bordo muy pocos tripulantes: circunstancia prevista por los indígenas para apoderarse de las naves, como de hecho trataron de efectuarlo.
Sospechando lo que pasaba, el capitán García de Sousa, que quedó a bordo, logró echar de las naves a los indígenas que habían logrado subir a ellas, y despachó inmediatamente a tierra, en la única chalupa que quedaba, a Hernando de Magallanes, para que advirtiese a Sequeira del peligró que corrían, hallándole muy ajeno de lo que pasaba, sentado a la mesa y rodeado de ocho indígenas, que sólo esperaban la señal que debía darse del fuerte para caer sobre los portugueses.
Siguió se entonces una lucha encarnizada, en la que perecieron sesenta portugueses, y habrían corrido la misma suerte Serrano y los demás, a no haber logrado llegar a la playa y embarcarse, aunque sin armas, en la única chalupa que pudieron hallar, y ser auxiliados por Hernando de Magallanes y Ñuño Vaz de Castellobranco, que acudieron en su socorro.
De este hecho se ha deducido, con razón, que debió de producirse desde entonces la estrecha amistad que ligó de ahí en adelante a Magallanes y Serrano.
Fuera de los muertos, quedaron prisioneros en tierra no pocos de los tripulantes de las naves de Sequeira. Ese primer reconocimiento de Malaca había resultado así un verdadero desastre, que pareció, es cierto, en gran parte contrabalanceado por las preciosas informaciones náuticas que se habían logrado y las noticias auténticas sobre la existencia del archipiélago de las Molucas.
Un repliegue atropellado
Precisamente de esa expedición, en la que habían participado Serrano y Magallanes y logrado esas informaciones, deducía Juan de Barros que había de provenir el gran perjuicio que a su patria se siguió más tarde.
Diremos aún, por lo que toca a Magallanes, que, según asienta López de Castanheda, en el viaje de regreso libró de caer en manos de los juncos indígenas a la nave de Ñuño Godin, socorriéndola con la taforea en unión de Castellobranco y de otros cuatro marinos.
Los tres navios de la escuadra, refiere Denucé, (el cuarto había en callado en la costa), regresaron a Travancore en el mes de enero. Sequeira, que se había alistado del lado de Almeida en su diferencia con Alburquerque, tomó directamente el camino de Portugal; el navio de Texeira y la taforea en que se hallaban Magallanes y Serrano, remontaron la costa hasta Cochín, adonde debieron llegar casi en el mismo momento que Alburquerque, el nuevo virrey.
Magallanes pensó también regresar a su patria en la flotilla compuesta de tres naves que seguiría a la de Almeida. El navío de Gómez Freiré partió adelante de los otros dos; éstos (Magallanes estaba a bordo de uno de ellos) navegaron durante la noche en los peligrosos bajos de Padua y en ellos quedaron encallados.
Fernando de Magallanes surge como líder
Y este es el momento que se ofrece en la vida de Magallanes la primera muestra de la energía, del valor, de la constancia y del ascendiente sobre sus subordinados, que más tarde, andando los años, habían de permitirle llevar a cabo una de las empresas memorables, si las hubo, que recuerdan los anales de la historia.
De ese incidente dan cuenta todos los autores portugueses que han tratado de aquellos sucesos, con detalles más o menos prolijos.
«Contaban del [Magallanes] que saliendo dos navios de la India para venir a Portugal, en que venía embarcado, dieron en unos bajos, y que se perdieron, y que se salvó toda la gente y mucha parte de los bastimentos en los bateles, en una isleta que estaba cerca, desde donde acordaron que enviasen o fuesen a cierto punto de la India, que distaba algunas leguas, y porque no podían ir todos de una vez, hubo gran contienda sobre los que habían de ir en el primer viaje. Los capitanes, hidalgos y personas principales querían ir primero. Los marineros y la otra gente decían que no, sino ellos. Y vista por Hernando de Magallanes esta peligrosa porfía, dijo: «Vayan los capitanes y hidalgos, que yo me quedaré con los marineros, con tanto que nos juréis y deis la palabra de que luego en llegando enviaréis por nosotros > . Contentáronse los marineros y demás gente menuda de quedar con Hernando de Magallanes, y porque estaba en un batel cuando se querían ir, despidiéndose de los amigos, le dijo un marinero: «Oh! señor Magallanes, ¿No os prometisteis de quedar con nosotros?» Dijo que era verdad, y al momento saltó en tierra, y dijo: « Veisme aquí», y se quedó con ellos, mostrando ser hombre de esfuerzo y de verdad…»
Antonio de Herrera
Los hidalgos cumplieron su palabra
Los hidalgos cumplieron su palabra, habiendo Alburquerque enviado a recoger a los náufragos y llevándolos en seguida de Cananor a Goa, ciudad que había ocupado el 10 de febrero de 1510 y evacuado luego después el 30 de mayo.
