- La Malinche una de las grandes mujeres de la historia
- Orígenes de La Malinche: cuando su nombre era Malinalli
- El comienzo de la aventura: Hernán Cortés zarpa de la isla de Cuba, rumbo a su destino
- La Malinche y Hernán Cortés se conocen
- Comienzo de la gesta: primeros pasos hacia Cempoal y Tlaxcala
- Primera entrada en Tenochtitlán
- El Gobernador de Cuba intenta prender a Cortés: la expedición de Pánfilo de Narváez
- La Noche Triste: el punto de inflexión que pudo ser el punto y final de Cortés
- Asalto final a Tenochtitlán
- Últimos años de Malinche
- El papel de Malinche en la conquista
- Mis Conclusiones
La figura de la Malinche es fundamental para poder entender la historia de América y España desde el siglo XVI. J.J. Merino nos trae en uno de sus mejores artículos la vida y el impacto que causo esta gran mujer.
La Malinche una de las grandes mujeres de la historia
De todos es sabido el papel que tuvieron los grandes nombres de Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Cabeza de Vaca, Diego de Almagro, o Pedro de Valdivia en la conquista y exploración de los nuevos territorios que, desde la llegada de Cristóbal Colón, se abrían al oeste del Océano Atlántico. Junto a ellos, muchos otros hombres y mujeres, tanto peninsulares como oriundos de esas tierras, tienen un papel esencial en el devenir de la historia y en la constitución de los Virreinatos y Capitanías Generales hispanoamericanas.
De estos personajes, hay algunos que causan gran controversia, por el papel que tuvieron en los grandes hechos históricos en los que participaron, como por ejemplo las guerras civiles tras la conquista del Imperio Inca entre españoles pizarristas y almagristas, o el personaje que vamos a tratar en este artículo. Se trata de La Malinche, que fue intérprete de Hernán Cortés durante la conquista del Imperio Azteca. Esta es su historia.
Orígenes de La Malinche: cuando su nombre era Malinalli
En las fuentes históricas se la conoce como Malinalli, Tenepal (que habla con vivacidad), Malintzin, Doña Marina (nombre que recibe al ser bautizada al convertirse al cristianismo).
El origen exacto de Malinalli no se conoce con exactitud. Se cree que nace en torno al año 1500 en la ciudad de Oluta, actual región de Veracruz. Otros creen que es originaria de Huilotlan, zona al noroeste de Tenochtitlán.
El origen olmeca de Malinalli
Posiblemente sea de origen olmeca, dado que cerca de Oluta se encuentra la antigua capital olmeca de Coatzacoalcos, o de origen azteca asentados en esa zona tras pasar a ser controlada por Tenochtitlán.
Se cree, dada su educación y su conocimiento del comportamiento que debía tenerse en la corte de los caciques, que era de origen noble, incluso que su padre pudo ser gobernador azteca de Copainalá.
La Malinche vendida como esclava
Este origen podría ser la razón de su dominio del náhuatl, pues sería su lengua materna. Al morir su padre y casarse su madre con otro noble con el que tiene un heredero, el matrimonio toma la decisión de que Malinalli no debe seguir en la familia para que el hijo heredase todas las posesiones. Por esta razón que es vendida como esclava a unos mercaderes, y tras una serie de avatares, pasa a ser un tributo de paz entre aztecas y mayas, pasando a la corte del cacique maya de Tabasco. Es aquí donde aprende a hablar con mucha fluidez la lengua maya.
El comienzo de la aventura: Hernán Cortés zarpa de la isla de Cuba, rumbo a su destino
Hernán Cortés, tras salir de la isla de Cuba para iniciar la conquista de Tierra Firme desobedeciendo la orden del gobernador de la isla, Diego de Velázquez, toca tierra en la península de Yucatán con 550 españoles, 200 auxiliares negros e indios y 16 caballos. Allí contacta con los líderes mayas, firmando tratados de amistad con ellos.
