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Tras la última frontera

Beatriz de Bobadilla, Señora de La Gomera

  1. ¿Quién fue Beatriz de Bobadilla?
    1. Sus orígenes en la nobleza castellana
    2. La confusión con su homónima, la marquesa de Moya
  2. ¿Cómo llegó Beatriz de Bobadilla a La Gomera?
    1. Su matrimonio con Hernán Peraza el Mozo
    2. El traslado a Canarias y el título de Señora de La Gomera y El Hierro
  3. ¿Qué ocurrió en la rebelión de los gomeros de 1488?
    1. La muerte de Hernán Peraza
    2. El asedio en la Torre del Conde
    3. La represión con Pedro de Vera
  4. ¿Qué papel tuvo Beatriz de Bobadilla en el gobierno de La Gomera?
    1. Su labor como gobernadora y pobladora
    2. La introducción de la caña de azúcar y la economía isleña
    3. Acusaciones de crueldad y pleitos familiares
  5. ¿Cuál fue la relación entre Beatriz de Bobadilla y Cristóbal Colón?
    1. Encuentro en La Gomera en los viajes colombinos
    2. El mito del romance entre Colón y la señora de La Gomera
  6. ¿Con quién se casó en segundas nupcias Beatriz de Bobadilla?
    1. La unión con Alonso Fernández de Lugo
    2. Su papel político en Tenerife
  7. ¿Cómo fueron los últimos años de Beatriz de Bobadilla?
    1. Pleitos, acusaciones y tensiones familiares
    2. ¿Cómo murió la Señora de La Gomera?
  8. ¿Cómo se recuerda a Beatriz de Bobadilla?
    1. Entre el mito y la historia
    2. El legado de la Señora de La Gomera
  9. Conclusión: ¿Por qué Beatriz de Bobadilla es clave en la historia de Canarias?

¿Quién fue Beatriz de Bobadilla?

Beatriz de Bobadilla (c. 1460–1504), conocida como la Señora de La Gomera y El Hierro, fue una noble castellana cuya vida se entrelazó con algunos de los episodios más decisivos de la historia de Canarias y de la expansión hispánica. Figura rodeada de leyendas, se la recuerda tanto por su belleza como por su dureza en el gobierno, lo que le valió el apodo de “la Cazadora”, heredado de su padre, cazador mayor de Enrique IV.

Retrato en acuarela de Beatriz de Boadilla

En un tiempo en el que las islas Canarias se convirtieron en un puente imprescindible hacia América, Beatriz de Bobadilla ejerció un papel central: anfitriona de Cristóbal Colón en sus viajes a las Indias, pieza clave en la represión de la rebelión de los gomeros y gobernadora de La Gomera durante años turbulentos. Su nombre ha quedado marcado por la dualidad: para unos fue una mujer despiadada, para otros, una gobernante firme que consolidó la presencia de Castilla en un territorio en plena transformación.

Sus orígenes en la nobleza castellana

Beatriz nació en Medina del Campo, en el seno de una familia de la baja nobleza castellana. Hija de Juan de Bobadilla, cazador mayor y hombre de confianza en la corte de Enrique IV y luego de Fernando el Católico, creció en un entorno próximo al poder. Su linaje estaba bien conectado: su hermano Francisco de Bobadilla pasaría a la historia como el juez que arrestó a Cristóbal Colón en La Española, y su prima homónima, Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, fue dama principal de Isabel la Católica.

En este contexto, la joven Beatriz se movió entre palacios y cortes, ganándose fama por su atractivo y su carácter fuerte. Las crónicas renacentistas, como las de Baltasar de Castiglione, recogen historias de su vida amorosa y su magnetismo en la corte. Sin embargo, más allá de anécdotas y rumores, lo que la historia muestra con claridad es que supo aprovechar su posición para proyectar influencia y asegurarse un papel de relevancia en el tablero político de su tiempo.

La confusión con su homónima, la marquesa de Moya

Una de las dificultades para entender su figura es la confusión con su pariente, la marquesa de Moya, también llamada Beatriz de Bobadilla. Mientras la marquesa fue confidente y amiga íntima de Isabel la Católica, la Bobadilla de Canarias fue protagonista en las islas atlánticas.

Para distinguirlas, los cronistas empleaban apodos: a la de la corte, la Marquesa de Moya; a la nuestra, la Cazadora o la Bobadilla de Canarias. Esta duplicidad ha hecho que muchas veces se mezclen episodios y se atribuyan hechos a la persona equivocada. En realidad, fueron dos mujeres distintas, ambas influyentes en su época, pero con trayectorias muy diferentes: una en Castilla y otra en las islas, allí donde se fraguaba el inicio del Imperio hispánico.

