La biografía Lawrence Oates
El capitán Lawrence Edward Grace Oates, nació en Londres, el 17 de marzo, de 1880, muriendo en la Antártida, el 16 de marzo de 1921. Fue un militar y explorador antártico británico. Se educó en el Eton College e hizo su servicio militar durante la Guerra de los Bóeres, como oficial del Cuerpo de Dragones.
En 1910, solicitó ser incluido en la expedición de Scott al Polo Sur, en la que fue admitido en función de su experiencia con los caballos y su contribución en la financiación de la expedición.
Uno de los elegidos 5 elegidos de Scott
Al igual que otros miembros de la expedición, Oates no tenía experiencia polar previa. Aún así Scott lo seleccionó como uno de los cinco hombres que le acompañarían en el último tramo del viaje y pisarían finalmente el polo.
Oates, que en principio fue seleccionado como miembro expedicionario, por su experiencia con los caballos (Oates también financió la expedición con mil libras).
Recordemos que Oates, era capitán del cuerpo de dragones, a pesar de su experiencia, finalmente, no participó en el proceso de adquisición de los caballos que posteriormente fueron utilizados. Para dicha tarea, Scott seleccionó a un experto en canes Cecil Meares, siendo éste, enviado a Siberia para adquirir tanto perros como ponis.
Se dio la circunstancia, que al ser no ser un experto, la selección de ponis no fue adecuada, siendo muchos de ellos poco aptos para su uso prolongado en la Antártida. Esto fue también un motivo de conflicto con Scott.
Oates el experto en caballos
Cherry-Garrard escribió sobre él:
“Venía a cuidar de los caballos, y como oficial de los Inniskillings tenía, sin duda, un excelente entrenamiento. Pero su habilidad iba mucho más allá. Había pocas cosas que no supiera sobre caballos, y es una pena que no eligiera nuestros ponis en Siberia: habríamos tenido un lote muy diferente.
Además de su cargo general de todos ellos, Oates tomó como poni propio al susodicho diablo Christopher para el viaje al sur y para el entrenamiento previo. Oiremos hablar mucho más de Christopher, que parecía haber bajado a la Antártida para iniciar a los bien educados habitantes en todos los vicios de la civilización, pero de principio a fin el manejo de Oates de este animal podría haber sido un modelo para cualquier gobernador de un manicomio. Su tacto, paciencia y coraje, ya que Christopher era una bestia muy peligrosa, siguen siendo algunos de los recuerdos más vívidos de un caballero muy galante.”
Cherry-Garrard
Problemas con Scott
Los problemas de Scott con los miembros de su expedición fueron frecuentes. Ya en la expedición Terra Nova, el capitán del ejército británico Lawrence Oates, se enfrentó a Scott en varias ocasiones. Estas discusiones, normalmente venían originadas por la forma en la que Scott dirigía la expedición y la ubicación de los depósitos de suministros elegida por Scott.
Una vez escribió en su diario:
“No me gusta nada Scott y lo tiraría todo por la borda si no fuera porque somos una expedición británica… [Scott] no actúa con rectitud, su primera preocupación es él mismo, el resto no le importa…”.
Lawrence Oates
Derrotados y con el tiempo en contra
De camino de vuelta del polo, en enero de 1912 y tras la decepción de encontrar la bandera noruega que ondeaba allí. Ya en la barrera, el equipo británico se vio expuesto a unas condiciones meteorológicas extremas. Esto, unido a la malnutrición, el escorbuto que empezó a hacer mella y la deshidratación, condenó definitivamente al grupo.
La marcha se ralentizo sobremanera, la reducción de ingesta de alimentos intentando racionar las provisiones que iban siendo recuperadas en los depósitos a su paso, debilitó y consumió las fuerzas del grupo.
Junto con Evans, Oates se debilitó más rápidamente que los demás hombres del grupo polar, viéndose especialmente afectado por la congelación de sus pies y luego de sus manos.
Scott y su diario:
“Oates parece estar sintiendo el frío y la fatiga más que el resto de nosotros…”
Capitán Scott, 14 de enero de 1912
“No me gusta la facilidad con la que Oates y Evans se congelan.”
Capitán Scott,24 de enero de 1912
Oates y sus heridas de guerra
Oates caminaba con una pronunciada cojera como resultado de una herida de guerra que le dejó la pierna izquierda una pulgada más corta que la derecha. Fue su pierna lesionada la que empezó a dar problemas, probablemente la antigua lesión le hacía más susceptible a las bajas temperaturas.
Los problemas con los pies congelados se debían en parte a las botas aislantes que llevaban, que eran botas de piel de reno finnesko forradas con una forma particularmente fina de juncia seca llamada sennegrass.
Se trata de botas blandas procedentes de Laponia, muy eficaces en climas fríos, pero no adecuadas para trabajos más duros, como la marcha diaria. Se desgastaban rápidamente, el junco se aplastaba y había que cambiarlas, y al final no había más recambios.
La muerte heroica de Lawrence Oates
Lawrence Oates, se vio incapaz de poder continuar con la marcha. Siendo el día de su 32 cumpleaños, el 17 de marzo, conocedor de que la única oportunidad para la supervivencia del equipo, pasaba por abandonarle en la barrera, decidió salir de la tienda en mitad de una tormenta dejando para la posteridad las siguientes palabras:
“voy a salir y puede que por algún tiempo”.
Lawrence Oates
Sus compañeros intentaron buscarle en medio de la tormenta pero no lo consiguieron. A pesar del sacrificio de Oates, no sería suficiente para salvar al resto de la expedición. Los tres supervivientes, Scott, Wilson y Bowers, continuaron su avance hasta quedarse a escasos 18 km del depósito de One Ton.
Apsley Cherry-Garrard en su libro “El Peor Viaje del Mundo” escribió:
“La muerte de Oates fue muy bonita. Mañana iremos a tratar de encontrar su cuerpo. Se alegraba de que su regimiento estuviera orgulloso de él.” (El cuerpo de Oates nunca fue encontrado)
“Construimos un mojón para marcar el lugar cerca del cual Oates caminó hacia su muerte, y colocamos una cruz en él. En la cruz hay un registro que dice lo siguiente:
Aquí murió un caballero muy galante, el Capitán L. E. G. Oates de los Dragones Inniskilling. En marzo de 1912, al regresar del Polo, caminó voluntariamente hasta la muerte en una ventisca para intentar salvar a sus compañeros, acosados por las dificultades. Esta nota la dejó la Expedición de Socorro. 1912.”

Albert Balson, el explorador Polar que fue buzo

Expedición Terra Nova

Edward L. Atkinson

George Percy Abbott

Henry Bowers

Edward Ratcliffe Garth Russell Evans

Edward Adrian Wilson

La Antártida Scott y Amundsen

Perros de trineo Vs Ponis y tractores

La logística del equipo polar y vestuario

LOS ANIMALES Y EL MATERIAL DE CAMPAMENTO POLAR

LOGÍSTICA DE ABASTECIMIENTO POLAR

LA LOGÍSTICA DE UNA EXPEDICIÓN POLAR