Desde el inicio de esta aventura cuenta con dos indígenas mayas capturados dos años antes, uno llamado Melchorejo y una mujer jamaiquina, que fueron los primeros intérpretes de los españoles en la lengua maya. Tras costear la península de Yucatán por el norte y el oeste, tocan tierra en Cozumel, donde sigue entrevistándose con líderes locales, y confirma la presencia de dos náufragos españoles de un barco perdido hacía ocho años y que los mayas apresaron.
Intenta ponerse en contacto con ellos a través de aliados locales, consiguiendo que Jerónimo de Aguilar acudiese a su llamada. Jerónimo se incorpora a la expedición en calidad de intérprete maya-castellano, pues lo hablaba tras su cautiverio con extraordinaria fluidez. El otro náufrago, Gonzalo Guerrero, no acude a la llamada, pues era libre, gozaba de buena posición en su ciudad (era líder militar) y estaba casado con una indígena con la que tenía varios hijos.
La traición de Melchorejo
La expedición continúa hasta arribar a Tabasco, donde desembarcan y piden a los locales que les suministren alimentos y agua. Lo hacen, aunque no en cantidad suficiente, por lo que desembarca una pequeña fuerza para obtener suministros. En este desembarco escapa Melchorejo, que aconseja a los indígenas que ataquen a los españoles.
Los indígenas se resisten a someterse a los recién llegados, comenzando unas escaramuzas que llevan a la primera batalla entre conquistadores e indígenas en Tierra Firme, la batalla de Centla, librada el 14 de marzo de 1519.
La Malinche y Hernán Cortés se conocen
El resultado fue victorioso para las armas españolas, debido a que los mayas temían a los caballos y por la superioridad del armamento de los hombres de Cortés. Se funda tras la batalla la ciudad de Santa María de Victoria (hoy desaparecida), y los mayas locales (chontales), vencidos en la batalla, entregan como símbolo de paz con los españoles a 20 mujeres, siendo una de ellas nuestra protagonista, Malinche.
Es bautizada con el resto de mujeres, dándosele el nombre español de Marina y es entregada a Alonso Hernández Portocarrero, uno de los hombres de Cortés.
Según va avanzando la expedición al norte, a tierras donde se emplea el náhuatl, se empieza a ver el gran valor que tiene Malinche, dado que ella podía traducir del maya al náhuatl. Esta importancia se aprecia cuando Cortés recibe en lo que hoy es San Juan de Ulúa a unos emisarios de Moctezuma II.
Al comenzar a hablar a Jerónimo, éste no entiende una sola palabra de lo que dicen y Malinalli, que aún no había llamado la atención de Cortés, comienza a hablar con ellos, y a traducir al maya las palabras de los embajadores.
Malinche se convierte traductora de maya al náhuatl
Por lo tanto, y a partir de este momento, Jerónimo de Aguilar traduce del castellano al maya, y Malinche, del maya al náhuatl. De esta forma, Malinche va aprendiendo también el español. Al ver la utilidad que va cobrando Malinche, Cortés decide tomarla para sí, además de, una vez que es capaz de hablar castellano, sustituir también a Jerónimo de Aguilar.
Tan cercana a Cortés se vuelve Malinche que en el Lienzo de Tlaxcala se la representa siempre al lado del conquistador. Las palabras de Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera de la conquista de Nueva España” muestran la alta estima de Malinche:
“…no fue nada éste presente en comparación de veinte mujeres, y entre ellas una muy excelente mujer, que se dijo Doña Marina, que así se llamó después de vuelta cristiana…e de las otras mujeres no me acuerdo bien de todos sus nombres mas éstas fueron las primeras cristianas que hubo en la Nueva España. Y Cortés las repartió a cada capitán la suya, e a esa doña Marina, como era de buen parecer y entremetida e desenvuelta, dio a Alonso Hernández Portocarrero”.
Bernal Díaz del Castillo
Malinalli, además de ejercer de intérprete, también asesora a los españoles en todo lo relacionado con la vida de los indígenas de la zona: costumbres, religión, tácticas miliares, etcétera.