Retrato de Beatriz de Boadilla

¿Cómo llegó Beatriz de Bobadilla a La Gomera?

Su matrimonio con Hernán Peraza el Mozo

En la corte de los Reyes Católicos, la belleza y el carácter apasionado de Beatriz de Bobadilla no pasaron desapercibidos. Las crónicas señalan que incluso Fernando el Católico habría mostrado demasiado interés en ella, lo que generó tensiones con la reina Isabel. Para resolver aquella situación delicada, los monarcas le buscaron un matrimonio ventajoso que, además, sirviera a los intereses de la Corona.

El elegido fue Hernán Peraza el Mozo, señor de La Gomera e hijo de los poderosos señores de Canarias, Diego de Herrera e Inés Peraza. Hernán, que debía responder ante los Reyes por episodios conflictivos en las islas, recibió el perdón a cambio de contraer matrimonio con Beatriz y participar con sus vasallos en la conquista de Gran Canaria.

La boda se celebró en Madrid, entre noviembre y diciembre de 1482, con un gran respaldo político. Como dote, los Reyes otorgaron a Beatriz medio millón de maravedíes y la finca de la Mairenilla, en el Aljarafe sevillano. Para ella, significaba un ascenso social y un nuevo horizonte; para él, la redención ante la justicia real.

El traslado a Canarias y el título de Señora de La Gomera y El Hierro

Tras el enlace, la pareja se trasladó a San Sebastián de La Gomera, residencia señorial de los Peraza-Herrera. Con ello, Beatriz de Bobadilla se convirtió en Señora de La Gomera y, poco después, también en Señora consorte de El Hierro, cuando Inés Peraza cedió esta isla a su hijo en 1486.

La llegada a las islas supuso un cambio radical. De la vida cortesana en Medina del Campo y Segovia, Beatriz pasó a un mundo fronterizo, donde la convivencia entre castellanos e indígenas era tensa y frágil. Allí nacerían sus hijos Guillén Peraza e Inés, futuros protagonistas del linaje señorial.

En Canarias, Beatriz dejó de ser solo una dama célebre por su hermosura o sus rumores de amoríos cortesanos. Comenzaba a forjarse la imagen que pasaría a la historia: la de una gobernante firme, llamada a ejercer poder en un territorio clave para la Monarquía Hispánica, en plena fase de expansión atlántica.

Isla de la Gomera en el Siglo XVI

¿Qué ocurrió en la rebelión de los gomeros de 1488?

La muerte de Hernán Peraza

En 1488, la frágil convivencia entre los colonos castellanos y los indígenas gomeros estalló en violencia. El detonante fue la conducta del propio Hernán Peraza el Mozo, que había abusado de su posición y mantenía una relación con una mujer indígena llamada Yballa. Descubierto en un encuentro con ella, los gomeros reaccionaron con furia y le dieron muerte.

Este hecho no solo truncó la vida del joven señor de La Gomera, sino que colocó a Beatriz de Bobadilla en una situación inédita: viuda, madre de dos hijos pequeños y al frente de un señorío en plena insurrección.

El asedio en la Torre del Conde

Tras el asesinato de su marido, los gomeros se alzaron en armas contra el dominio castellano. La revuelta fue violenta y amenazaba con expulsar a los colonos de la isla. En medio del caos, Beatriz se refugió con sus hijos y varios vecinos en la Torre del Conde de San Sebastián, la fortaleza más sólida de la isla.

Allí resistieron durante días el asedio indígena, en un episodio que la memoria local conserva como símbolo de resistencia. La viuda, rodeada de enemigos y con escasas esperanzas de auxilio inmediato, mostró el temple que la historia le atribuiría: el de una mujer dispuesta a sostener el poder en circunstancias extremas.

La represión con Pedro de Vera

Consciente de que no podría sostenerse sola, Beatriz envió un mensajero a Gran Canaria, pidiendo auxilio al gobernador Pedro de Vera. Este acudió con un contingente de unos 400 hombres, y juntos sofocaron la rebelión de manera brutal.

La represión fue implacable: los cronistas cuentan que todos los varones mayores de 15 años fueron ejecutados y que mujeres y niños fueron apresados, muchos vendidos como esclavos. Aunque este hecho le valió a Beatriz y a Vera un proceso en la Corte, la realidad es que el levantamiento quedó sofocado y La Gomera pasó a estar definitivamente bajo control castellano.

