- ¿Qué fue la guerra de las Islas de las Especias?
- Los portugueses habían tomado Malaca
- ¿Cómo eran las Islas de las Especias?
- Llega la expedición de Loaísa a las Especias
- El primer combate en las Molucas
- El primer contraataque
- La mayor batalla naval de las Islas de las Especias
- Y se rompió la tregua
- Los portugueses no juegan limpio
- La debilidad de un joven rey y la inseguridad de uno viejo
- La galera de las Islas de las Especias
- Conclusiones
- Otros artículos imprescindibles para entender los orígenes de la hispanización de Asia
- Preguntas frecuentes
¿Qué fue la guerra de las Islas de las Especias?
Con este artículo quiero restituir y reconocer el honor y valía de aquellos supervivientes de la expedición de Loaísa que consiguieron llegar a las Islas de las Especias y no olvidaron su juramento.
Es cierto que la situación no era fácil; ya sólo les quedaba una nave bastante baqueteada y una dotación bastante disminuida. Aún así, estos hombres darían lo mejor de sí mismos para cumplir su misión: sumar las Islas de las Especias a la corona hispánica.
No quiero que se olvide que al llegar se encontrarían frente a las posiciones ya asentadas de los portugueses. Éstos estaban mejor pertrechados y no les permitirían asentarse en el archipiélago de las Molucas.
Los portugueses habían tomado Malaca
Los lusos habían ido extendiendo su expansión hacia el Este, cruzando el Índico en dirección a las Islas de las Especias. Don Alfonso de Alburquerque ya se había hecho con el control de la isla de Malaca para el monarca portugués en 1511, lo que les garantizó las riquezas del comercio de las especias.
¿Cómo eran las Islas de las Especias?
A principios del siglo XVI las Islas de las Especias se encontraban divididas en cuatro reinos:
- El Reino de Témate o Terrenate.
- El Reino de Tidore.
- El Reino de Gilolo o Jailolo.
- El Reino de Bacham.
Se sabe que el Islam había llegado a las Islas de las Especias a lo largo del siglo XV y que todavía no había convertido a toda la población. Cuando llegaron los portugueses, sólo eran musulmanes los reyes (sultanes) y su nobleza. Con la llegada de los lusos se produjo un desequilibrio de fuerzas en las Islas de las Especias.
Las fuerzas de Portugal se asentaron en los dominios del Reino de Témate donde construyeron almacenes y una fortaleza. La situación creó suspicacias en los otros reinos que ahora se veían en peligro, con miedo de ser aplastados por los de Témate.
Llega la expedición de Loaísa a las Especias
En este ambiente de preocupación de los otros tres reyes aparece la Victoria y la Trinidad (Expedición de Magallanes). Éstos los recibieron con la esperanza de poder nivelarse a su eterno rival de Témate.
Esta misma sensación la tuvieron al ver llegar a la Santa María de la Victoria desembarcando en el Reino de Gilolo. En ese momento el Reino de Tidore había sido derrotado recientemente por la alianza de Témate y los portugueses.
A pesar de la derrota, el Rey de Tidore había conseguido huir con los más leales para iniciar una resistencia, pero la realidad es que no contaba con fuerzas. Los portugueses eran muy poderosos y los otros monarcas temían que se adelantara el momento de su caída.
Urdaneta y las primeras negociaciones con los nativos
Para establecer los primeros contactos con los nativos se asignó a un joven Urdaneta y Alonso de los Ríos, quienes fueron recibidos con alegría y preocupación por su escaso número.
Urdaneta adujo que en realidad la expedición estaba compuesta por siete naves de los que ellos eran los primeros. Una vez realizadas las cortesías de rigor los de Gilolo se dieron prisa en describir lo crítico de la situación.
El antiguo rey de Tidore había muerto y su hijo era demasiado joven. Este había cogido lo restante de sus fuerzas y se había refugiado en las montañas mientras los de Témate y los portugueses se dedicaban al pillaje de las aldeas de su reino.
Los portugueses amenazan a los españoles
La llegada de los españoles no pasó inadvertida, lo cual preocupó sobremanera a los portugueses. Ésto hizo que García Henriques, jefe de la fortaleza de Témate, mandase a Francisco de Castro a ver a los españoles.