Además, ejerció también como embajadora y proporciona información del descontento de algunas ciudades-estado sometidas a Tenochtitlan y que podrían aliarse con Cortés. Tras la primera embajada azteca, Moctezuma les envía otra con ricos presentes, en las que les conmina a los españoles a marcharse. Sin embargo, lo que consigue es alimentar su ambición. Fundan la Villa Rica de la Vera Cruz (actual Veracruz), estableciendo un cabildo que sería el primer ayuntamiento del continente.
Comienzo de la gesta: primeros pasos hacia Cempoal y Tlaxcala
Desde Veracruz, los españoles marchan a Cempoal, donde inicia tratos con el teuctli (cacique en lengua local) Chicomácatl para que se alce contra Tenochtitlan y se alíe con los españoles.
Tras una serie de eventos, como el de negarse a pagar los impuestos a Tenochtitlan, 30 pueblos totonacas se reúnen en Cempoal y se alían con Cortés, aportando unos 1300 guerreros a la hueste. Tras hundir las naves por declararlas innavegables, continúan el avance hacia el norte el 16 de agosto de 1519.
Además continuo estableciendo alianzas con las poblaciones por las que discurría el movimiento, llegan a Tlaxcala. Allí reciben a los españoles con una emboscada, en la que los tlaxcaltecas aventajaban numéricamente a los españoles, pero sin embargo vencieron los conquistadores.
Las 300 damas de compañía de Malinche
Tras otras escaramuzas el 18 de septiembre de 1519, con Malinalli como consejera e intérprete, se establece la alianza entre Tlaxcala y Cortés, esencial para vencer al Imperio Azteca y sin la cual la conquista de los terrenos que constituyeron el Virreinato no hubiera sido posible. Además de otros regalos y de suministro, Tlaxcala entrega a Cortés 300 mujeres, que según el cronista Muñoz Camargo, pasan a ser damas de compañía de Malinche:
“—viendo que algunas destas esclavas se hallaban bien con los españoles, los propios principales daban sus hijas propias porque, si acaso algunas se empreñasen, quedasen entre ellos generaciones de hombres tan valientes y esforzados. Y así fue que el buen Xicoténcatl dio una hija suya, hermosa y de muy buen parecer a Don Pedro de Alvarado por mujer, que se llamó Luisa Techquilhuastzin…. Y por esta orden, se dieron muchas hijas de señores a los españoles, para que quedase de ellos casta y generación, por si se fuesen de la tierra…”.
Cronista Muñoz Camargo
Tlaxcala Muy noble y muy leal
El papel de los tlaxcaltecas es muy importante, y hay que destacar que el Rey Felipe II otorga el título de “Muy noble y muy leal” a la ciudad en reconocimiento por el papel que juega en la victoria ante Tenochtitlan, y por la participación activa de tropas de la ciudad en las expediciones que a partir de esta conquista se llevan a cabo, llegando incluso a combatir en las Filipinas pocos años más tarde, armados ya como los españoles.
Al llegar a Cholula, ciudad aliada de los aztecas y enemigos de Tlaxcala, son acogidos con amistad los españoles, que se alojan en la ciudad junto con los aliados de la ciudad de Tabasco. Los 2000 auxiliares tlaxcaltecas deben quedarse acampados fuera de la ciudad. Al principio colmaron a los recién llegados de atenciones, mientras secretamente recibían instrucciones desde Tenochtitlan para atacar y acabar con los españoles. Tras dos o tres días, comienzan a evitar tener contacto, y es durante este tiempo cuando una anciana confiesa a Malinche lo que se estaba fraguando, alertando ésta a Cortés y al resto de la tropa. El día siguiente, por la mañana, Cortés ataca sin previo aviso a los cholultecas, produciendo una gran matanza. Tras catorce días en la ciudad, los cholultecas cambian de bando y se alían con Cortés.
