- Viajes de Cristóbal Colón, los 4
- Antecedentes conocidos a los viajes del Colón
- Rutas de los viajes de Colón mapa
- El primer viaje(1492- 1493)
- ¿Cuándo descubrió Colón América?
- Segundo viaje (1493-1496)
- Tercer viaje (1498-1500)
- Cuarto viaje (1502-1504)
Viajes de Cristóbal Colón, los 4
Los viajes de Colón a América tuvieron lugar entre 1492 y 1504, el explorador Cristóbal Colón dirigió cuatro expediciones marítimas transatlánticas bajo los pabellones españoles que conseguirían el inesperado descubrimiento de las Américas.
Este avance inauguró el periodo conocido como la Era de los Descubrimientos que coincide con el inicio de la era moderna. Tras estos viajes se dio lugar al mayor momento de esplendor de las Américas gracias a un intercambio cultural y las rutas de comerciales que la unirían a Viejo continente, África y Asia.
Colón fue un navegante que juró lealtad a los reyes de España en busca de una ruta hacia el oeste para llegar a las Indias y Japón. En aquel entonces, se creía que eran la fuente de las especias y otros preciados bienes que ofrecía oriente. No hay que olvidar que estas especias eran más valiosas que el mismo oro.
Además hay que explicar que con la caída de Constantinopla, la ruta terrestre que suministraba estos bienes a las naciones europeas quedó cerrada, lo que creó una imperante necesidad y una oportunidad para las naciones orientadas al océano Atlántico. Éste hecho impulso principalmente a portugueses y españoles por alcanzarla por rutas alternativas.
Colón se inspiró en parte en el explorador italiano del siglo XIII Marco Polo. Además creía tanto en su idea que nunca admitió su fracaso en este sentido, afirmando y señalando incesantemente supuestas pruebas de que había llegado a las Indias Orientales.
Se inicia la hispanización de América
Colón participó en el inicio de la hispanización de las Américas, promoviendo la unión de diversas culturas que supusieron el primer paso de la primera globalización que concluiría con la gesta de Andrés de Urdaneta con el afamado tornaviaje, si bien ningún comienzo es fácil.
Cristobal Colón murió en 1506 y, al año siguiente, el Nuevo Mundo recibió el nombre de “América” en honor a Américo Vespucio, que se dio cuenta de que era una masa de tierra única.
La búsqueda de una ruta hacia el oeste, hacia Asia, se completó en 1521, cuando otro español, en la expedición Magallanes-Elcano, atravesó el océano Pacífico y llegó al sudeste asiático, antes de regresar a Europa y completar la primera circunnavegación del mundo.
Antecedentes conocidos a los viajes del Colón
Muchos europeos de la época de Colón suponían que un único océano rodeaba Europa y Asia, aunque los exploradores nórdicos habían alcanzado alguna zonas remora de América del Norte desde Groenlandia, no consiguieron mantener un intercambio cultural fluido, ni dejar una constancia que hiciera este conocimiento un hecho universal.
Hasta mediados del siglo XV, Europa disfrutó de un paso terrestre seguro hacia China e India bajo la hegemonía del Imperio Mongol. Con la caída de Constantinopla en manos del Imperio Turco Otomano en 1453, la Ruta de la Seda se hizo más difícil al prohibirse a los comerciantes cristianos.
Portugal fue la principal potencia europea interesada en reabrir nuevas rutas comerciales a través de los mares. Los reyes católicos se habían quedado retrasados en sus exploraciones por la culminación de la reconquista de la península.
El incipiente Imperio español decidió financiar la expedición de Colón con la esperanza de encontrar nuevas rutas comerciales y burlar el cerrojo que Portugal se había asegurado sobre África y el océano Índico mediante la bula papal Aeterni regis de 1481.
Los planes de navegación
En respuesta a la necesidad de una nueva ruta hacia Asia, en la década de 1480, Cristóbal y su hermano Bartolomé habían desarrollado un plan para viajar a las Indias (entonces interpretadas a grandes rasgos como todo el sur y el este de Asia) navegando directamente hacia el oeste a través de lo que se creía que era el singular “Mar Océano”, el Océano Atlántico.