El precio fue alto: la isla quedó diezmada de población indígena y el nombre de Beatriz de Bobadilla quedó ligado para siempre a este episodio de sangre y fuego.

¿Qué papel tuvo Beatriz de Bobadilla en el gobierno de La Gomera?

Su labor como gobernadora y pobladora

Tras la muerte de Hernán Peraza, Beatriz de Bobadilla asumió la tutela de su hijo Guillén Peraza, heredero del señorío, y con ello la dirección efectiva de La Gomera y El Hierro. Aunque la violencia de 1488 había dejado la isla gravemente despoblada, Beatriz tomó medidas para garantizar la continuidad del poder señorial.

Algunos documentos posteriores reconocen que “ella por su buen saber pobló la isla de La Gomera”, promoviendo asentamientos y reforzando la villa de San Sebastián como núcleo principal. Se convirtió en la garante de la presencia castellana en un territorio estratégico en las rutas atlánticas.

La introducción de la caña de azúcar y la economía isleña

A su iniciativa se atribuye también la introducción del cultivo de la caña de azúcar en La Gomera. Este cultivo, que ya se desarrollaba en Madeira y pronto florecería en el Caribe, generó riqueza, atrajo colonos y conectó aún más la isla con las redes comerciales europeas.

Gracias a esta apuesta, La Gomera pasó de ser un territorio convulso a integrarse en la economía atlántica de la Monarquía Hispánica, adelantando en pequeña escala lo que después se consolidaría en el Nuevo Mundo: un espacio mestizo, agrícola y comercial, donde lo indígena, lo europeo y lo africano se mezclaban bajo la autoridad castellana.

Plantación de caña de azúcar del siglo XVI en la gomera

Acusaciones de crueldad y pleitos familiares

Sin embargo, el gobierno de Beatriz no estuvo exento de polémica. Cronistas como Juan de Abreu Galindo recogen episodios en los que la señora de La Gomera castigó con dureza a quienes osaban desafiar su autoridad. Se cuenta, por ejemplo, que mandó ahorcar a un vecino principal acusado de ofenderla, exhibiendo su cuerpo en la plaza de San Sebastián. Estos relatos cimentaron su fama de gobernante despiadada.

Además, su gestión estuvo marcada por pleitos familiares. La poderosa familia Herrera-Peraza cuestionó sus derechos y la acusó de dilapidar bienes o de actuar como “tutora sospechosa” de sus hijos. Durante años, Beatriz tuvo que defender en la Corte la legitimidad de su señorío frente a acusaciones e intentos de despojarla.

Aun así, logró mantener el control y, pese a las críticas, consolidó la presencia castellana en las islas. Su figura emerge como la de una mujer que gobernó con mano firme en un tiempo y un lugar donde el poder solía ser ejercido solo por hombres.

¿Cuál fue la relación entre Beatriz de Bobadilla y Cristóbal Colón?

Encuentro en La Gomera en los viajes colombinos

La posición estratégica de La Gomera convirtió a la isla en un punto de escala obligado en las travesías atlánticas. Cristóbal Colón recaló allí en tres de sus viajes a las Indias (1492, 1493 y 1498), y en todos ellos contó con la hospitalidad de Beatriz de Bobadilla.

En su primer viaje, Colón llegó con la Niña al puerto de San Sebastián en septiembre de 1492, mientras la Pinta era reparada en Gran Canaria. La señora de La Gomera le facilitó bastimentos, leña y agua para continuar hacia lo desconocido. En los siguientes viajes, la relación se consolidó: el almirante encontró en Beatriz no solo una anfitriona, sino una aliada que aseguraba el avituallamiento de sus naves.

Cristóbal Colón llegando en su primer viaje a Amércia

Este papel de anfitriona de Colón dio a Beatriz un lugar en la historia universal: desde las playas de su señorío partieron las carabelas que transformarían el mundo.

El mito del romance entre Colón y la señora de La Gomera

La cercanía entre ambos dio pie a rumores y leyendas. Una carta escrita en 1495 por Miguel de Cúneo, compañero de Colón, hablaba del “ardiente amor” que el almirante habría sentido por la señora de La Gomera. Desde entonces, la historiografía romántica la ha retratado como amante del descubridor.

Sin embargo, los documentos coetáneos no prueban esa relación. Lo cierto es que, más allá del mito, su vínculo fue político y estratégico: Beatriz garantizó la logística de Colón, y Colón reforzó la importancia de La Gomera en las rutas atlánticas.

El romance pudo ser una construcción literaria, pero refleja la fascinación que su figura ejercía en la época y después.

