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Tras la última frontera

Ruy López de Villalobos y su expedición a las Filipinas

  1. Biografía de Ruy López de Villalobos
  2. La expedición en busca de la ruta de regreso a Nueva España
  3. Se negocia una repatriación
  4. La muerte de Ruy López de Villalobos

Biografía de Ruy López de Villalobos

A principio del siglo XVI (1505 – 1510), nació en Málaga el distinguido marino Ruy López de Villalobos, reconocido por haber refundado las islas Filipinas, como tributo al monarca Felipe II de Asturias, luego de resultar infructuoso su plan de colonizar las conocidas islas de Poniente o archipiélago de San Lázaro, llamadas así por Magallanes que fue quien las descubrió.

Desde 1916, su nombre se encuentra plasmado en la cubierta del Salón de los Espejos del nuevo Ayuntamiento, donde también destacan los de los malagueños más resaltantes de la historia. Debió su designación como jefe de la Armada de Poniente a su cuñado Antonio de Mendoza, confiándole la crianza de sus descendientes, en caso que fuese dado de baja en algún enfrentamiento.          

Entorno familiar de Villalobos

Los padres del hidalgo malagueño Ruy López de Villalobos, fueron una de las familias que repobló la ciudad de Málaga, la cual pasó a formar parte de la corona hispana en 1487. Desde su conquista fue objeto de grandes cambios, tanto a nivel urbanístico como de población.

La llegada de grupos repobladores cristianos provenientes de todas partes de la península, desplazó a las familias musulmanas que habitaban la ciudad. Sin embargo, estas importantes transformaciones no alteraron en mayor grado la ordenación urbanística islámica.

Estas reformas arquitectónicas no solo dieron lugar a la eliminación de todas las mezquitas en la ciudad. Además abrieron paso a la creación de parroquias en toda la ciudad, entre ellas, Santiago, San Juan, Mártires y Santa María, mientras que la mezquita aljama pasó a ser una catedral.  

Ruy López de Villalobos fue descendiente de Juana de Vargas, natural de Madrid y el leonés Juan de Villalobos, quien fue alcalde de la villa de San Martín de Trebejo, ubicada en Cáceres, antes de su llegada a Málaga. Una vez establecido en la región malagueña, perteneció al círculo oligarca de la ciudad.     

Como parte de su carrera política, llegó a desempeñar el cargo de “mayordomo de la ciudad” y al tiempo, el de Regidor. En 1508, ocupó una de las trece plazas vitalicias que formaban parte del regimiento de la provincia, la cual heredó su hijo Francisco de Villalobos.

La expedición en busca de la ruta de regreso a Nueva España

En 1541 y bajo la orden conferida por Antonio de Mendoza y Pacheco, primer virrey de la Nueva España, se impulsa una nueva expedición hacia Asia. Todo este afán venía por su deseo de hallar nuevas vías comerciales, que sirvieran de puente con la parte occidental de América. En esta situación el malagueño lideró una expedición cuyo punto de partida fue el puerto de Juan Gallego, en Bahía de Navidad, México.

El propósito de esta expedición era definir el trayecto que permitiría volver a las costas novohispanas. Junto a esto también se quería descubrir, explorar, colonizar y evangelizar nuevos territorios en el mar del sur.   

Villalobos en su condición de teniente de gobernador y capitán general de la Armada, estaba al mando de la flota junto al alférez general, Iñigo Ortiz de Retes. Esta flota estaba conformada por cuatrocientos tripulantes (soldados, marineros, funcionarios clérigos y clérigos agustinos).    

El malagueño en su carácter de capitán, mandaba uno de los seis barcos que conformaban la numerosa tropa, la cual llevaba por nombre la nao capitana Santiago. El capitán Bernardo de la Torre comandaba la nao San Jorge; el capitán Francisco Merino lideraba la San Antonio o San Felipe o Los Siete Galigos; el capitán Alonso Manrique dirigía la nave llamada San Juan de Letrán.