Hacia 1481, el cosmógrafo florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli envió a Colón un mapa en el que se representaba dicha ruta, sin más masa terrestre intermedia que la mítica isla de Antilia. En 1484, en la isla de La Gomera, en Canarias, entonces en proceso de conquista por parte de Castilla, Colón oyó decir a algunos habitantes de El Hierro que se suponía que había un grupo de islas al oeste.
La idea errónea de que Colón tuvo dificultades para obtener apoyo para su plan porque los europeos pensaban que la Tierra era plana se remonta a una campaña del siglo XVII de los protestantes contra el catolicismo, y se popularizó en obras como la biografía de Colón escrita por Washington Irving en 1828.
De hecho, el conocimiento de que la Tierra es esférica estaba muy extendido, habiendo sido la opinión general de la ciencia de la Antigua Grecia, y ganando apoyo a lo largo de la Edad Media.
El diámetro de la Tierra y estimaciones de la distancia de viaje
Eratóstenes había medido el diámetro de la Tierra con gran precisión en el siglo II a.C. y los medios para calcular su diámetro fue un astrolabio, este artilugio era conocidos tanto por los eruditos como por los navegantes de la época.
En lo que Colón difería de la visión generalmente aceptada de su época era en el diámetro de la Tierra, afirmando que se podía llegar fácilmente a Asia navegando hacia el oeste a través del Atlántico. La mayoría de los estudiosos aceptaron la evaluación correcta de Ptolomeo de que la masa terrestre (para los europeos de la época, que comprendía Eurasia y África) ocupaba 180 grados de la esfera terrestre, y desestimaron la afirmación de Colón de que la Tierra era mucho más pequeña, y que Asia estaba sólo a unos miles de millas náuticas al oeste de Europa.
El “mapa de Colón”, que representa sólo el Viejo Mundo, fue dibujado hacia 1490 en el taller de Bartolomeo y Cristóbal Colón en Lisboa. Colón creyó que la masa terrestre cubría unos 225 grados, dejando sólo 135 grados de agua.
Además, el almirante subestimó el cálculo de Alfraganus de la longitud de un grado, leyendo los escritos del astrónomo árabe como si, en lugar de utilizar la milla árabe (unos 1.830 m), hubiera utilizado la milla italiana (unos 1.480 metros).
Alfraganus había calculado que la longitud de un grado era de 56⅔ millas árabes (66,2 millas náuticas). Por lo tanto, Colón estimó que el tamaño de la Tierra era aproximadamente el 75% del cálculo de Eratóstenes, y que la distancia desde las Islas Canarias hasta Japón era de 2.400 millas náuticas (aproximadamente el 23% de la cifra real).
Los vientos alisios
En los viajes de Colón hubo otro elemento de importancia clave, los vientos alisios. En su plan de navegación primero fue a las Islas Canarias antes de continuar hacia el oeste utilizando el viento alisio del noreste.
Para regresar a España requeriría viajar contra el viento utilizando una ardua técnica de navegación llamada batida, durante la cual casi no se puede avanzar. Para realizar eficazmente el viaje de vuelta, Colón tendría que seguir los vientos alisios curvos hacia el noreste hasta las latitudes medias del Atlántico Norte, donde podría coger los “vientos del oeste” que soplan hacia el este, hacia la costa de Europa Occidental.
La técnica de navegación por el Atlántico parece haber sido explotada primero por los portugueses, que la denominaron volta do mar (“vuelta del mar”). Sin embargo, el conocimiento que tenía Colón de los patrones de viento del Atlántico era imperfecto en el momento de iniciar el primero de los viajes de Colón.
Al navegar directamente hacia el oeste desde las Islas Canarias durante la temporada de huracanes, bordeando las denominadas latitudes de los caballos del Atlántico medio, Colón se arriesgó a quedar atrapado o a toparse con un ciclón tropical, dos situaciones que, por casualidad pudo evitar.
