Los sacrificios aztecas son una realidad oscura y olvidada de una de las sociedades más avanzadas de la América precolombina. El Imperio Mexica es conocido por sus prácticas de sacrificios humanos, una tradición religiosa y cultural que ha sido objeto de controversia y debates históricos. En este artículo, exploraremos de manera más detallada el papel de los sacrificios humanos en la sociedad mexica, incluyendo cómo y por qué se llevaban a cabo, así como el número de personas que eran sacrificadas aproximadamente por año.
- ¿Quiénes eran los sacrificados y cómo se seleccionaban?
- ¿Qué tipos de sacrificios realizaban los aztecas?
- El sacrificio de los esclavizados en batalla
- ¿Cuántas personas eran sacrificadas en el Imperio Mexica?
- ¿Qué comidas se hacían con los sacrificios?
- ¿Cuáles eran las consecuencias de los sacrificios humanos en el Imperio Mexica?
- ¿Qué legado dejaron los sacrificios humanos en el Imperio Mexica?
- ¿Qué se hacía con los más de 20.00 cuerpos de los sacrificados?
- Conclusión
¿Quiénes eran los sacrificados y cómo se seleccionaban?
Los sacrificios humanos eran ofrecidos en honor a los dioses y se consideraba que eran una forma de agradecimiento por las bendiciones recibidas y de mantener el equilibrio en el universo. Los sacrificios humanos eran llevados a cabo por sacerdotes en templos dedicados a los dioses y se realizaban en ocasiones especiales, como la inauguración de un nuevo templo o la coronación de un nuevo rey.
Las personas que eran sacrificadas eran seleccionadas de entre los prisioneros de guerra, rehenes y esclavos. Si bien también había voluntarios que se ofrecían como sacrificios, ya que creían que esto los llevaría a una vida mejor en el más allá.
¿Qué tipos de sacrificios realizaban los aztecas?
Los mexicas o aztecas, ubicados en la ciudad de Tenochtitlan, practicaban tres tipos de rituales sangrientos relacionados con la persona:
- El autosacrificio o rituales de efusiones de sangre.
- Rituales asociados a las guerras.
- Los sacrificios agrarios.
Estos rituales se realizaban especialmente durante las épocas de fiestas, que duraban 18 meses en un calendario de 20 días, y tenían una relación con una determinada divinidad. Estos rituales servían para dar a conocer a una persona su entrada a un mundo diferente como el cielo o el inframundo, y para ello se usaban diversos recintos como templos, pirámides, montes, bosques, ríos, lagunas o cenotes.
El autosacrificio azteca
En el caso del autosacrificio, el ritual comenzaba con una penitencia, que incluía ayuno, abstinencia sexual, reclusión, vigilia y efusiones de sangre. Durante este período, los participantes comían alimentos especialmente preparados para la ocasión y tomaban tabaco tanto fumado como crudo mezclado con cal.
Durante este ritual, el fuego debía estar encendido durante todo el período. En el caso del rey, el ritual se llevaba a cabo antes de su instalación en el poder, así como antes de las guerras, mientras que la gente común lo hacía para honrar al dios Huitzilopochtli.
Por otra parte, los sacrificios humanos solo se realizaban si el sacrificante o el sacerdote habían sufrido previamente una mortificación. Esto sugiere que el corazón del sacrificado representaba el corazón del pueblo o del rey, para ofrecerlo a sus dioses.
Los rituales de guerra aztecas
Los rituales de guerra no solo contaban con la presencia de guerreros, sino también con la de mujeres y sacerdotes. Los primeros prisioneros eran sacrificados en el campo mientras que los restantes eran llevados a Tenochtitlan y recibidos por el rey y los guerreros, quienes se sangraban.
Los sacrificios agrarios mexicas
En los sacrificios agrarios, la ceremonia estaba relacionada con la agricultura y representaba a deidades del sol, la tierra y la fertilidad. Para el ritual, existían tres participantes:
- El sacrificante (un campesino).
- Una víctima (de género masculino, femenino o infantil).
- Y una deidad.