Imagen de naos como las que pudo liderar Ruy López de Villalobos
Autor Hermann Trappman

El capitán Pedro Ortiz de Rueda encabezaba la embarcación denominada San Cristóbal y el capitán Juan Martel gobernaba la galeota llamada San Cristóbal o fusta San Martín. Fueron muchos los terrenos que encontraron a su paso, unos descubiertos en 1542, por la expedición llevada a cabo por Grijalva y otros recién avistados.

La ruta seguida por la expedición de Villalobos

La primera isla que vieron en el recorrido fue la de Revillagigedo, luego pasaron por el archipiélago de las Marshall, situado en el Pacífico. Allí divisaron dos complejos atolónicos, uno jamás explorado y la otra isla probablemente vista por Saavedra (1542 – 1543). Cuando llegaron al archipiélago de las Carolinas, bautizaron los islotes de los Matalotes y Arrecifes. 

Cuando la embarcación atracó en las Filipinas, llegó a una bahía conocida como Málaga, llamada así como un tributo a la ciudad de donde era oriundo Villalobos, ubicada en la isla de Mindanao, bautizada Cesárea Caroli, en homenaje a Carlos V (1543). En el recorrido que hicieron luego de un mes de estadía en las Filipinas, dieron con la isla de Sarangani, localizada frente a Mindanao.

En este islote las naves estarían por un año, viéndose en la necesidad de dividirse con el propósito de pedir socorro para poder continuar la travesía. Las galeotas San Cristóbal y San Juan de Letrán partieron rumbo a la isla de Leyte (1543). A la isla las Filipinas arribaron los portugueses, quienes desde ese momento se declararon en disputa con el navío español.          

La expedición española quiso valer la pretensión del gobernador de las Molucas, Jorge de Castro, quien requirió que Mindanao y Sarangani debían formar parte del territorio destinado a la monarquía española, lo cual estaba fundamentado en los Tratados de Tordesillas y Zaragoza. 

No obstante, Villalobos se vio abatido en su pugna por las Molucas portuguesas, debido a factores como la escasez de suministros, viéndose impulsado a dirigirse al norte, permaneciendo en la isla de Leyte un tiempo.

Alianzas contra los portugueses

A esta altura de la expedición, se perfilaba una nueva etapa donde los hispánicos estudiaron la posibilidad de aliarse con el reinado de Tidore y Gilolo (hoy Halmahera), en señal de rechazo a la actuación de los portugueses, quienes se hallaban apostados en Ternate.   

Islas Molucas cuando en la época que las navego Ruy López de Villalobos.
Detalle de las Islas Molucas

Finalmente, las partes dieron validez a los tratados, en contestación a la petición formulada por los portugueses, a quienes Villalobos sostuvo que su llegada se vio forzada por razones de abastecimiento, sin embargo, una vez hayan logrado proveerse, retornarían a las islas Filipinas.

De igual forma, la aceptación de los acuerdos se debió a la solicitud efectuada por el rey de Tidore, a cuya amistad accedió Villalobos con la salvedad que la contienda contra los portugueses no se ejecutaría, ni se les privaría de la parte que les correspondiese de su contratación.

En el marco de la búsqueda del trayecto de retorno a las costas americanas, la nave nao San Juan de Letrán, gobernada por el capitán Bernardo de la Torre, vio fracasado su nuevo intento de hallarlo. En su travesía divisó la isla de Leyte donde decidió atracar. Asimismo, advirtió las islas de los Ladrones, conformada por tres islas del lote de las Marianas y avistó las Bonín y las Volcano.     

El capitán de la galeota nao San Juan de Letrán, se condujo por el archipiélago de las islas Filipinas, en un intento de huir de los vientos desfavorables, hasta llegar a la isla de Leyte, recién abandonada por Villalobos, quien se enrumbaba hacia las Molucas.   

En el trayecto de la embarcación nao San Juan de Letrán, pudo divisar al este de las Filipinas un grupo nuevo de islas, habiéndose convertido además, en la primera nave en cruzar el estrecho de San Bernardino, de San Juanico, ubicado entre las islas Leyte y Samar y el primer barco en costear la isla de Mindanao.     