No hay antecedentes que prueben la presencia de Hernando de Magallanes en esta ciudad, pero sí se sabe de manera indubitable que fue de los que en el consejo celebrado en Cochín el 10 de octubre de aquel año, manifestaron una opinión adversa respecto al proyecto que abrigaba el Virrey de volver a atacar a Goa, fundada en consideraciones náuticas de tal verdad, que prueban que conocía mejor que los consejeros de Alburquerque las condiciones climáticas de aquellas regiones.
Fue así cómo, siguiendo su dictamen, los capitanes de los navíos mercantes los reservaron para la carga de especias. De aquí que se haya sospechado, no sin razón al parecer, que el Virrey llevara a mal aquella opinión y fuera causa de informes poco favorables a Hernando de Magallanes enviados a la corte.
Era lógico, después de eso, que Hernando de Magallanes no figurase entre los asaltantes de aquella ciudad, y así parece demostrarlo el hecho de que su nombre no aparezca en ninguna lista de la gente de cierta suposición que han llegado hasta nosotros.
Magallanes participó en el consejo del Virrey
Su participación en el consejo para resolver el concurso de las naves solicitado por el Virrey, demuestra que había salido por entonces del grupo numeroso de los desconocidos y entrado en un puesto más alto que el que llevara de Portugal, logrando así, por sus hechos y su conducta, cierta posición militar, en ocasión con visos de gloria.
Pero eso no era el único objetivo de su ida a las lejanas tierras de la India, como no lo era, sin duda alguna, de ninguno de los que emprendían esa jornada; era necesario hacer también algo por el adelantamiento de su fortuna, y en ello le hallamos empeñado en las vísperas de la celebración de aquella especie de consejo de guerra en que con tanta independencia de criterio, a la vez que con tan buenas razones, emitió sus opiniones.
Consta, en efecto, que por ese entonces y aun desde antes, había emprendido algunas negociaciones comerciales16, de una de las cuales nos ha quedado testimonio en un contrato que celebró con Pedro Atines Abraldez, en 2 de octubre de 1510, esto es, ocho días antes de la junta de notables a que hemos hecho referencia.
Según ese contrato, Magallanes ponía en manos de su socio la suma de cien cruzados y diez portugueses, 17 debiendo recibir por ellos en Portugal 200 cruzados o una suma equivalente a veinte quintales de pimienta que debían embarcarse en el navío nombrado Santa Cruz, en el cual había también de partir Hernando de Magallanes. Se estipulaba asimismo que en otra nave podría cargar mercaderías hasta por valor de 40 cruzados. Ya veremos más adelante el fin que tuvo la negociación.
No pudo regresar tan pronto como quiso
Su viaje de regreso a la patria no logró, sin embargo, verificarlo tan pronto como pudo creerlo. Hacia fines de marzo de 1511 salía de Goa una escuadra numerosa, con intento de ir a fundar un fuerte en Aden, en el Mar Rojo, objetivo que hubo de cambiarse a poco, por causa de los vientos contrarios que soplaron a las naves, por el de la conquista de Malaca.
En ella había de embarcarse Magallanes, sin que se sepa a punto fijo si como militar o como simple hombre de negocios, si bien tenemos por más probable lo primero. Aquella escuadra, después de tocar en la isla de Sumatra, se presentaba frente a Malaca el 1 de julio de aquel año.
Después de rudos combates y de un asedio que duró seis semanas, caía en poder del Virrey Alburquerque, junto con un inmenso botín y con los resultados que era de esperarse para la supremacía comercial de Portugal en el Oriente, como centro que era de la contratación de todos los preciosos productos de aquellas regiones.
Son muchos los historiadores que hablan de haberse hallado Magallanes en aquella acción de guerra, sin que falte alguno que asevere que se condujo en ella como muy buen soldado.