La víctima era vestida como el dios y sacrificada. Estas ceremonias seguían un calendario anual; por pacto divino, el hombre ofrendaba su dolor y su cuerpo en los recintos sagrados a las deidades para conseguir agua, lluvia, maíz y crecimiento de las plantas.
La importancia de los sacrificios aztecas
Los rituales eran muy importantes ya que, de no llevarlos a cabo, se profanaban estos recintos sagrados y no le era posible al ser humano penetrar en el mundo de los dioses. Para ello, se requerían ofrendas a los dioses, abstinencia sexual y, en algunos casos, un autosacrificio consistente en infligirse dolor a sí mismo y en dar sangre.
La sangre era derramada en los cúes (adoratorios) de día o de noche, y delante de estatuas de dioses o demonios. En fiestas especiales, como la de Etzalqualiztli, los participantes desnudos se dirigían a donde estaban las puntas de maguey y se cortaban orejas y brazos para ensangrentarlos y así iniciar la ceremonia.
En la fiesta de Panquetzaliztli, se honraba a Huitzilopochtli con la obtención de sangre de orejas. Para ello, también se clavaban pajas gruesas de heno o agujas que, en ocasiones, atravesaban cualquier parte del cuerpo.
El sacrificio de los esclavizados en batalla
Sacrificar significa “hacer sagrado”, y en Centroamérica estaba muy relacionado con las guerras, con el objetivo de dominar a los pueblo y obtener víctimas para ofrecerlas a sus dioses.
En el caso de los aztecas, los esclavizados por los aztecas eran llevados a México-Tenochtitlán, donde pasaban frente al Rey y a la estatua de la deidad principal. Entonces eran encerrados en las casas de los guerreros, donde ayunaban y, a veces, bailaban con sus captores.
Al día siguiente, la víctima era llevada por su propia voluntad o por la fuerza a la cima de una pirámide o un monte, donde se realizaba el sacrificio. Las víctimas eran muy variadas: hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, nobles, personas comunes, extranjeros, etc. En general, estas víctimas pertenecían a dos grandes categorías: los que servían para alimentar a los dioses, y los que actuaban como “representantes” de los dioses.
Por ejemplo, en el mito de la guerra sagrada para alimentar al sol y la tierra, los niños representaban a los pequeños dioses de la lluvia, los jóvenes representaban a Huitzilopochtli o Tezcatlipoca, las mujeres representaban a las diosas del maíz, las ancianas o mujeres maduras representaban a la tierra, y los ancianos representaban al inframundo. Se creía que el sacrificio purificaba al que lo ofrecía y podía alargar su vida para que alcanzara, después de muerto, un más allá feliz en la morada del sol.
¿Cómo y con qué se hacían los sacrificios mexicas?
El sacrificado debía pasar por un ritual de preparación para entrar en contacto con lo sagrado. Primero, era transformado de un tlacotli (esclavo) a tlaltilli (esclavo bañado), y el dueño del mismo se llamaba para la fiesta “tealtiani” (el que se ha bañado).
El baño se hacía con agua caliente y algunas esencias. Luego venía la danza, donde había dos tipos: el macehualiztli (baile del merecimiento) y el netotiliztli (baile popular). Otro ritual de danza era el mitotiliztli (danza solar o danza cósmica), enfocado al dios sol.
Después de los rituales de purificación, el sacrificado debía llegar alegre al momento del sacrificio; para esto, se le daban mujeres para su desgaste físico o bebidas embriagantes o alucinógenos para modificar el estado de ánimo. La música era también un elemento importante, pues durante toda la fiesta había ritmos continuos y armónicos con trompetas y tambores para crear un ambiente especial para el ritual.
El sacrificio era la esencia del rito de expiación, que consistía en la muerte de la víctima con la finalidad de liberar la energía necesaria y mantener el equilibrio y armonía en el cosmos. El cuerpo de la víctima era extendido sobre una piedra redondeada y cuatro sacerdotes la sujetaban de brazos y piernas, con un quinto sacerdote tomándole la garganta.