¿Cómo los pudo financiar?
Alrededor de 1484, el rey Juan II de Portugal sometió la propuesta de Colón a sus expertos, que la rechazaron por considerar que la estimación de Colón de una distancia de viaje de 2.400 millas náuticas era demasiado baja (lo cual era cierto).
En 1486, Colón obtuvo una audiencia con los Reyes Católicos, y presentó sus planes a Isabel la Católica. Ésta los remitió a una comisión, que determinó que Colón había subestimado enormemente la distancia a Asia.
Al declarar la idea poco práctica, aconsejaron a los monarcas que no apoyaran la empresa propuesta. Para evitar que Colón llevara sus ideas a otra parte, y tal vez para mantener sus opciones abiertas, los Reyes Católicos le concedieron una asignación, que ascendía a unos 14.000 maravedís para el año.
En 1488 Colón volvió a apelar a la corte de Portugal, recibiendo una nueva invitación para una audiencia con Juan II. La petición volvió a ser infructuosa, en parte porque poco después Bartolomeu Dias regresó a Portugal tras rodear con éxito África. Con una ruta marítima oriental ahora bajo su control, Portugal ya no estaba interesado en abrir una ruta comercial occidental hacia Asia atravesando mares desconocidos.
En mayo de 1489, Isabel envió a Colón otros 10.000 maravedíes, y ese mismo año los Reyes Católicos le facilitaron una carta en la que se ordenaba a todas las ciudades y villas bajo su dominio que le proporcionaran comida y alojamiento sin coste alguno.
Cuando las fuerzas de la reina Isabel se acercaban a la victoria sobre el emirato moro de Granada para Castilla, Colón fue convocado a la corte española para reanudar las conversaciones y esperó en el campamento del rey Fernando hasta enero de 1492, cuando los monarcas conquistaron Granada.
Un consejo dirigido por el confesor de Isabel, Hernando de Talavera, consideró inverosímil la propuesta de Colón de llegar a las Indias. Colón había partido hacia Francia cuando Fernando intervino, enviando primero a Talavera y al obispo Diego Deza para apelar a la reina.
Los reyes Católicos se deciden apostar por Cristóbal Colón
Isabel fue finalmente convencida por el escribano del rey Luis de Santángel, que argumentó que Colón llevaría sus ideas a otro lugar, y se ofreció a ayudar a organizar la financiación. Isabel envió entonces una guardia real en busca de Colón, que había viajado varios kilómetros dirección hacia Córdoba.
En las “Capitulaciones de Santa Fe” de abril de 1492, se prometió a Colón que se le daría el título de “Almirante de la Mar Océana” y se le nombraría virrey y gobernador de las nuevas tierras reclamadas y colonizadas para la Corona; también recibiría el diez por ciento de todos los ingresos de las nuevas tierras a perpetuidad si tenía éxito.
Tenía derecho a nombrar a tres personas, de las que los soberanos elegirían a una, para cualquier cargo en las nuevas tierras. Las condiciones eran inusualmente generosas pero, como escribió su hijo más tarde, los monarcas no confiaban en su regreso.
Rutas de los viajes de Colón mapa
A continuación mostramos un mapa con los diferentes recorridos de los viajes de Colón. Cómo podremos observar, sus descubrimientos y retos nos fueron pocos…
El primer viaje(1492- 1493)
El primero de los viajes de Colón no empezó de manera fácil. A los tres días de viaje, el 6 de agosto de 1492, se rompió el timón de la Pinta. Martín Alonso Pinzón sospechó del sabotaje de los dueños de la nave, que tenían miedo de emprender el viaje. La tripulación pudo asegurar el timón con cuerdas hasta que pudieron llegar a las Islas Canarias, donde arribaron el 9 de agosto.
