El Imperio Wari, también conocido como Huari, fue una formación política que surgió alrededor del año 600 d.C. en la cuenca de Ayacucho, Perú, y se expandió para cubrir gran parte de la costa y las tierras altas peruanas. Este imperio duró aproximadamente 500 años, hasta el año 1100 d.C. Coexistió con la cultura Tiwanaku y, en algún momento, se pensó que había derivado de ella. En 2008, los arqueólogos encontraron una ciudad precolombina, las ruinas del Wari del Norte (también llamadas Cerro Pátapo) cerca de la moderna Chiclayo, el primer asentamiento extenso relacionado con la cultura Wari descubierto tan al norte. En 2023, se descubrió un complejo ritual Wari de 1200 años en Arequipa, lo que permite a los arqueólogos concluir más sobre la cultura del Imperio Wari.
- Relaciones Políticas
- Administración
- Infraestructura
- Guerra, Conflicto e Imperialismo
- Sitios Arqueológicos
- Infraestructura Militar y Económica
- Colapso del Imperio Wari
- Conclusión
Relaciones Políticas
El Imperio Wari fue un estado de segunda generación en la región andina, precedido por el estado Moche. Al expandirse y engullir nuevos territorios, los Wari permitían que los líderes locales conservaran el control si aceptaban unirse y obedecer al imperio Wari. La relación política entre Wari y Tiwanaku ha sido comparada por la arqueóloga Joyce Marcus con la relación entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría: ambos imperios evitaban la guerra para no destruirse mutuamente. Las dos culturas coexistieron pacíficamente en Moquegua.
Administración
A pesar de la significativa capacidad organizativa y administrativa de los Wari, los orígenes de sus formas políticas y artísticas no están claros. Evidencia emergente sugiere que las formaciones ideológicas Wari y Tiwanaku podrían rastrearse hasta desarrollos previos en Pukara, una cultura del Período Intermedio Temprano al norte del lago Titicaca. La política Wari parece haber sobrevivido hasta alrededor del año 1100 d.C., cuando colapsó debido a cambios ambientales y tensiones sociopolíticas internas.
El estado Wari mantenía una relación simbiotica con las poblaciones locales, intercambiando, casándose, festejando y participando en rituales religiosos, o coercionando directamente a los residentes locales. Los impactos variaban según la comunidad y la ubicación. El contacto con el imperio podía beneficiar a las comunidades pequeñas al establecer comercio y obtener bienes exóticos. Un artículo clave fue la cerveza, cuya consumición comunal era un potente instrumento de gobernanza Wari, como se evidenció en Quilcapampa, donde los invitados bebían cerveza infusionada con vilca, creando experiencias colectivas psicotrópicas que reforzaban el estatus de los líderes Wari.
El imperio estableció redes de intercambio para obtener alucinógenos y construyó una carretera imperial que conectaba el capital de las tierras altas con la costa del Pacífico, atravesando el valle de Sondondo y conectando tres sitios imperiales.
Infraestructura
El Imperio Wari es considerado un imperio en gran parte debido a su infraestructura. Los estudiosos como William Isbell, Katherine Schreiber y Luis Lumbreras señalan la construcción de una extensa red de carreteras que conectaban ciudades provinciales y la construcción de compleja arquitectura característica en sus principales centros. Los líderes planificaban proyectos y organizaban grandes cantidades de mano de obra para llevarlos a cabo. En la colonia Wari de Pikillacta, se construyeron canales de riego y terrazas que permitían la agricultura.
Guerra, Conflicto e Imperialismo
Los Wari tenían una cultura expansionista desde el siglo VII d.C., lo cual se refleja en su armamento militar. Se estima que su naturaleza expansionista condujo a un mayor nivel de violencia en comparación con otras culturas prehispánicas. Se especula que los Wari utilizaron estrategias de costo-efectivo para conquistar y consolidar territorios, que iban desde la fuerza implícita, diplomacia coercitiva, hasta la cooptación de jerarquías políticas locales.
El militarismo jugó un papel significativo en el Imperio Wari, evidente en varios aspectos de su estructura e iconografía. Los centros subsidiarios alrededor de la capital estaban fortificados, indicando un énfasis estratégico en la defensa. Un complejo amurallado de 2 kilómetros cuadrados en Pikillacta probablemente albergaba una guarnición militar, fortificada con sitios más pequeños y muros diseñados para resistir amenazas militares y controlar el acceso. La iconografía Wari frecuentemente representa soldados equipados con armamento militar, sugiriendo una preparación para el conflicto violento.