¿Fue Magallanes a las Molucas?
¿Qué rumbo tomó en seguida Magallanes? Varios son los autores que aseveran que figuró, y aún en lugar prominente en la expedición despachada por Alburquerque en busca de las Molucas y que partió de Malaca al finalizar el año de 1511 al mando de Antonio de Abreuy llevando como capitanes de las dos naves restantes de que se componía la escuadrilla, a Francisco Serrano y Simón Alfonso Bisagudo.
Establecida, sin lugar a dudas esta distribución de las capitanías, viene de por sí al suelo la aserción de haber actuado en ella Magallanes en semejante carácter.
El dato de Argensola no basta de por sí a establecerla, tanto más cuanto es sabido que en alguna ocasión ha incurrido en error grave en su relación del viaje posterior de descubrimiento de Magallanes, como por ejemplo, el haber declarado que Esteban Gómez y los tripulantes de la San Antonio, en su viaje de regreso a España, recogieron a Juan de Cartagena y a su compañero de destierro de la bahía de San Julián.
Es de notar, además, que los historiadores primitivos de Portugal, entre ellos el minucioso Castanheda, que estuvo en situación de conocer mucho mejor que aquél sus correrías por la India, ni Correa, ni Goes, ni Barros, ni Galvao digan una palabra de la presencia de Magallanes en semejante jornada.
Algún argumento pudiera hallarse para la afirmativa, en el hecho de que Magallanes, en el Memorial que presentó al Consejo de Indias antes de su partida de Sevilla en 1519, después de mencionar el puerto de Malaca y la situación geográfica en que se hallaba, recuerde también las Molucas, diciendo su número y la posición que tenían.
Las pruebas de su estancia en las Molucas no son concluyentes
Pero ¿por esa sola circunstancia hemos de concluir que había estado en ellas? SÍ falta el comprobante de su presencia en aquella expedición, ¿no es más de presumir que el conocimiento que demostraba poseer de aquellas islas, lo obtuviese por conducto de su amigo Francisco Serrano, que había permanecido en ellas durante largos años, y con quien se sabe que mantuvo activa y continuada correspondencia?
Y a su tiempo veremos también que el cartógrafo Pedro Reinel, con quien intimó más tarde, pudo proporcionarle un mapa de aquellas islas. De aquel hecho nos ha dejado testimonio nada menos que Antonio Pigafetta, quien, además de haber hecho el viaje con Magallanes y tratándole bien de cerca, nos dice :
«Que desde la época en que Magallanes se encontraba en Malaca, había sabido por cartas de Serrano, establecido en Tadore, que existía allí un comercio ventajoso que hacer. »
Antonio Pigafetta
De ese modo pudo, pues, Magallanes imponerse de la situación de las Molucas, sin haber aportado jamás, por consiguiente, a ellas, y lo que es más preciso y concordante con los antecedentes comprobados de su vida, desde Malaca, donde, a nuestro entender y por lo que se ha visto, debió de permanecer desde su toma por las armas portuguesas.
¿Hasta cuándo permaneció en esa ciudad? Durante muchos años y a contar desde que Fernández de Navarrete exhibió un apunte de D. Juan Bautista Muñoz, tomado en los archivos portugueses, según el cual, en los libros de moradías de la Casa Real, aparece firmando un recibo en 12 de junio de 1512, por su salario de mozo fidalgo, un Fernam Magalháes, que se ha creído era nuestro navegante.
La firma no coincide
Si así fuese, tendríamos comprobado de manera que no daría lugar a dudas, que no pudo figurar en la expedición a las Molucas, iniciada, como queda dicho, en diciembre de 1511, no siendo factible, por falta de tiempo, que hubiese ido en aquella jornada y se encontrase seis meses después en Portugal.
Pero tal prueba no es admisible hoy en día, por cuanto la firma con ese nombre es total mente diversa a las que se conocen como auténticas del navegante.
En ese recibo, además, se dice que el firmante era hijo de Pero de Magalháes, y bien sabemos que el padre del navegante se llamó Ruy o Rodrigo.
El hecho es que, después de haber permanecido en Malaca durante un tiempo que es imposible precisar, consta que ha debido trasladarse a Cochín, dónde se embarcó para Portugal en la nave llamada Santa Cruz, de que era capitán Jorge Llopes, y que en ella cargó ciertas mercaderías de su propiedad.