La Pinta tuvo que reemplazar su timón en la isla de Gran Canaria, y el 2 de septiembre los barcos se reunieron en La Gomera, donde las velas latinas de la Niña se cambiaron por velas cuadradas. Se aseguraron las últimas provisiones y el 6 de septiembre los barcos partieron de San Sebastián de La Gomera para lo que resultó ser un viaje de cinco semanas hacia el oeste a través del Océano Atlántico.
Como se describe en el resumen de su diario realizado por Bartolomé de las Casas, en el viaje de ida Colón registró dos series de distancias: una en las medidas que usaba normalmente y otra en las leguas marítimas portuguesas utilizadas por su tripulación.
El 13 de septiembre de 1492, Colón observó que la aguja de su brújula ya no apuntaba a la Estrella Polar. En su día se creyó que Colón había descubierto la declinación magnética, pero posteriormente se demostró que el fenómeno ya era conocido, tanto en Europa como en China.
¿Cuándo descubrió Colón América?
Después de 29 días sin ver tierra, el 7 de octubre de 1492, la tripulación avistó “enormes bandadas de pájaros”, algunos de los cuales sus marineros atraparon y determinaron que eran aves “de campo”. Colón cambió el rumbo para seguir su vuelo de éstas.
El 11 de octubre, Colón cambió el rumbo de la flota hacia el oeste y navegó durante la noche, creyendo que pronto encontraría tierra. Hacia las 10 de la noche, Colón creyó ver una luz “como una pequeña vela de cera que subía y bajaba”
Cuatro horas más tarde, la costa fue avistada por un marinero llamado Rodrigo de Triana a bordo desde la Pinta. Triana alertó inmediatamente al resto de la tripulación con un grito, y el capitán de la nave, Martín Alonso Pinzón, verificó el avistamiento de tierra y alertó a Colón disparando una lombarda.
Impresiones que tuvo de los nativos
El almirante llamó a esta isla San Salvador, en las actuales Bahamas. Así escribió sobre los nativos que encontró por primera vez en la entrada de su diario del 12 de octubre de 1492:
“Muchos de los hombres que he visto tienen cicatrices en el cuerpo, y cuando les hice señas para saber cómo sucedía esto, me indicaron que gente de otras islas cercanas viene a San Salvador para capturarlos; ellos se defienden como pueden. Creo que la gente del continente viene aquí para tomarlos como esclavos. Deben ser buenos y hábiles sirvientes, pues repiten muy rápido todo lo que les decimos. Creo que es muy fácil convertirlos en cristianos, pues parece que no tienen religión. Si a nuestro Señor le parece bien, llevaré a seis de ellos a Sus Altezas cuando me vaya, para que aprendan nuestra lengua”.
Almirante Colón
Colón llamó a los indígenas americanos indios, pues creyó que había llegado a las Indias Orientales, las islas del Caribe se conocerían como Indias Occidentales después de este error.
Cristóbal se encontró inicialmente con los pueblos lucayos, taínos y arahuacos. Al observar sus adornos de oro en las orejas, Colón hizo prisioneros a algunos de los arahuacos e insistió en que le guiaran hasta la fuente del oro. Colón observó que sus primitivas armas y tácticas militares hacían a los nativos susceptibles de ser conquistados fácilmente.
El almirante observó al pueblo, su estilo de vida y cultural. También exploró la costa noreste de Cuba, desembarcando el 28 de octubre de 1492, y la costa noroeste de La Española, actual Haití, el 5 de diciembre de 1492.
Pierden una nave fundamental en el primero de los viajes de Colón
Aquí, la Santa María encalló el día de Navidad, 25 de diciembre de 1492, y tuvo que ser abandonada. Colón fue recibido por el cacique Guacanagari, que le dio permiso para dejar a algunos de sus hombres. Colón dejó 39 hombres, incluido el intérprete Luis de Torres, y fundó el asentamiento de La Navidad. Tras lo que siguió navegando por la costa norte de La Española con una sola nave, hasta que encontró a Pinzón y la Pinta el 6 de enero.
