- La importancia de la batalla de Otumba
- Antecedentes a la batalla de Otumba
- La triple alianza les corta el paso en Otumba
- Las fuerzas Mexicas
- No hay que despreciar nunca a un adversario
- El choque de los ejércitos
- Juan de Alvarado cree localizar al general azteca
- Cortés acaba de un golpe la batalla de Otumba
- El pánico surge en las filas de la triple alianza
- Consecuencias de la batalla de Otumba
La importancia de la batalla de Otumba
La batalla de Otumba se enmarca dentro de la conquista del imperio mexica por parte de Hernán Cortés y los pueblos nativos enfrentados a la triple alianza. Se trata de un significativo capítulo en la historia de América, que marcó a nivel mundial un hito de gran importancia en la geopolítica.
Ésto se debió a que a partir de la anexión de los dominios imperiales mexicas repletos de riquezas materiales y en su territorio se inició la exploración profunda del continente.
Este hecho, permitió aumentar en gran manera los dominios de la casa española de los Habsburgo. Sin embargo, esta la anexión y exploración de estos inmensos territorios jamás hubiera sido posible sin la inquebrantable voluntad, la valentía y hasta temeridad de estos implacables hispanos quienes siempre siendo muy pocos se enfrentaron y vencieron a muchos.
Hoy veremos una de las batallas más impresionantes y poco conocidas de la conquista de América. Una batalla que pondría al límite de sus fuerzas y en un peligro de muerte a toda la expedición de Cortés, pudiendo haber terminado por completo en ese momento.
Antecedentes a la batalla de Otumba
Nos encontramos en el año de 1520, y lo que se había iniciado en un principio como una expedición de exploración por parte de Cortés y sus hombres en 1519, animados por los rumores e historias sobre una gran civilización que se encontraba en el interior había desembocado en una historia tan dramática como compleja como fuel la huida tras la noche triste y la batalla de Otumba .
Después de recibir varias comitivas por parte del emperador Moctezuma, que incluían regalos y mujeres para estos extraños hombres blancos y barbudos venidos del mar. El emperador no consiguió que las otras naciones indígenas que buscaban de liberarse de su yugo y las fuerzas de Cortés dejasen de avanzarán hacia el interior.
Cortés estaba decidido a avanzar sobre la capital. Eso sí, no sin prudencia y valorando las posibilidades que se le iban presentando cosa que pudo hacer de manera magistral gracias a Doña Marina. Después de enfrentarse y vencer a los tlaxcaltecas, Cortés ya había percibido que los diferentes señoritos que se encontraba a su paso estaban sometidos por la élite de los mexicas y sus sanguinarias costumbres rituales.
Por lo que rápidamente con promesas y ofertas de alianza propone a los tlaxcaltecas liberarse del yugo mexica para siempre.
Disonancia cognitiva entre aztecas y españoles
Españoles y mexicas durante la conquista nunca terminaron de entenderse completamente los unos a los otros, por lo que grandes disonancias se dieron en no pocos aspectos. Desde la percepción del otro, hasta la manera de hacer la guerra.
El emperador Moctezuma se encontraba profundamente condicionado por las creencias y mitos mexicas sobre la idea de que el dios Quetzalcóatl volvería del Este.
No se sabe con certeza si en verdad el emperador creía que estos hombres eran dioses, pero es un hecho que les recibió en su capital de manera pacífica.
Por lo que pronto el hábil Cortés convirtió al emperador en rehén dentro de su propia capital. De esta manera, las diferencias y conflictos no tardan en darse por lo que la situación es cada vez más tensa.
Los primeros problemas de Cortés
Sin embargo cortés tiene el apremiante problema de que debe ausentarse para enfrentar a la expedición de Pánfilo de Narváez, quien desde Cuba tiene la misión de capturarle y llevarle ante la justicia.
Por esto, dejó como sustituto a Pedro de Alvarado a cargo de una compañía de 80 soldados que deberían resguardar y proteger al prisionero Moctezuma en su ausencia.
Durante este periodo, Alvarado se encuentra en un constante temor de que al ser tan pocos los españoles en medio de miles de mexicas, éstos fácilmente puedan aplastarles en cualquier momento.
Por lo que durante las celebraciones locales, mientras una buena parte de la nobleza se encuentra en un ritual Pedro de Alvarado y sus hombres realizan la matanza del templo mayor.