Primera entrada en Tenochtitlán
Reorganizadas las fuerzas, siguen hacia el Tenochtitlán, recibiendo por el camino sucesivas embajadas de Moctezuma para que se marcharan. Pero estos esfuerzos no dieron su fruto, y el 8 de noviembre de 1519 llegan a la capital azteca 400 españoles, 4000 auxiliares y 16 caballos (que causaban estos últimos gran pavor a los pobladores locales). Son recibidos por el propio monarca, junto con un gran séquito, y tras el intercambio de regalos, se alojan en un palacio céntrico de Tenochtitlan. Durante unos días se entrevistan ambos líderes, siempre con la presencia de Malinche, la intérprete y consejera de Cortés.
Poco a poco se somete a Moctezuma, llegando incluso a retenerlo engrilletado en el palacio donde residen los españoles, causando este hecho cada vez más desconfianza en los aztecas. Durante los siguientes meses, se dedican a reconocer los lugares donde están las minas de oro, así como a intentar convencer a Moctezuma y a los tlahtoani del resto de ciudades confederadas de Tenochtitlan que abandonaran sus dioses y se convirtieran al cristianismo.
Mientras todo esto sucede, el gobernador Diego de Velázquez requisa las propiedades de Cortés en la isla de Cuba, y organiza una fuerza expedicionaria para prenderlo por rebelde. Esta fuerza estará compuesta por 1400 soldados, 80 caballos, 20 piezas de artillería de diferentes calibres, y 1000 indígenas de la isla, en calidad de auxiliares. Recordemos que la fuerza de Cortés cuando llega a Tierra Firme es de 550 soldados, 200 auxiliares negros e indios y 10 caballos.
Viendo la magnitud de las fuerzas se puede deducir las dotes militares de Cortés, y que Velázquez tenía al extremeño por un hombre extremadamente inteligente. Sin embargo, una tormenta dispersa las naves en su trayecto entre la isla y Veracruz, llegando un barco aislado dos días antes y alertando a los partidarios de Cortés de las intenciones que tiene Pánfilo de Narváez, líder de la expedición. Los de Veracruz mandan aviso a Cortés, que sale de Tenochtitlan hacia la costa, dejando en el palacio de la capital a Pedro de Alvarado con 80 hombres.
El Gobernador de Cuba intenta prender a Cortés: la expedición de Pánfilo de Narváez
Se encuentran ambos cuerpos en Cempoal. Narváez había acampado, seguro de que Cortés no atacaría, cosa que sin embargo hizo, por sorpresa a pesar de lo reducido de su fuerza armada.
Con una organización del ataque propia de una encamisada en las guerras europeas (hay que destacar que alguno de los compañeros de Cortés había combatido en Italia a las órdenes del Gran Capitán), y previo soborno de parte de los hombres de Narváez, consiguen capturar al líder de la expedición. Hubo muy pocas bajas (unas 15 en total, entre indígenas y españoles), rindiéndose a Cortés pues habían sido informados los componentes de la expedición de la gran riqueza de esa tierra, y aceptaron a Hernán Cortés como líder. La Malinche, durante este tiempo, permanece como intérprete en Tenochtitlan.
Las cosas en la capital no marchan tranquilas en absoluto. Tras un ritual religioso, Pedro de Alvarado ordena cerrar las puertas del templo sagrado y comete una masacre con los allí presentes, lo que provocó una revuelta en la población, intentando asaltar el palacio donde residían los españoles y tenían a Moctezuma retenido. Estas noticias llegan a Cortés, que se apresura a volver con sus nuevas fuerzas a Tenochtitlan.
La Noche Triste: el punto de inflexión que pudo ser el punto y final de Cortés
A pesar de que pueden reunir las fuerzas en el palacio, los aztecas continúan con el asedio, llegando a morir el propio Moctezuma de una pedrada, al ya no ser reconocido por su pueblo. Al quedarse sin suministros, Cortés ordena abandonar la ciudad, de noche y portando todo el oro posible, lo que da paso al episodio conocido como Noche Triste, el 30 de junio de 1520.