Mediante la construcción de infraestructura de estilo imperial, el imperio controlaba áreas a lo largo de la costa del Pacífico y las tierras altas andinas. Los centros provinciales incluyen Viracochapampa, Honcopampa y Cerro Baúl, todos los cuales comparten estilos arquitectónicos y cerámicos similares. Estos sitios estaban conectados a la capital, Huari, por una red de caminos imperiales que creaban una unidad política.
En el Congreso Mundial de Estudios sobre Momias, investigaciones arrojaron luz sobre el colapso del Imperio Wari, donde la sociedad Wari pasó de la cooperación a la violencia. Tiffiny Tung, bioarqueóloga de la Universidad de Vanderbilt, presentó un estudio que destacaba las conexiones entre estresores ambientales, inestabilidad política y colapso social en la caída del imperio. Después del año 1000 d.C., se vivió un periodo marcado por violencia y dificultades tras la desaparición del imperio. El colapso, posiblemente exacerbado por una grave sequía, desató siglos de violencia y desintegración social, dejando un vívido registro en los huesos humanos.
Sitios Arqueológicos
Huari
La ciudad capital del Imperio Wari contiene tumbas y restos que proporcionan información valiosa sobre su estructura social y rituales funerarios.
Ruinas del Wari del Norte (Cerro Pátapo)
En 2008, un equipo dirigido por el arqueólogo César Soriano descubrió las ruinas de una ciudad cerca de Chiclayo, proporcionando la primera evidencia de la presencia Wari en el norte de Perú. En el sitio se encontraron signos de sacrificio humano, con huesos al pie de un acantilado y los restos de una joven mujer. La evidencia sugiere un posible vínculo entre los Wari y la civilización Moche. El sitio se ha conservado bien debido al clima cálido y seco de Perú.
Pikillacta (Pikillaqta)
Pikillacta fue un asentamiento de 495 acres cerca de la cuenca de Cusco. Su parte central consistía en una serie de edificios de múltiples habitaciones que Joyce Marcus comparó con bandejas de hielo. La primera excavación arqueológica de Pikillacta se realizó en 1927, pero no se encontraron muchas evidencias. A través de tres excavaciones separadas, Gordon McEwan hizo descubrimientos extensos en Pikillacta. Aunque es uno de los sitios arqueológicos Wari más grandes encontrados, no hay mucha evidencia que sugiera que la gente realmente viviera allí. La falta de puertas ha llevado a los arqueólogos a teorizar que Pikillacta podría haber sido utilizado como un asilo o prisión.
Cerro Baúl
Cerro Baúl, ubicado en el sur del Perú actual, es uno de los descubrimientos más importantes para determinar la relación entre los Tiwanaku y el Imperio Wari. Este sitio administrativo y ceremonial en el valle de Moquegua contiene dos tipos distintos de arquitectura: edificios públicos asociados con tareas administrativas similares a los de la capital Huari, y pequeñas viviendas para los habitantes de la meseta. La evidencia de diversas fuentes de alimentos y animales muestra la extensa red comercial dentro del imperio. Se teoriza que las diferentes fuentes de alimentos presentes estaban restringidas según el estatus social, y muchos animales podrían haber sido utilizados en sacrificios rituales.
Infraestructura Militar y Económica
El Imperio Wari mostró una notable infraestructura militar, construyendo complejos amurallados y fortificaciones para proteger sus territorios. Los centros provinciales como Viracochapampa, Honcopampa y Cerro Baúl compartían estilos arquitectónicos y cerámicos similares, conectados por una red de carreteras imperiales que unificaban el imperio. La presencia de cerveza, especialmente con infusiones de vilca, durante los festines Wari, servía como un potente instrumento de gobernanza y refuerzo del estatus social de los líderes.
Colapso del Imperio Wari
El colapso del Imperio Wari fue influenciado por estresores ambientales y tensiones internas. Investigaciones presentadas en el Congreso Mundial de Estudios sobre Momias, como las de Tiffiny Tung, mostraron un aumento de la violencia y dificultades tras la desaparición del imperio. Los restos óseos revelaron un incremento en las heridas fatales y cambios en la dieta, indicando escasez de alimentos o cambios dietéticos. Las prácticas funerarias también cambiaron, con entierros post-colapso mostrando signos de profanación. La investigación continua busca descubrir indicadores moleculares de estrés en ADN antiguo para entender mejor la salud y el bienestar de la sociedad Wari durante este periodo.
Conclusión
El Imperio Wari dejó una huella duradera en la historia precolombina de Perú. Desde su sofisticada infraestructura hasta su política expansionista y militarismo, los Wari construyeron un imperio que conectaba diversas regiones y culturas a través de redes comerciales y caminos imperiales. A medida que los arqueólogos continúan descubriendo y estudiando nuevos sitios, se revela más sobre la complejidad y la influencia de esta antigua civilización.