¿Con quién se casó en segundas nupcias Beatriz de Bobadilla?

La unión con Alonso Fernández de Lugo

En 1498, Beatriz contrajo matrimonio con Alonso Fernández de Lugo, adelantado de Canarias y conquistador de La Palma y Tenerife. Esta unión no solo unía dos linajes poderosos, sino que respondía a una necesidad política: ella buscaba apoyo frente a los pleitos con la familia Herrera-Peraza, y él deseaba reforzar su posición al casarse con una señora de vasallos.

La pareja se trasladó a Tenerife, instalándose en la nueva villa de San Cristóbal de La Laguna. Allí, Beatriz continuó ejerciendo poder: en varias ausencias de su marido quedó al frente de la gobernación, administrando justicia, nombrando cargos e incluso dictando castigos ejemplares que consolidaron su fama de gobernante dura.

Su papel político en Tenerife

Como gobernadora interina, Beatriz fue clave en el proceso de organización de las nuevas islas conquistadas. Autorizó repartimientos de tierras, gestionó cosechas y supervisó el control de los guanches alzados. Aunque criticada por algunos vecinos, otros testimonios reconocen su inteligencia y su capacidad para gobernar.

Su segundo matrimonio reforzó la red de poder de la Monarquía en Canarias y aseguró que el linaje Peraza-Bobadilla se mantuviera en la cúspide del señorío insular.

¿Cómo fueron los últimos años de Beatriz de Bobadilla?

Pleitos, acusaciones y tensiones familiares

Los últimos años de Beatriz estuvieron marcados por el desgaste de décadas de conflictos. Tuvo que enfrentarse a pleitos interminables con la familia Herrera-Peraza, que cuestionaban el mayorazgo y la legitimidad de sus hijos sobre el señorío. También soportó denuncias ante el Consejo Real por los excesos cometidos en la represión de La Gomera y por sus actuaciones como gobernadora en Tenerife.

Las tensiones familiares fueron constantes: su suegra, Inés Peraza, y sus cuñados trataron de arrebatarle el control de los territorios, y los procesos judiciales consumieron gran parte de su tiempo y recursos.

¿Cómo murió la Señora de La Gomera?

En 1504, el mismo año en que falleció Isabel la Católica, Beatriz apareció muerta en su cama en Medina del Campo, su villa natal. La versión oficial habla de enfermedad mental y un deterioro progresivo. Sin embargo, algunos cronistas apuntaron a un posible envenenamiento, reflejo del ambiente de intrigas que rodeaba su figura.

La coincidencia temporal con la muerte de la reina añade un tono simbólico: ambas mujeres, unidas en la historia, cerraban casi al mismo tiempo una era decisiva para Castilla y para Canarias.

¿Cómo se recuerda a Beatriz de Bobadilla?

Entre el mito y la historia

Beatriz de Bobadilla ha pasado a la historia como un personaje ambivalente:

  • Por un lado, se exaltó su belleza y magnetismo, capaces de atraer a figuras como Fernando el Católico o Cristóbal Colón.
  • Por otro, se la ha descrito como cruel y despiadada, sobre todo por su papel en la represión de los gomeros en 1489.

Su figura fue apodada “la Cazadora”, no solo por el cargo de su padre en la corte, sino por la imagen de mujer fuerte y dominadora. La historiografía moderna ha señalado que su dureza no fue distinta a la de cualquier varón de su tiempo, y que su mala fama pudo estar condicionada por prejuicios hacia una mujer con poder.

El legado de la Señora de La Gomera

Más allá de los juicios morales, Beatriz de Bobadilla fue una protagonista indiscutible de la historia atlántica:

  • Aseguró la incorporación definitiva de La Gomera y El Hierro a la Corona.
  • Dio soporte logístico a Colón en sus viajes, lo que situó a Canarias como plataforma del descubrimiento.
  • Fue gobernadora de facto en Tenerife, contribuyendo a consolidar la presencia castellana.

Su descendencia, los condes de La Gomera y marqueses de Adeje, perpetuó su linaje durante siglos en la nobleza española.

Conclusión: ¿Por qué Beatriz de Bobadilla es clave en la historia de Canarias?

La vida de Beatriz de Bobadilla resume las tensiones de su tiempo: nobleza en ascenso, choque entre mundos, alianzas matrimoniales, violencia de conquista y nacimiento de una nueva sociedad en Canarias. Fue amiga de reinas, posible amante de un almirante y temida gobernadora insular.

Su memoria, envuelta en luces y sombras, sigue viva como la de una mujer que, en un mundo de hombres, marcó el rumbo de la historia.