De Castro les comunicaba que debían presentarse al gobernador portugués en la fortaleza, pues las Islas de las Especias eran propiedad del Rey de Portugal.
De lo contrario, echaría a pique la nao con toda su gente, porque todas las islas del Maluco y sus comarcanas estaban por el rey de Portugal.
Afirmación de Francisco de Castro anotada por Andrés de Urdaneta
Ante esta amenaza directa los españoles se hicieron los suecos y dijeron que la carta se había firmado y que ellos sí que tenían instrucciones más que precisas del emperador.
Los portugueses no querían empezar una guerra sin saber todavía las fuerzas de sus enemigos, así que mandaron a otro emisario. Esta vez el elegido sería Hernando de Baldaya que tenía el cargo de factor de la fortaleza portuguesa.
Un español se crece ante las adversidades
Los españoles, viendo que la cosa se ponía seria y que no venían refuerzos, tuvieron claro que un buen español se crece ante las adversidades. Embarcaron en su nao y pusieron rumbo hacia el Reino de Tidore.
A pesar de que la falta de viento les hizo retrasarse, el espectáculo que vieron a su llegada no era prometedor. Los españoles mandaron zafarrancho de combate pues ante sí tenían una empresa que no era sencilla:
- Dos carabelas.
- Una fusta.
- Un batel de gran tamaño.
- Otros barcos artillados.
- Ochenta paraos con cientos de guerreros.
Toda esta flota se encontraba bajo las órdenes de Manuel Falcón, el cual no se esperaba una reacción tan osada por parte de los españoles. Así que se retiraría, dejando campo abierto a los españoles.
La nao era grande e iba bien artillada, conociera su gente determinada y el viento era recio, no se atrevieron a llegar a tiro de cañón.
Andrés de Urdaneta
Los españoles serían recibidos por el rey de Tidore (Raja Miu) el 1 de enero de 1527. Gran parte de la nobleza juró lealtad a los españoles y éstos, para demostrarles su amistad, construyeron tres baluartes. En la construcción participó la población, pues el miedo a los de Témate era grande. Una vez realizados, se desembarcó y apostó parte de la artillería y demás enseres de comercio.
Los portugueses siguieron mandando mensajeros exigiendo la rendición de los españoles. De hecho en una ocasión requirieron a Martín Íñiguez en Témate para negociar, pero un amigo portugués le avisó que se trataba de una trampa mortal…
El primer combate en las Molucas
En la noche del 17 de enero y aprovechándose de la oscuridad, los portugueses mandaron una flota con una única misión, acabar con la nao española.
La guardia española estuvo atenta y vió cómo se acercaban unas naves, rápidamente hicieron fuego para dar la alarma. La batalla se desencadenó, los portugueses fueron rechazados, pero a un alto precio. La nao Santa María de la Victoria había recibido un impacto directo que había dañado su casco. Un grumete había muerto y tenían a tres heridos.
Aún así los españoles pudieron responder de manera eficaz a pesar de la sorpresa del ataque. La reacción española se materializó en dos impactos directos que a su vez causaron un muerto y dos heridos.
Con el nuevo día los portugueses volvieron a atacar, eso sí, desde la distancia eficaz de sus armas. Su objetivo era inutilizar la nao, no sumar bajas. Lo cierto es que estuvieron cerca de conseguirlo, pues acertaron a la Santa María de la Victoria en un par de ocasiones.
Tras un combate de más de cuatro horas, los portugueses se retiraron, buscando una posición en tierra desde la cual seguir hostigando con mayor comodidad.
Los españoles y los nativos de Tidore les habían seguido los pasos de manera que cuando menos se lo esperaban… Fueron sorprendidos por el fuego de 15 escopeteros y guerreros de Tidore deseosos de vengar a sus compañeros perdidos. En esta refriega cayeron dos portugueses y dos caballeros de Témate
Los portugueses, dolidos por las pérdidas de sus compatriotas, izaron el pabellón de guerra. La inscripción decía “a sangre y fuego”, toda una declaración de intenciones, que quedó solo en eso. La noche había llegado y con ella los combates tocaron a su fin.
Revienta un cañón portugués
A la mañana siguiente volvieron a la carga, la batalla iba bien para los lusos, habían conseguido tres impactos directos. De repente una explosión, no había sido un impacto por parte de los españoles, era uno de los cañones de mayor calibre que había reventado.