Un periodo de “calma” entre portugueses y españoles

Durante los años 1544 y 1545, fueron muchos los acuerdos celebrados entre los españoles que se hallaban en Tidore, los portugueses oriundos de Ternate y los monarcas moluqueños de Gilolo y Tidore. Sin embargo, los hispánicos se negaron a aceptar la propuesta formulada por el gobernador de las Molucas, Jordán de Freitas, de unirse contra el monarca de Gilolo.   

Villalobos informó al gobernador de las Molucas que no ofrecería ningún apoyo a los moluqueños, quienes se enfrentarían a los portugueses, manteniendo una actitud neutral hacia ambos bandos, y manifestando su deseo de salir rápidamente del área de las Molucas.

Tras las continuas ofensivas en el agua y de las trifulcas con los portugueses y los indios, sus embarcaciones estuvieron barridas por las distintas enfermedades y la hambruna, razón por la cual, se vio en la necesidad de encaminarse hacia las Molucas, donde logró desembarcar en 1544. Se alió con los indígenas quienes lo ayudaron a erigir un fuerte que fue destruido por los portugueses.  

En un nuevo intento por retornar y desprovisto nuevamente de provisiones, el encargado de la misión ordenó al capitán Íñigo Ortiz de Retes, se embarcara en la nao San Juan de Letrán e hiciera camino. La nave partió de Tidore en 1545, siguiendo la línea del Ecuador. Durante el trayecto pisó las islas Talao, perteneciente a las Talaud, ubicada entre Mindanao y Halmahera.

El tornaviaje parece imposible

Igualmente, visitó otro lote de islas que conformaban el grupo de las Schouten. Aunque al final se desembarcaría en un gran islote, que llamaron isla de Nueva Guinea, la cual fue colonizada para obsequiarla al monarca de España (1545). La sexta intención de dar con la vuelta de Poniente, se vio obstaculizada nuevamente llevándolos de vuelta a Tidore, donde atracó la nave en 1545.

Ruy López de Villalobos que aún se encontraba en esa región, se vio sumergido en un estado de conmoción al ver como su plan se venía abajo una vez más, quedando vulnerable ante el hostigamiento de los portugueses, quienes no estaban a gusto con su presencia en ese territorio lusitano.

Después del regreso del San Juan de Letrán sin haber recibido ninguna ayuda internacional, el gobernador Jordán de Freitas pidió a Villalobos, a los militares de la Armada y a los soldados de la realeza, su alistamiento a las tropas de Ternate, sin embargo, dicho requerimiento fue denegado. Posterior a ello, se dieron otras reuniones que resultaron igualmente infructuosas.

Un grupo de hombres que formaba parte de la tripulación, envió una misiva a Villalobos. En esta le instaban a reclamar a la realeza de Portugal, las tierras que por derecho le pertenecían a la reina católica.

Se negocia una repatriación

El encargado de la flota se negó a llevar a cabo un tercer intento de retorno, por lo que prefirió acordar con el capitán mayor Hernando de Sousa, la repatriación de todos los exploradores portugueses, y volver a la Península Ibérica siguiendo el trayecto de la India.

En 1548, la tripulación compuesta por ciento cuarenta y cuatro sobrevivientes, llegó a Lisboa tras una extensa y nefasta travesía. Esta había salido de Ternate en 1546, en le que costaría la vida a Ruy López de Villalobos, a consecuencia de unas terribles fiebres palúdicas.

La muerte de Ruy López de Villalobos

La muerte del malagueño tuvo lugar durante su permanencia en la isla toluqueña de Amboina (hoy Ambón), en 1546, cuando contaban con cuarenta años de edad. Su cuerpo fue sepultado en la aldea de Zozanibe. Mientras se encontraba enfermo, estuvo bajo el cuidado de San Francisco Javier, quien por mandato del Papa Pablo III, iba a ser evangelizar la región.       

No sería hasta años más tarde cuando un español conseguiría el tan ansiado tornaviaje por parte de Don Andrés de Urdaneta.