Se organiza la columna con un cuerpo de vanguardia que va abriendo paso, un grueso en el centro para protección del tesoro, junto con la artillería, Malinche y el resto de mujeres y algunos rehenes aztecas, y en retaguardia, otra parte de la fuerza para protección de la retirada. Sin embargo, son hostigados desde canoas que navegan por los numerosos canales de la capital, llegando incluso a retirar pasarelas para que no pudieran escapar. Se calcula que las bajas de esa noche fueron de unos 800 soldados españoles, un gran número de aliados tlaxcaltecas y unos 40 caballos, además de la mayor parte del oro y un buen número de armas de fuego.
Los cronistas de la época dicen que, tras la salida de Tenochtitlán y viendo Cortés la magnitud del desastre, lloró sentado al pie del camino, mientras veía como se incorporaban los rezagados, algunos heridos de gravedad.
La “Historia General de las Indias” de Francisco López de Gómara lo expone así:
“….Cortés a este se paró, y aún se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque de la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino, y no solamente lloraba de desventura presente, más temía la venidera por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían?”.
Francisco López de Gómara
Malinche sobrevive, junto con otras mujeres indígenas, reincorporándose a la hueste. Este hecho hizo que conociera también la cara de la derrota.
Tras reorganizar la escasa fuerza con la que contaba Cortés, se libra la batalla de Otumba. 800 españoles, 13 caballos, y 1000 auxiliares de Tlaxcala contra 200000 aztecas y aliados. Gana la batalla el bando de Cortés, tras luchar como auténticos leones los 1800 hombres y mujeres (recordemos que María de Estrada, protagonista de un artículo de esta página, lucha allí como un soldado más). Esto da a Cortés tiempo para reorganizarse, tardando un año en poder volver a tomar Tenochtitlan. En este tiempo, Malinche sigue ejerciendo de consejera y consiguiendo que más ciudades se sumaran al bando de Cortés y los españoles.
Asalto final a Tenochtitlán
Mientras tanto en Tenochtitlán, Cuauhtémoc, el nuevo líder azteca, intenta conseguir infructuosamente más aliados, y mejora las defensas de la ciudad, pues cree que los españoles volverán. Antes de dirigirse a Tenochtitlán, Cortés realiza una campaña para cortar los suministros que recibe, conquistando o aliándose con las ciudades tributarias que tiene alrededor, mientras varias naves llegan desde Cuba y desde la península Ibérica con refuerzos para Cortés, mientras que en Tlaxcala los carpinteros españoles preparaban las tablazones para construir trece bergantines de la mano de Juan Rodríguez Cabrillo.
Tras una serie de operaciones en los alrededores de la capital durante las que en repetidas ocasiones se pide a Cuauhtémoc que se rinda, se aísla Tenochtitlan y se procede a la botadura de los bergantines. Durante los 93 días de asedio, en los que no hubo uno solo en que no se combatiera, hubo multitud de bajas.
A los españoles que cogía prisioneros los sacrificaban en lo alto de los templos, a la vista del resto de combatientes. El 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc se rinde a Cortés, dirigiéndose a Malinche en náhuatl para que le tradujera al extremeño, con las siguientes palabras que Hernán Cortés en su tercera carta de relación:
“…llegóse hasta mí y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese, y puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese puñaladas y le matase…”.
Hernán Cortés
Cuauhtémoc fue repuesto en su cargo, aunque cautivo de los españoles, consiguiendo con eso apaciguar a los aztecas. Tras un tiempo en el que se reconstruye Tenochtitlán al estilo europeo del Renacimiento, se tortura a Cuauhtémoc para conocer el paradero del oro de Moctezuma.
Últimos años de Malinche
En 1523 da a luz a Martín Cortés “el mestizo”, hijo ilegítimo de Hernán Cortés, y que es considerado como el primer mestizo del Virreinato de Nueva España. Probablemente no es cierto que fuera el primero, pero es significativo por ser vástago del líder español en la conquista del Imperio Azteca. Por cierto, el hijo que Hernán Cortés tuvo posteriormente con su esposa Juana de Zúñiga, también se llamó Martín Cortés.