La necesidad de los portugueses de un mayor alcance les llevó a sobrecargar de pólvora sus piezas llevándolas al límite… Hasta que fue demasiado tarde. Se desconoce la dimensión de la muerte y la destrucción debida a la explosión, pero fue suficiente para que los portugueses decidieran retirarse por ese día.
El ataque había sido rechazado, pero los daños de la nao eran grandes y la pólvora se estaba consumiendo a un ritmo alarmante. El problema es que no sabían si recibirían refuerzos o nuevos suministros.
El primer contraataque
Ya estaban a día 20 cuando los aliados españoles de Gilolo detectaron un par de paraos en dirección a Témate. No desaprovecharon la oportunidad y se lanzaron a apresarlos. Por cada embarcación de los de Gilolo iban dos o tres españoles con sus arcabuces.
La persecución no fue fácil, pero al final consiguieron apresar a una de las embarcaciones enemigas. Al verse apresado, el único portugués de la embarcación saltó a la mar. Moriría ahogado al no saber nadar, cosa común en aquella época.
Del resto de nativos de Témate 21 fueron pasados a cuchillo por los de Gilolo, pudiendo salvar solo a dos los españoles.
Con harta pena de aquella matanza, se opusieron a los de Gilolo a cuchilladas…
Andrés de Urdaneta
Lo que resultó del todo inevitable fue que los guerreros de Gilolo se llevaran las cabezas de sus enemigos como trofeos para su rey. Además, el parao capturado llevaba clavo y dos piezas ligeras de artillería.
Luchas, treguas y golpes de mano
La guerra ya era total y el rey de Gilolo exigía una mayor presencia española en su reino. No querían pasar por la suerte de los de Tidore. Por esto la expedición española destinó a unos 20 hombres y dos de las piezas de artillería apresadas.
Por otro lado, y conscientes de que la nao Santa María de la Victoria estaba neutralizada, decidieron cambiar de estrategia. Se embarcarían hombres en los diferentes paraos (dos o tres) y se les dotaría de alguna pieza ligera de artillería. Esta potencia de fuego sería acompañada por arcabuceros que se encargarían de las distancias próximas.
Con esta nueva organización para el combate se iniciaría una durísima lucha en contra los portugueses y los nativos de Témate. Esta guerra sería favorable para los españoles, pero su falta de logística les penalizó e hizo brillar con especial fulgor. Uno de esos héroes sería Andrés de Urdaneta.
La mayor batalla naval de las Islas de las Especias
A principios de junio se daría uno de los combates más asombroso de todo el siglo XVI. En este recóndito archipiélago de las Molucas se enfrentarían más de cincuenta embarcaciones en un combate de más de seis horas. El resultado de la contienda quedó en el aire y ninguno consiguió sus objetivos.
¿Os acordáis de la flota portuguesa a la que le reventó el cañón en el ataque a la Santa María de la Victoria? Esta debido quedar bastante afectada por aquella acción, pues no apareció en en la que estaba llamada a ser la batalla decisiva.
Por su lado, en las fuerzas españolas empezaba a crecer la preocupación, pues de nada servían las victorias locales si nadie sabía que estaban vivos y en las Molucas.
Hubo que tomar una decisión y los carpinteros. con el apoyo de los nativos, empezaron a construir una nao sobre la marcha. El gran problema fue que el desconocimiento de las maderas locales y su tiempo de curado hicieron que la nave se pudriera antes de botarla.
Eso sí, los españoles no se rindieron y construyeron otro tipo de naves muy marineras para esas aguas. Construyeron una galera ligera de diecisiete bancos, que sería el nuevo buque insignia de la flota imperial.
Los portugueses volvieron a la diplomacia
Aunque la situación portuguesa era bastante mejor, las derrotas se iban sucediendo y acumulando, lo cuál les llevó a cambiar de estrategia otra vez, no fueran a ver sus aliados de Témate que eran la facción débil.
Don Manuel Falcón se embarcó en una nao y se dirigió hacia la isla de Tidore para reunirse con Martín Íñiguez. La propuesta que llevaba Don Manuel era la de un armisticio, pues se habían confundido al atacarles por confundirlos con corsarios.