La extracción del corazón
Estos eran conocidos como “chachalmelca” (ministros o sacerdotes) y el quinto o sexto era el más importante, el cual portaba un gran cuchillo de pedernal muy afilado. Enfrente al ídolo, los sacerdotes hacían una inclinación y colocaban el cuchillo en la piedra puntiaguda, que llegaba a la cintura, y abrían el pecho de la víctima. El corazón se mostraba al sol, se arrojaba al ídolo y los quaquacuiltin (ancianos sacerdotes) tomaban el cadáver.
A veces era repartido entre los comensales para comer; en otros casos, la cabeza se ensartaba en el tzompantli y el resto, incluyendo el corazón, era arrojado a las aguas, enterrado o colocado en un recipiente llamado “cuauhxicalli”
Sacrificio gladiatorio azteca
En ocasiones, después de los sacrificios se realizaba un combate simulado, denominado “sacrificio gladiatorio”, en el que los cautivos eran amarrados a una piedra redonda llamada temalacatl, ubicada al pie de la pirámide.
Esta persona luchaba contra guerreros armados con macanas o cuchillos falsos, y al morir, el sacerdote extraía su corazón o moría a causa de las flechas disparadas. Si los huesos de la víctima se guardaban, se les envolvía y se les llamaba maltéotl (dios cautivo). Por otra parte, si el guerrero moría, se incineraba junto a sus cautivos.
Penitencia y sacrificio
Las palabras náhuatl macehua (conseguir) e ixtlahua (pagar) eran usadas para calificar la relación entre el hombre y las deidades de la naturaleza. La primera describía todas las prácticas de penitencia, como la vigilia, la abstinencia sexual y las efusiones de sangre, mientras que la segunda (nextlahualli) era en realidad el sacrificio.
Gracias a esto, se entiende que los seres humanos pagaban su subsistencia a los dioses no con ellos mismos, sino con el cuerpo de otro individuo. Por esta razón, la guerra era la que proporcionaba un mayor número de víctimas, y el guerrero vencedor se vestía como el prisionero, mientras que su familia lo lloraba como si fuera la víctima. Si el cuerpo era destinado a comerse, el guerrero no lo hacía, ya que era imposible que comiera su propia carne.
Tipos de sacrificios humanos
En resumen, las personas ofrecidas al sacrificio solían ser de dos tipos principales. Por un lado, las nextlahualtin (restituciones) eran un medio de pago, y el alimento más preciado servía como retribución a la divinidad.
Así mismo, estaban las teteo imixiptlahuan (imágenes de los dioses); estos sujetos eran poseídos por la divinidad para recibir la muerte en el sacrificio, y representaban la muerte que sufrió el dios al principio de los tiempos.
La liturgia de los rituales determinaba la forma de morir y el destino del cadáver; por ejemplo, una vez al año se sacrificaba a una mujer noble, los niños con dos remolinos en la cabeza eran ofrecidos a los dioses de la lluvia, los albinos al dios sol en los eclipses, los enanos y jorobados cuando moría un rey, y los esclavos eran tratados como sirvientes domésticos, aunque también existían voluntarios como sacerdotes, músicos y prostitutas. Estos rituales tenían como objetivo restablecer la seguridad y el orden perdidos durante enfermedades, sequías, inundaciones y hambrunas.
Las victimas portaban los símbolos de los dioses por los que morirían
Durante todas las ceremonias, las víctimas destinadas al sacrificio se veían obligadas a llevar los atributos de la divinidad a la que se rendía culto. La adecuada manipulación de los rituales era necesaria para garantizar la continuidad de la vida, y los objetos sacrificados eran igualmente simbólicos.
De esta forma, los sacrificios humanos poseían una lógica interna, en la cual los habitantes de Mesoamérica, incapaces de establecer una comunicación “normal” con las fuerzas de la naturaleza, trataban de influenciarlas mediante el uso de un esquema interpretativo.
En estos rituales se encuentra la explicación de los ciclos naturales, los cuales se ven amenazados por los diferentes momentos, como asegurar una buena cosecha, tratar el resultado de una guerra, favorecer la lluvia, o recuperar la salud. Esto explica por qué para el médico de la época eran tan importantes respecto a los rituales; puesto que el ser humano se veía en la necesidad de solicitar que su vida siga igual, o de esperar que pudiera retornar a la normalidad tras algo importante o trascendental en su vida.