Años más tarde, en 1524, marcha con Cortés a una expedición a Honduras, contrayendo matrimonio con Juan Jaramillo, uno de los capitanes de Cortés y alcalde de México poseedor de una importante encomienda, del que tiene una hija.
Se instalan a partir de 1526 en la capital, llevando vida de personas nobles. En esta época, su hijo Martín Cortés pasa a casa de un primo del conquistador, Juan Altamirano.
En torno a 1527, según algunas fuentes, Malinche fallece. La causa de dicho fallecimiento es desconocida, aunque es muy probable que fuera por alguna de las epidemias que asolaron la región en esta época y que causó gran mortandad entre los locales, dado que no contaban con las defensas necesarias para no contraer estas enfermedades.
El papel de Malinche en la conquista
Las crónicas de la época, como la “Historia verdadera de la conquista de Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo, nos muestra el papel esencial que tuvo Malinalli en la misma, con frases como “…sin la ayuda de doña Marina, no hubiéramos entendido los idiomas de la Nueva España y de México…”.
Podemos deducir que sin el conocimiento tanto de las lenguas como de las costumbres, la conquista del Imperio Azteca no se hubiera llevado a cabo en tan pocos años, pues hubiera costado mucho más tiempo el poder realizar un análisis de la situación política de la zona.
El hecho de saber de primera mano los problemas internos entre los aztecas y las ciudades subyugadas por ellos, y el poder conseguir que los traicionaran para aliarse con los españoles para librarse de ese dominio fue una carta maestra en la conquista. Y quien hizo posible la forja de estas alianzas fue la Malinche. Tal fue la importancia que tuvo que a Cortés le conocían como el señor de Malinche, o el que va con Malinche. Este papel central de la intérprete está reflejado en las imágenes representadas en el lienzo de Tlaxcala, donde en la mayor parte de las mismas se le representa en el centro, desplazando tanto a los líderes indígenas como a Cortés.
Mis Conclusiones
La única conclusión mía con la que prácticamente cualquier lector coincidirá conmigo es que realizó una labor esencial para conquistar el Imperio Azteca. Su labor no sólo de traductora, sino de consejera de Hernán Cortés por ser conocedora de la cultura azteca y de los demás pueblos de la órbita de Tenochtitlán, fue esencial para forjar las alianzas con algunos de estas ciudades-estado para poder llegar al objetivo final, la conquista de Tenochtitlán.
El resto de conclusiones pueden diferir del resto de lectores. Yo no creo que lo hiciera como venganza por haber sido vendida como esclava por su familia, pues se hubiera podido contentar con llevar a Cortés hasta la ciudad de donde era originaria y convencerle para arrasarla. Probablemente en un primer momento sí lo hizo por admiración hacia los conquistadores, pues al igual que el resto de indígenas, creyeron que los españoles eran semidioses. Y durante el resto del tiempo es muy posible que la admiración por su inteligencia de Cortés hacia ella, y de ella hacia Cortés la llevara a seguir siendo su principal consejera.
Algunos pueden pensar que se vendió, otros que supo adaptarse para sobrevivir, y otros, entre los que me encuentro, creemos que lo que hizo, en realidad, salvó muchas vidas, puesto que evitó un conflicto más duradero, dado que los españoles no iban a renunciar a lo que la vista les ofrecía.
La historia ha denostado y maltratado a la Malinche, y creo que es de justicia reconocerla como la originadora, junto a Cortés, del Virreinato de Nueva España entonces y hoy de México. Lugar donde el mestizaje es la principal característica, y centro de irradiación de la influencia española en el norte de América, llegando a lo largo de los tres siglos siguientes hasta California, las grandes praderas del interior (ver artículo de Juan Bautista de Anza) e incluso hasta la que se denominó la Alaska Española.