Podríamos decir que debido al fuerte carácter de Falcón e Íñiguez llegaron a un punto en el cual el español retó a un duelo al portugués. Creo que esta solución habría solucionado mucho sufrimiento y habría sido muy épica al mismo tiempo. Lo peor de todo fue que hubo dos deserciones…
Con la llegada del portugués Jorge de Meneses en 1527, los portugueses reanudaron sus esfuerzos diplomáticos. La posición portuguesa se había visto muy reforzada con las dos naos que trajo su nuevo Comandante.
Si no puedo con los españoles compraré a sus aliados
La situación seguía inmóvil y mantener una fuerza española aliada con los caciques locales era un riesgo demasiado grande para Meneses. Así que probó con otra faceta de la diplomacia: la traición.
Meneses envió emisarios con la misión de sobornar a los reyes de Gilolo y Tidore. La idea era que aprovechando la noche y la sorpresa, ambos reyes aniquilaran las fuerzas españolas. Por suerte para los españoles, esta conjura fracasó, pero la cosa no quedó en eso.
Los portugueses seguían en su afán de evitar un conflicto directo y buscaban por cualquier medio el debilitar y acabar con los españoles. Una vez fracasados sus planes, Meneses decidió mandar un comando para que envenenara el pozo que suministraba agua a las fuerzas españolas.
La suerte estaba otra vez del lado de los españoles, pues el sacerdote español se confesaba con el portugués y éste le confeso los pérfidos planes de sus compatriotas. La muerte estuvo más cerca que de costumbre, pero la celada portuguesa fue neutralizada.
Y se rompió la tregua
A pesar de todo lo contado, la tregua seguía en pie. Pero un día, una flotilla compuesta por dos paraos y multitud de canoas auxiliares se lanzó sobre unos pescadores de Gilolo.
Esta acción le costó la vida a cerca de 15 hombres, como indicaría Andrés de Urdaneta. El propio Urdaneta se enfrentaría a los portugueses, culpándolos de lo acontecido… Estos lo negaron y atribuyeron la acción a las pugnas entre los pueblos nativos. Fuera como fuese la mecha de la venganza ya estaba encendida.
En el reino de Gilolo no se tomaban estos asuntos con ligereza y su rey llamó a las armas a su nación. Armaron su flota y pidieron ayuda a los españoles para una acción de castigo. Ésta se saldó con el apresamiento de unos 12 paraos de Témate. La suerte de las tripulaciones fue la muerte o la esclavitud.
Los portugueses se quejaron al jefe de los españoles, Martín Íñiguez. La cosa parecía que iba bien y que todo se iba a sofocar, pero entonces murió el caudillo español. Los españoles estaban convencidos que Iñiguez había sido envenenado en una comida durante las negociaciones. Se cree que el asesino fue Hernando de Baldaya, factor de la fortaleza portuguesa.
Los portugueses no juegan limpio
Don Hernando de la Torre había sido elegido como nuevo Capitán de la expedición y no tendría un mando nada fácil. Tenía experiencia y había sido Teniente de Martín de Íñiguez, pero los portugueses con sus malas artes no se lo pondrían nada fácil.
Al poco de hacerse al cargo hubo una deserción del bando luso al español. Un tal Francisco Pérez, que se decía natural de Écija, intentó quemar las naves que los españoles estaban construyendo, por suerte la madera no prendió y este traidor pudo ser apresado.
La siguiente argucia sería una emboscada naval. Los aliados españoles de Tidore se encontraban en bastante mal estado por la ocupación de portugueses y súbditos de Témate. La política de tierra quemada de éstos los había dejado sin recursos y necesitaban recoger algo de lo que quedaba de la cosecha para sobrevivir.
Ante esta vicisitud, se organizaron distintos paraos con españoles a bordo para dar seguridad. El objetivo era recoger la cosecha de zonas recónditas de las islas del reino. Todo iba bien a la ida, pero el peor enemigo de un explorador es la confianza en exceso.
Al regreso, cada parao lo hizo por su cuenta con funestos resultados. Varias naves capturadas, y los españoles y aliados masacrados.