La fecha exacta de su partida, la ignoramos. Si hemos de prestar fe a lo que refería Pedro Mártir, la estancia de Magallanes en la India habría durado siete años,26 y como sabemos que su partida de Portugal tuvo lugar en 1505, su viaje de regreso lo habría verificado en 1512 o 1513, deducción que, en efecto, de manera indirecta pero no menos concluyente, aparece comprobada con un documento emanado de su propia mano, como lo vamos a ver.
Herido y sin honra
Los enfrentamientos que tuvo en esta época le costarían caro, pues se le cerrarían las puertas a futuras expediciones. Manuel I rechazo por dos veces su proyecto de llegar las islas Molucas por el Este, siendo esto la gota que colmo el vaso de su paciencia. La decisión estaba tomada, probaría suerte en España.
En octubre de 1517 llegó a la ciudad de Sevilla, sede de la casa de la contratación y de todas la expediciones . Sevilla no le recibió mal, pues se casaría con Doña Beatriz Barbosa, la cual era hija de un oficial sevillano de gran relevancia. Al poco tiempo iría a la sede de la corte que por aquel entonces se encontraba en Valladolid. A este momento de fortuna hay que sumarle el nacimiento de su hijo Rodrigo, todo iba bien.
Magallanes; hay un paso hacia las Molucas por el Oeste
Desde las expediciones de Cristobal Colón, ya no era tan disparatado el pensar que la tierra fuera redonda. Otra cosa bien distinta era llegar a las islas de las especiería desbordando las tierras conocidas americanas. Se trataba de salto de fe.
En los puertos europeos abundaban las historias de pasos hacía el Oeste, de horrendas criaturas que los guardaban y muchos secretos… Esto animo ha muchos a intentarlo, pero el más significativo fue el de Juan Díaz de Solís. El llegar a las islas de las especies se había convertido en un objetivo estratégico para la corona española, pues Portugal guardaba celosamente su ruta africana.
Magallanes renuncia a ser portugués
Magallanes había hecho su vida en España y tras las afrentas sufridas en Portugal se decidió a dar el último paso. Con la renuncia a la nacionalidad portuguesa y a reconocer a Carlos I como su soberano su proyecto ganó puntos para hacerse realidad.
Su amistad con el astrónomo Ruy de Faleiro y con el Obispo Fonseca le dieron el último empujón. Su majestad Carlos I estaba interesado en su proyecto… Por fin recibía el trato que se recibía y su majestad puso a su servicio:
- La trinidad.
- La San Antonio.
- La Concepción.
- La Victoria.
- La Santiago.
En esta expedición se aunarían más 270 almas de distintas naciones y razas. Si, la corona española era la más tolerante de la época y la que con mayor facilidad integraba a sus súbditos, pero este es otro tema.
El Rey Carlos I lo nombró gobernador de las tierras que pudiera descubrir y le concedió un quinto de todos los beneficios que hiciera la expedición. Con estos alicientes la moral era alta y la armada partió en septiembre de 1519 desde Sevilla.
Bueno, quizás si que hubo algún pequeño incidente, Ruy de Faleiro se volvió loco ante la grandeza de la empresa al poco de zarpar. Los portugueses hicieron todo lo posible por sabotear a la expedición, no podían permitir que España les hiciera la competencia.
La expedición se dirige hacia América
La expedición salió de Sevilla con rumbo a las islas Canarias, en esta primera parte del trayecto todo fue en relativa calma. Tras pasar el último archipiélago amigo se prestaron cruzar el Atlántico en dirección a Brasil. En ese momento de la expedición las suspicacias y recelos entre los capitanes de origen portugués y el resto de notables fue en aumento.
Fernando de Magallanes no quería revelar su plan y eso no ayudo a crear un ambiente de confianza. La expedición alcanzo el río de la Plata y continuo en busca de un lugar para hibernar en el sur.
El motín de Juan de Cartagena
El confinamiento, la falta de comunicaciones fluidas y el secretismo de Magallanes hizo que los notables de la expedición fueran desconfiando más y más. Hasta que el motín fue inevitable.