El 13 de enero de 1493, Colón hizo su última parada de este viaje en América, en la bahía de Rincón, en el extremo oriental de la península de Samaná, en el noreste de La Española, donde encontró a los ciguayos, los únicos nativos que ofrecieron una resistencia violenta durante este primer viaje.
Los ciguayos se negaron a intercambiar la cantidad de arcos y flechas que Colón deseaba. A ésto le siguió una refriega en la que un ciguayo fue apuñalado en las nalgas y otro fue herido con una flecha en el pecho. Debido al uso de flechas por parte de los ciguayos, Colón bautizó la ensenada como Bahía de las Flechas (o Golfo de las Flechas).Tras esto el 16 de enero de 1493 se inició el viaje de regreso.
Cuatro nativos que abordaron a la Niña en la península de Samaná le hablaron a Colón de lo que se interpretó como la Isla de Carib (probablemente Puerto Rico), que se suponía estaba poblada por caribes caníbales, así como de Matinino, una isla poblada sólo por mujeres, que Colón asoció con una isla del Océano Índico descrita por Marco Polo.
Segundo viaje (1493-1496)
El rumbo exacto que tomo a lo largo del segundo de los viajes de Colón las Antillas Menores es discutido, pero parece probable que girara hacia el norte, avistando y descubriendo muchas islas, entre ellas Santa María de Montserrat (Montserrat), Santa María la Antigua (Antigua), Santa María la Redonda (San Martín) y Santa Cruz (Santa Cruz, el 14 de noviembre).
En Santa Cruz, los españoles vieron una canoa con algunos hombres caribes y dos mujeres.
Al intentar alcanzarlos fueron recibidos con flechas tanto por los hombres como por las mujeres, hiriendo fatalmente al menos a un hombre, que pereció una semana después. Tras este ataque los nativos fueron capturados.
Diego Álvarez Chanca cuenta que en esta isla los europeos rescataron a algunas mujeres de un grupo de al menos 20 que los caribes locales tenían como esclavas sexuales. Las mujeres explicaron que se comían a todos los varones cautivos y que sus propios hijos varones eran castrados y obligados a servir a los caribes hasta que tuvieran la edad suficiente para ser considerados buenos para comer.
La flota navegó unas 170 millas durante dos días y descubrió, en Monte Cristi, los cadáveres en descomposición de cuatro hombres. Uno de ellos tenía barba, lo que implicaba que era español.
Una partida de canoas dirigida por un primo de Guacanagari se presentó a Colón con dos máscaras de oro y le dijo que Guacanagari había sido herido por otro jefe, Caonabo, y que, salvo algunas bajas españolas por enfermedad y riña, el resto de sus hombres estaban bien.
Al día siguiente, la flota española descubrió los restos quemados de la fortaleza de la Navidad, y el primo de Guacanagari admitió que los europeos habían sido aniquilados por Caonabo. Otros nativos mostraron a los españoles algunos de los cadáveres, y dijeron que “se habían llevado tres o cuatro mujeres cada uno”.
Alonso de Ojeda, aparece en escena en el segundo de los viajes de Colón
En 1494, Colón envió a Alonso de Ojeda al Cibao (donde se extraía oro). En 1494, Colón había compartido su virreinato con uno de sus oficiales, ordenándole que diera prioridad a la cristianización de los nativos, pero que les cortara parte de la nariz y las orejas por robar.
Por desgracia no cumplieron las ordenes y no dieron el trato esperado a los nativos. A esto se le sumo la dureza de esa nueva colonia y la falta de prosperidad que percibían los primeros colonos.
Colón enfermó en 1495 y, la situación en las nuevos enclaves no iba mejorando e incluso se esclavizaron a los nativos. Este acto fue duramente reprimido por los Reyes Católicos a su vuelta, pues tenían bien claro que un nativo americano era tan súbdito de la Corona como un señor de Murcia, siendo esta una realidad que otras naciones europeas tardarían entre 400 y 500 años en alcanzar.