La debilidad de un joven rey y la inseguridad de uno viejo
El Rey de Tidore era demasiado joven y su madre tenía sus propios criterios y favoritos. Todos estos fueron los ingredientes para un enfrentamiento abierto, una guerra civil en el ya debilitado reino de Tidore. El favorito de la reina madre fue derrotado y ajusticiado, volviendo todo a la normalidad.
En cierta manera los portugueses también llevaban su parte, pues García Hernández se amotinó contra Meneses lo que les llevaría a bastantes avatares hasta que llegaron a un acuerdo.
El Rey de Maquian conocía de lo que eran capaces los portugueses y el Rey de Témate, por lo que decidió acercarse a los españoles. Este Rey regaló una juanga, era un barco más grande que un parao, a cambio de apoyo militar. Los españoles no les fallaron y mandaron un pelotón con arcabuces para apoyar al nuevo aliado.
Los lusos no tardarían en enterarse y mandarían una flota de castigo capitaneada por García Henriques. La flota era de importancia, con un batel, una carabela y una fusta más unos 20 paraos. La derrota que sufrieron los españoles fue aplastante, muriendo en el combate Martín de Somorrostro y capturando a Pablo Marinero. El resto se consiguió replegar junto al rey y seguidores al centro de la isla. Al tiempo conseguirían traspasar el control portugués y unirse a las fuerzas de Tidore. La isla quedo arrasada a modo de aviso: quedaba claro que sería una lucha sin cuartel.
La galera de las Islas de las Especias
El tiempo iba en contra de las menguantes fuerzas españolas: la construcción de nuevos navíos se había retrasado de manera constante por los cultos locales, pero ya estaba en servicio. El 18 de enero de 1518 las fuerzas españolas en Tidore recibieron su galera. Según nos cuenta Urdaneta en sus crónicas, esta galera tenía 17 bancos de remos, le instalaron las mejores piezas de artillería que todavía conservaban. Todo este potencial quedaría al mando de Alonso de los Ríos que contarían con el apoyo de Urdaneta como tesorero y guerrero.
No tardaría en entrar en acción y capturar las primeras naves enemigas, con sus portugueses y artillería. Hubo batallas navales de gran importancia con resultado ambiguo. Ésto hizo recapacitar a los portugueses que se plantearon derrotar a los españoles a través de los indígenas. Iniciaron una serie de expediciones de castigo que tan solo pretendían desgastar las fuerzas locales llevándolas al colapso.
Los españoles juntaron todas las fuerzas que pudieron de sus aliados y se lanzaron al ataque contra la flota de Témate. La batalla fue especialmente cruenta, pero no fue decisiva. Se consideró que las fuerzas españolas vencieron a pesar de la inferioridad numérica, pero a un precio alto, muy alto. En las más de tres horas de combate los españoles habían agotado la pólvora y el goteo de bajas no cesaba. Eso sí, una noticia se hizo eco… una nao desconocida se acercaba.
Conclusiones
Estos exploradores hispanos supieron mantener su juramento y su honor en unas situaciones muy difíciles de imaginar a día de hoy. La capacidad de liderazgo que tenían los distintos Capitanes que tomaron el mando son desde mi punto de vista un auténtico ejemplo de lo que hoy llaman <<mission Command>>.
Estos hombres supieron demostrar que sabiendo el propósito de sus jefes, su Rey, era suficiente y lo dieron todo. Otro hecho que me llamo la atención cuando conocí su hazaña fue la de la facilidad de establecer relaciones entre iguales que estos españoles tenían. ¿Crees que es un rasgo hispano el don de gentes y saber tratar e integrarse con otras culturas?
Espero tus respuestas en los comentarios y si quieres saber como acaba no dudes en decírnoslo.
Otros artículos imprescindibles para entender los orígenes de la hispanización de Asia
Andrés de Urdaneta
Juan de Salcedo Legazpi
Martin de Goiti, un explorador y conquistador español de las Filipinas
Ruy López de Villalobos y su expedición a las Filipinas
Miguel López de Legazpi
Álvaro de Saavedra Cerón al rescate
La expedición de Jofre de Loaísa
Preguntas frecuentes
Principalmente en las islas de las especias se producía la mayoría de la nuez moscada, en el clavo de olor y la pimienta que se comerciaba a nivel mundial.
Las islas de las especias es como se conocía a las actuales islas Molucas.