Juan de Cartagena que había sido nombrado inspector de la expedición, cansado por la incertidumbre se propuso arrestar a Fernando de Magallanes. En esta revuelta tuvo el apoyo múltiples miembros de la tripulación, siendo los más destacados:
- Luis de Mendoza que era el tesorero de la expedición
- Antonio Coca, que era el contador de la misma.
- Gaspar de Quesada que era el Capitán de la nao San Antonio.
Estos quisieron imponer a Fernando de Magallanes que pusiese rumbo al Cabo de Buena Esperanza. Era “más fácil” para poder llegar a las islas Molucas, pero no era el fin último de la expedición.
Magallanes urdió un astuto plan, en una situación bastante complicada, había perdido tres naves en ese momento. Dada a la debilidad, jugo con el exceso de confianza de sus adversarios y los engaño.
Magallanes un maestro de la sorpresa
Magallanes se presto a negociar para que los amotinados bajaran la guardia y así poder ejecutar su plan. Mientras que se entablan las negociaciones Magallanes mando a Gonzalo Gómez de Espinosa en su esquife a la victoria para poder ajusticiar a Luis de Mendoza.
En esta empresa y como alguacil, Espinosa contaba con los hombres mejores preparados para esta misión. Mendoza no se esperaba que esa noche fuese la última, con su muerte la nao se sometió al alguacil sin mayor resistencia.
Los amotinados seguían con dos naos en su poder, pero al ver que algo había pasado se decidieron a huir. No habían contado con la pericia de Magallanes que iba dos pasos por delante y les había cerrado la salida de la bahía de San Juan con las dos naos que seguían en su bando desde el principio.
La nao San Antonio inicio un combate con la nao Trinidad, pero al ver que no podían escapar se rindieron. La Nao Concepción al ver que la San Antonio se rendía decidió no ofrecer resistencia.
Magallanes sabía que no podía ajusticiar a todos los implicados, así que decidió se benevolente y dar una segunda oportunidad. Eso dejaría en tierra a los cabecillas supervivientes de los que nunca más se supo.
Elcano era el segundo de abordo de Gaspar de Quesada, que era uno de los lideres del motín. Al principio apoyo a Quesada, pero luego pasaría a apoyar al Jefe de la expedición, lo que salvo de ser desterrado.
¿De que se alimentaron en Bahía San Juan?
Más allá del motín, la vida en la bahía de San Juan no era cosa fácil. Las temperaturas habían bajado de manera abrupta y se vieron obligados a buscar su propia comida.
Esas tierras les permitió cazar avestruces, zorros y comer todo tipo de moluscos de la zona. El agua no fue un problema, pues la obtenían de derretir el hielo que los rodeaba. Así pasaron unos cinco meses hasta que la catástrofe apareció.
Durante un reconocimiento la nao Santiago es atrapada por un temporal que la empuja contra las rocas. Este hecho que no tuvo fatídicas consecuencias les permitió entrar en contacto con los nativos americanos de las tierras del fuego. Eran los indios Tehuelches, a los que llamaron patagones por las enormes pies y huellas que dejaban con su calzado en la nieve.
La expedición descubre el estrecho de Magallanes
El tiempo pasaba sin descanso, era el 21 de octubre de 1520 cuando la expedición de Magallanes alcanzo el estrecho que llamarían de Todos los Santos, pero que hoy conocemos como el estrecho de Magallanes.
El cruce por el estrecho no fue sencillo, pero su gesta tenía recompensa. Nuestros exploradores habían alcanzado el mar del Sur e ido tras la última frontera. Llevados por la emoción de ver el mar en calma lo llamaron Pacífico, en cierta manera como advocación para que los respetase en la navegación. Los supervivientes relataron que hasta Magallanes lloró de la emoción, pues él era consciente de que estaban haciendo historia.
Cruzando el Pacífico, lo desconocido
La expedición con ánimos renovados remonto el litoral Chile para posteriormente y con vientos favorables ir a lo desconocido. Magallanes sin saberlo cometió un error fatal al no tocar las costas chilenas antes de iniciar la travesía. Como veréis los meses de navegación que le costo llegar a las Islas de los Ladrones (islas Marianas) fueron muy duros. Los alimentos escaseaban y ya solo contaba con tres naves.
“…las ratas, tan repugnantes para el hombre, se habían vuelto un alimento tan buscado, que se pagaba hasta medio ducado por cada una de ellas“
Antonio Pigafetta. Cronista y superviviente de la expedición.