Tercer viaje (1498-1500)
Según el resumen del diario de Colón realizado por Bartolomé de Las Casas, el objetivo del tercero de los viajes de Colón era comprobar la existencia de un continente que el rey Juan II de Portugal sugería que estaba situado al suroeste de las islas de Cabo Verde.
Al parecer, el rey Juan sabía de la existencia de dicho continente porque “se habían encontrado canoas que partían de la costa de Guinea [África occidental] y navegaban hacia el oeste con mercancías”. El explorador italiano Juan Cabot llegó probablemente a la tierra firme del continente americano en junio de 1497, aunque su lugar de desembarco es discutido y desconocido.
El 13 de julio, la flota de Colón entró en la zona de calma del Atlántico medio, donde permaneció en amarrada durante varios días. Colón reconoció por la topografía que debía ser la tierra firme del continente, pero aunque la describió como otro mundo, mantuvo la creencia de que se trataba de Asia, y tal vez de un paraíso terrenal.
El 2 de agosto desembarcaron en la punta de Icacos (a la que Colón llamó Punta de Arenal) en la actual Trinidad, evitando por poco un violento encuentro con los nativos. Aquejado por un mes de insomnio y con la vista afectada por una conjuntivitis crónica, autorizó a los otros capitanes de la flota a desembarcar primero: uno plantó una cruz, y el otro hizo constar que Colón desembarcó posteriormente para tomar formalmente la provincia para España.
Obligado a llegar a La Española antes de que se estropearan los alimentos que llevaba a bordo de su barco, Colón se sintió decepcionado al descubrir que habían navegado hacia un golfo, y aunque habían obtenido agua dulce que tanto necesitaban.
Una desagradable revuelta en el tercero de los viajes de Colón
Luego navegó hacia las islas de Chacachacare y Margarita (llegando a esta última el 14 de agosto), y avistó Tobago (a la que llamó Bella Forma) y Granada (a la que llamó Concepción).
El 19 de agosto, Colón regresó a La Española, pero se encontró con que muchos de los colonos españoles de la nueva colonia se habían rebelado contra su gobierno, alegando que Colón les había engañado sobre las supuestas riquezas que esperaban encontrar.
Algunos de los colonos y marineros que regresaron a la península y testificaron contra Colón en la corte española, acusándole a él y a sus hermanos de una grave mala gestión. Este hecho marcaría el declive de los éxitos conseguidos en los viajes de Colón
Se decía que tenía un interés económico en la esclavización de los nativos de La Española y por ello no estaba dispuesto a bautizarlos, lo que atrajo las críticas de algunos eclesiásticos: “Desde aquí se podrían enviar, en nombre de la Santísima Trinidad, tantos esclavos como se pudieran vender…”
Como insulto añadido, en 1499, el explorador portugués Vasco da Gama regresó de su primer viaje a la India, habiendo navegado hacia el este alrededor del extremo sur de África, abriendo una ruta marítima a Asia.
Colonos para la Española
Tras su segundo viaje, Colón solicitó que se enviaran 330 personas para quedarse de forma permanente (aunque voluntaria) en La Española, todos a sueldo del rey.
Estos nuevos colonos fueron enviados directamente a La Española en tres naves con provisiones, mientras Colón tomaba una ruta alternativa con las otras tres naves para explorar.
Mientras estos nuevos colonos llegaban a La Española, se estaba gestando una rebelión bajo el mando de Francisco Roldán (un hombre al que Colón había dejado como alcalde mayor, bajo sus hermanos Diego y Bartolomé).
Cuando Colón llegó a La Española, Roldán controlaba el territorio de Xaraguá, y algunos de los nuevos colonos se unieron a su rebelión.
Un enviado real llega para poner orden
Bobadilla llegó a Santo Domingo en agosto de 1500 para poner orden. Al poco de llegar recibió inmediatamente muchas quejas de gran gravedad sobre los tres hermanos Colón.