¿Cuántas personas eran sacrificadas en el Imperio Mexica?
Es difícil saber con certeza cuántas personas eran sacrificadas en el Imperio Mexica, pero se estima que podría haber sido unas 20.000 personas al año de manera promedio, llegando en momentos concretos a las 50.000. Sin embargo, esta cifra puede variar significativamente dependiendo de la fuente.
Es importante destacar que los sacrificios humanos en el Imperio Mexica eran vistos como una parte importante de la religión y la cultura, y se llevaban a cabo en ocasiones especiales como la consagración de un templo o en tiempos de crisis. Por lo tanto, la frecuencia de estos sacrificios puede haber variado a lo largo de la historia del Imperio, lo que explica las variaciones tan grandes en las cifras de sacrificados.
En resumen, los sacrificios humanos en el Imperio Mexica fueron una práctica religiosa y cultural importante en la historia de México. Aunque crueles e inhumanos desde una perspectiva moderna, estos sacrificios eran vistos como necesarios para mantener el equilibrio y la prosperidad en el universo y en la sociedad del Imperio Mexica. Si bien otros pueblos, vieron en los españoles una oportunidad de librar a sus familias de estas horrendas prácticas.
¿Qué comidas se hacían con los sacrificios?
Según algunas fuentes, los cuerpos sacrificados eran preparados y consumidos en comidas rituales por los sacerdotes y otros miembros importantes de la sociedad. Estas comidas eran consideradas sagradas y se creía que transmitían la energía y la fuerza de la víctima a quien las consumía.
Además, los cuerpos sacrificados eran utilizados para alimentar a los dioses, a través de la ofrenda de comida en los templos.
¿Cuáles eran las consecuencias de los sacrificios humanos en el Imperio Mexica?
Los sacrificios humanos tenían un impacto significativo en la sociedad del Imperio Mexica. La práctica de los sacrificios humanos contribuyó a la formación de una sociedad jerarquizada, en la que los líderes y sacerdotes tenían un papel dominante.
Además, la práctica de los sacrificios humanos fomentó la conquista y la expansión territorial, ya que los esclavos cautivos eran tomados como prisioneros en las guerras y utilizados como ofrendas en los rituales religiosos.
¿Qué legado dejaron los sacrificios humanos en el Imperio Mexica?
A pesar de que los sacrificios humanos son vistos hoy en día como crueles e inhumanos, el legado de esta práctica en el Imperio Mexica es importante para entender la historia y la cultura de México. Los sacrificios humanos fueron una parte integral de la religión y la cultura del Imperio Mexica, y su influencia puede verse en la arquitectura, arte y mitología de la época.
¿Qué se hacía con los más de 20.00 cuerpos de los sacrificados?
Después de ser sacrificados, los cuerpos de las víctimas eran tratados de manera diferente dependiendo de la deidad a la que se ofrecieran. Algunos eran descuartizados y sus partes eran distribuidas entre los participantes en el ritual, mientras que otros eran colocados en tumbas o en ofrendas funerarias.
En algunos casos, se creía que los sacrificios eran consumidos por los dioses y que esto garantizaba la fertilidad y la prosperidad. En otros casos, se creía que los cuerpos de las víctimas eran consumidos por los participantes en el ritual para fortalecer su vínculo con los dioses.
Conclusión
Sin duda, la historia no se debe de juzgar con los ojos del presente, hay que empatizar y juzgarla en su contexto. Los pueblos aztecas lograron grandes desarrollos, pero desde el punto de vista religioso y tecnológico no estaban tan desarrollados como sus homólogos europeos. Éstos, dado su desarrollo filosófico y cultural ya habían abandonado estas prácticas hace miles de años.
Sin duda los sacrificios aztecas jugaban un papel importante a la hora de someter a los pueblos de la zona. El terror, las guerras floridas y los tributos hicieron que las fuerzas españolas lideradas por Cortes fuesen no fuerzas de ocupación, sino de liberación por muchos. Fue un transito de los dioses de la muerte a un dios de la vida.