La situación se había complicando, la falta de víveres y de agua se hizo acuciante. El escorbuto se cobró su peaje, por lo que las islas marianas y las demás escalas que hicieron en las Islas Filipinas fueron básicas para que la expedición no fracasara.
El Pacífico no es el Indico
La decisión de Magallanes de no reabastecerse en suelo chileno se debió a un exceso de confianza. ¿Cómo iba a saber que la tierra era tan grande? Él pensó que simplemente que había llegado al océano Indico por el otro extremo.
Magallanes echo su cuentas y no estimo que el viaje le llevara más de dos meses, por lo que se confió.
“El bizcocho que comíamos ya no era pan, sino un polvo mezclado de gusanos que habían devorado toda su sustancia, y que además tenía un hedor insoportable por hallarse impregnado de orines de rata.“
Antonio Pigafetta. Cronista y superviviente de la expedición.
No descubrimos en este tiempo ninguna tierra, excepto dos islas desiertas, en las que no encontramos mas que pájaros y árboles, por cuya razón las designamos con el nombre de islas Infortunadas.
Antonio Pigafetta. Cronista y superviviente de la expedición.
Poco después de las islas infortunadas llegarían a las islas de los tiburones. Donde al menos pudieron pescarlos y reponerse un poco de tanto calvario. El 6 de marzo de 1521 su suerte cambio, no podían creer lo que sus ojos veían…
Una isla llena de palmeras y todo tipo de vegetación, lo que no contaban era con que los indígenas se abalanzasen sobre ellos para robarles. Entre el botín de estos estuvo un esquife, lo que saco de sus cabales a Magallanes. Estas islas sería conocidas como las de los ladrones (Islas Marianas)
Una vez capturados los ladrones, la situación se calmo y se inicio el comercio que más necesitaban… El de los víveres y el agua. Cuando las despensas estaban llenas y cogieron fuerzas siguieron en busca de las islas de las especies.
Llegando a las islas de San Lorenzo
No debemos olvidar que el motivo principal de la expedición era el comercio de las especias. Por esto cualquier oportunidad de entablar contacto con los nativos de aquellas tierras era una oportunidad de conseguir víveres, riquezas infinitas e información.
La expedición se estaba adentrando en el archipiélago de las Filipinas. Un día llegaron a la isla de Homonhon, donde pudieron encontrar agua y alimentos en abundancia. Con fuerzas renovadas, llegarían a la isla de Limasawa.
Esta isla es importante porque es donde Fernando de Magallanes hizo construir una cruz para tomar posesión de las tierras en nombre de Carlos I. Acto seguido se oficiaría la primera misa en aquellas tierras.
Los miembros de la expedición entraron en contacto con la población de manera cordial y muy amistosa. Los indígenas estaban sorprendidos de la calidad del armamento y la tecnología de los españoles. Estos nativos abrazaron la fe cristiana y el rey local juró lealtad a Carlos I a cambio de ayuda contra Lapulapu.
La última batalla de Magallanes
“Encontramos a los isleños en número de mil quinientos, formados en tres batallones, que en el acto se lanzaron contra nosotros con un ruido horrible…Nos arrojaban nubes de lanzas de cañas, de estacas endurecidas al fuego y piedras… Esta lucha desigual duró cerca de una hora…
Antonio Pigafetta. Cronista y superviviente de la expedición.
Una flecha envenenada vino a atravesar una pierna al comandante quien inmediatamente ordenó que nos retirásemos… Un isleño logró al fin dar con el extremo de su lanza en la frente del capitán, quien, furioso, le atravesó con la suya, dejándosela en el cuerpo. Quiso entonces sacar su espada, pero le fue imposible a causa de que tenía el brazo derecho gravemente herido.
Los indígenas, que lo notaron, se dirigieron todos hacia él, habiéndole uno de ellos acertado un tan gran sablazo en la pierna izquierda que cayó de bruces; en el mismo instante los isleños se abalanzaron sobre él. Así fue cómo pereció nuestro guía, nuestra lumbrera y nuestro sostén.“
El ejército cebuano dirigido por Lapulapu había conseguido un éxito notable dejando fuera de combate al Héroe de Magallanes. Sus compañeros no pudieron hacer nada por él. Y aunque el murió en aquella isla desconocida para la cristiandad, su sueño y promesa al rey Carlos I siguió viva gracias al compromiso que mostraban los supervivientes.