Bobadilla utilizó la fuerza para impedir la ejecución de varios prisioneros, y posteriormente se hizo cargo de las posesiones de Colón, incluidos los papeles que habría utilizado para defenderse en España.
Fernando Colón dejó constancia de que el gobernador tomó
“testimonio de sus abiertos enemigos, los rebeldes, e incluso mostrando un favor abierto”, y subastó algunas de las posesiones de su padre “por un tercio de su valor”.
Fernando Colón
La investigación de Bobadilla dedujo que Colón obligó a los sacerdotes a no bautizar a los nativos sin su permiso expreso, para poder decidir primero si debían ser vendidos como esclavos.
Supuestamente, capturó a una tribu de 300 personas bajo la protección de Roldán para venderlas como esclavas, e informó a otros cristianos de que la mitad de los sirvientes indígenas debían serle entregados.
Cuarto viaje (1502-1504)
Después de mucha persuasión, los soberanos aceptaron financiar el cuarto de los viajes de Colón. Sería su última oportunidad para demostrar su valía y convertirse en el primer hombre que diera la vuelta al mundo. El objetivo de Colón era encontrar el Estrecho de Malaca hasta el Océano Índico.
El 14 de marzo de 1502, Colón inició su cuarto viaje con órdenes estrictas de los reyes de no detenerse en La Española, sino sólo de buscar un paso hacia el oeste hasta la tierra firme del Océano Índico.
Tras aprovechar los vientos alisios para cruzar el Atlántico en veinte días, el 15 de junio desembarcaron en Carbet, en la isla de Martinica. Colón previó que se avecinaba un huracán y tenía una nave que debía ser reemplazada, por lo que se dirigió a La Española, a pesar de tener prohibido desembarcar allí.
Llegó a Santo Domingo el 29 de junio, pero se le negó el puerto y el nuevo gobernador se negó a escuchar su advertencia de tormenta.
Mientras los barcos de Colón se refugiaban en la desembocadura del río Haina, el gobernador Bobadilla partió, con Roldán y con las rentas en oro de Colón a bordo de su barco, acompañado por un convoy de otros 30 barcos.
El oro personal de Colón y otras pertenencias se colocaron en el frágil Aguya, considerado el buque menos apto para la navegación de la flota. El inicio de un huracán llevó a algunos barcos a tierra, y algunos se hundieron en el puerto de Santo Domingo; se cree que el barco de Bobadilla llegó al extremo oriental de La Española antes de hundirse.
La fortuna salvo a Juan de la Cosa y a Rodrigo de Bastidas
Otras 20 embarcaciones se hundieron en el Atlántico, con un total de unas 500 personas ahogadas. Tres barcos dañados lograron volver a Santo Domingo; en uno de ellos viajaban Juan de la Cosa y Rodrigo de Bastidas.
Sólo el Aguya llegó a España, por lo que algunos enemigos de Colón le acusaron de haber conjurado la tormenta. Tras el huracán, Colón se reagrupó con sus hombres y, después de una breve parada en Jamaica y en la costa de Cuba para reabastecerse, navegó hacia la actual América Central, llegando a Guanaja(Isla de los Pinos) en las Islas de la Bahía, frente a la costa de Honduras, el 30 de julio de 1502.
Allí Bartolomeo encontró mercaderes nativos mayas en una gran canoa, que fue descrita como “larga como una galera” y estaba llena de carga. Los nativos dieron a conocer a Colón y a su séquito en el cacao.
Colón habló con un anciano, y le pareció que describía haber visto gente con espadas y caballos (posiblemente los españoles), y que estaban “a sólo diez días de viaje del río Ganges”.
Colón llega a puerto Castilla
El 14 de agosto, Colón desembarcó en tierra firme en Puerto Castilla, cerca de Trujillo, Honduras. Pasó dos meses explorando las costas de Honduras, Nicaragua y Costa Rica en busca del paso, antes de llegar a la bahía de Almirante, Panamá, el 16 de octubre.