Muerte y traición
Fernando de Magallanes había muerto en batalla, pero esta no fue la única desgracia. El Rey aliado que había jurado lealtad al Carlos I invito a cenar a los oficiales y pilotos, pero la cena resulto ser una trampa. Lo que quedaba de la expedición dejo la isla.
Eran ya poco más de 100 hombres, insuficiente para dirigir las tres naves que les quedaban, así que abandonaron la nao Concepción. Ésta era la que se encontraba en peor estado, así que sacaron todo lo que pudieron y le prendieron fuego.
Elcano toma el mando
Tras múltiples sucesiones de mando, Elcano llegaría a España con los restos de la expedición el 6 de septiembre de 1522. Solo la Victoria y un puñado de héroes lo habían conseguido, pero todos juntos hicieron la gesta más grande de la historia. Demostrar que la tierra era redonda.
En conclusión
Creo que sin lugar a dudas la figura de Magallanes y Elcano son mundialmente conocidas, pero creo que no les hemos dado el reconocimiento que se merecen.
Por lo que he observado del estudio de nuestros héroes y exploradores, observo una disputa inútil en atribuirse los méritos de unos o de otros entre Portugal y España. Creo que es totalmente absurdo, Magallanes nació portugués, pero murió español. Defraudado y minusvalorado por sus compatriotas vino a España en busca de oportunidades, que Carlos I le concedió. Además se asentó y creo una familia.
Fernando De Magallanes no pudo concluir la expedición, pero tuvo claro cual era su objetivo, su sueño. No debemos olvidar que dió su vida por defender los intereses de España en las lejanas tierras de la especiería.
¿Crees qué la hispanidad recuerda y valora como se merece a Magallanes? Déjame tu respuesta en los comentarios, así como otros exploradores hispanos que merezcan ser rescatados del olvido.
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Preguntas y respuestas sobre Fernando de Magallanes
Fernando nació en la villa portuguesa de Ponte da Barca. Esta localidad se encuentra en el actual distrito de Diana do Castelo.
Hernando de Magallanes nació en la primavera de 1480.
Descubrió la una ruta alternativa que unía a Asia, América y Europa. Esta gesta que comenzó en 1519 le llevaría a descubrir y surcar el estrecho de todos los santos, hoy conocido como estrecho de Magallanes. Su gesta le llevo a ser el primer español y europeo en cruzar el océano pacífico o mar del Sur.
El descubrimiento y paso del estrecho de Magallanes, fue un momento crítico de la expedición. La perdida de la fe en Fernando por las dotaciones, la amenaza de otro motín como el de Juan de Cartagena y el temor a lo desconocido fueron sus adversarios… A pesar de estos su perseverancia y liderazgo le permitieron cruzarlo el 27 de octubre de 1520.
Juan Sebastián Elcano y los supervivientes a la épica expedición de Magallanes-Elcano fueron los primeros en circunnavegar la tierra.
El 27 de abril de 1521,Hernando de Magallanes encontró la muerte luchando contra los nativos de la isla de Mactan. Estos eran unos 1500 y estaban organizados en tres batallones. Tras una hora de combate, Magallanes fue herido por una flecha envenenada en la pierna. Los nativos se percataron y centraron su ataque sobre él hasta que le dieron muerte.
Tal y como nos indica Antonio Pigafetta en sus crónicas de la expedición, Magallanes murió por las heridas que le causaron las fuerzas del caudillo indígena Lapu-Lapu. Las fuerzas de los nativos eran de unos 1500 frente a los 49 españoles.
El descubridor de la mar del Sur fue Vasco Núñez de Balboa.
El Estrecho de Magallanes se encuentra en el extremo sur de Sudamérica, entre la Tierra de Fuego, la Patagonia chilena, y gran cantidad de islas que quedan al oeste de ésta hacia el Océano Pacífico. Es el paso natural de mayor valor entre los Océanos Pacífico y el Atlántico.
Fuente: Extraído de la obra del celebre José Toribio Medina,Coleccion de Documentos Inéditos Para La Historia de Chile Desde El Viaje de Magallanes Hasta La Batalla de Maipo, 1518-1818. http://www.memoriachilena.gob.cl