A mediados de noviembre algunos nativos le informaron de que una provincia llamada Ciguare. Les indicaron que:
“se encuentra a sólo nueve días de viaje por tierra hacia el oeste”, es decir, a unas 200 millas de su ubicación en Veragua.
Se suponía que allí se encontraba “oro sin límite”, y que la “gente que lleva coral en la cabeza” que “sabe de pimienta”, “hace negocios en ferias y mercados” y que estaba “acostumbrada a la guerra”.
Colón escribiría más tarde a los soberanos que, según los nativos, “el mar abarca Ciguare y … es un viaje de diez días hasta el río Ganges”. Esto podría sugerir que Colón sabía que había encontrado un continente desconocido distinto de Asia.
El 5 de diciembre de 1502, Colón y su tripulación se encontraron con una tormenta como nunca antes habían experimentado. En su diario, Colón escribe:
Durante nueve días estuve como perdido, sin esperanza de vida. Nunca había visto el mar tan furioso, tan alto, tan cubierto de espuma. El viento no sólo nos impedía avanzar, sino que no nos ofrecía la posibilidad de refugiarnos detrás de ningún cabo, por lo que nos vimos obligados a mantenernos a la intemperie en este océano sangriento, que hervía como una olla en el fuego. Nunca el cielo tuvo un aspecto más terrible; durante un día y una noche enteros ardió como un horno, y los relámpagos rompían con tal violencia que cada vez me preguntaba si se habían llevado mis velas y mis perchas; los relámpagos llegaban con tal furia y espanto que todos pensábamos que el barco iba a explotar. Durante todo este tiempo el agua no dejó de caer del cielo; no digo que lloviera, pues era como otro diluvio. Los hombres estaban tan agotados que ansiaban la muerte para acabar con su espantoso sufrimiento.
Diario de Colón
En Panamá, se enteró por los ngobe de la existencia de oro y de un estrecho hacia otro océano. Tras algunas exploraciones, estableció una guarnición en la desembocadura del río Belén en enero de 1503. El 6 de abril, la guarnición que había establecido capturó al líder de la tribu local, El Quibían. Este cacique les había exigido que no bajaran por el río Belén.
El Quibían consiguió escapar y regresó con un ejército para atacar y repeler a los españoles. Sus acciones consiguieron dañar algunas de las naves de modo que una de ellas tuvo que ser abandonada. Por este motivo Colón tuvo que partir hacia La Española el 16 de abril. Para el 10 de mayo avistó las Islas Caimán, bautizándolas como Las Tortugas por las numerosas tortugas marinas que había allí,
Sus barcos sufrieron después más daños en una tormenta frente a la costa de Cuba. Al no poder seguir viajando, los barcos encallaron en la Bahía de Santa Ana, Jamaica, el 25 de junio. De esta manera el cuarto de los viajes de Colón se había arruinado.
En mayo de 1504 tuvo lugar una batalla entre los hombres leales a Colón y los leales a los hermanos Porras. En ésta se produjo una lucha a espada entre Bartolomé Colón y Francisco de Porras. A pesar de que Bartolomé ganó a Francisco, fue indulgente y le perdonó la vida.
De esta manera, el motín terminó. Por fin llegó la ayuda del gobernador Ovando, el 29 de junio, cuando una carabela enviada por Diego Méndez apareció por fin en la isla. En ese momento quedaban vivos 110 miembros de la expedición de los 147 que zarparon de España con Colón. Debido a los fuertes vientos, la carabela tardó 45 días en llegar a La Española. Este era un viaje que Diego Méndez había realizado previamente en cuatro días en una canoa.
Unos 38 de los 110 hombres que sobrevivieron decidieron no volver a embarcarse y se quedaron en La Española en lugar de regresar a España. El 11 de septiembre de 1504, Cristóbal Colón y su hijo Fernando se embarcaron en una carabela para viajar desde La Española a España. Llegaron a Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre y desde allí viajaron a Sevilla. De esta manera terminaban los viajes de Colón, el hombre que fiel a su idea cambió como vemos el mundo.