Lo que hizo detonar la abierta hostilidad de la ciudad contra los extranjeros. A la llegada de Cortés, la situación era ya insostenible. Ni Moctezuma fue capaz de apaciguar a su pueblo y es asesinado.
La noche triste
Esto provoco el tener que planear la huida de manera inmediata. Ésta se convertiría en el episodio de la noche triste, dónde el 30 de junio de 1520 las tropas españolas y sus aliados tlaxcaltecas trataron de huir por uno de los puentes que conectaban la ciudad con tierra firme.
Esta retirada se convierte pronto al ser descubiertos, en una matanza de hombres que buscaban huir desesperadamente. En medio de la confusión y la oscuridad más absolutas, alrededor de 500 españoles y 3000 aliados tlaxcaltecas perdieron la vida o fueron capturados para el sacrificio. Sin tiempo de lamentarse por los compañeros, los supervivientes deben huir a marchas forzadas para entrar de nuevo en el territorio tlaxcalteca.
La triple alianza les corta el paso en Otumba
Es esta huida siguen siendo acosados por los guerreros mexicas en todo momento. El 7 de julio de 1520 en las cercanías de Otumba, el paso de los españoles hacia tlaxcala se vio interrumpido por un inmenso ejército azteca compuesto obviamente por mexicas, texcocanos, tlacopanos y demás miembros de la triple alianza.
A estos también se les sumaron seguramente bastantes contingentes pertenecientes a otros señoríos sometidos por parte de los mexicas. Las fuerzas de este formidable ejército se estiman entre los 20.000 y hasta los 100 mil hombres.
De cualquier manera, los Españoles se encontraban en una profunda desventaja. Exhaustos y malheridos, habían perdido la mayoría de los caballos. También habían perdido toda su artillería, la pólvora se había mojado o extraviado.
Por lo que los arcabuces se encontraban inoperativos. Además, muy pocas ballestas aún eran útiles por lo que a los castellanos y a sus aliados tlaxcaltecas tan sólo les quedaban sus armas más fieles, entre las cuales estaban las espadas romperás, sus picas, las pocas ballestas que aún les quedaban.
Aún así, contaban con un grupo que oscilaba entre los 24 y los 40 hombres de armas montados y por supuesto la inquebrantable voluntad de vencer o morir. Los españoles se cuentan alrededor de los 600 mientras que sus aliados tlaxcaltecas eran alrededor de unos 1000 hombres.
Quiero destacar que no todo eran soldados, había mujeres que lucharon con gran valor como fue el caso de María de Estrada. Una de las mujeres españolas que participó en la expedición de conquista y peleó en esta batalla con una lanza en la mano como si fuese uno de los hombres más valerosos del mundo.
Las fuerzas Mexicas
El ejército mexica por otro lado, se trataba ahora de las tropas profesionales y permanentes que en el momento de la noche triste no se encuentran en Tenochtitlán sino de campaña en las guerras floridas.
Por lo que reciben la orden del nuevo emperador Cuitláhuac para interceptar y capturar a los pocos españoles y tlaxcaltecas que aún quedaban.
Durante la noche triste el objetivo fue claro, la población de la capital liderada por los poderosos guerreros águila, fue a aniquilar a los españoles. En este momento, ya sabían que los españoles eran pocos, agotados y moramente derrotados. El objetivo era capturarlos para su sacrificio ritual, acabando así con su amenaza.
Exhaustos y hambrientos las fuerzas de cortes llegaron a Otumba para descubrir que estaban esperándolos para capturarlos como trofeo para los sacrificios.
Los Aztecas despreciaban a los españoles y tlaxcaltecos, los superaban holgadamente y no sabían como luchaban en campo abierto. Los únicos que se han habían enfrentado en campo abierto a los españoles eran los tlaxcaltecas. Los cuales fueron rotundamente derrotados a pesar de su inmensa superioridad numérica.
Tras esta batalla conocieron el potencial que los españoles les brindaban para poder liberarse de la tiranía azteca. Los orgullosos mexicas aun sabiendo de estos hechos, atribuyeron la derrota de los de Tlaxcala a que eran “cobardes y guerreros inferiores a ellos”.
Debemos tener en cuenta que los mexicas sólo habían tenido escaramuzas contra los españoles en la ciudad de Tenochtitlán, entre callejuelas y pirámides.
A pesar de conocer la superioridad de las armas de acero español y de los duros guerreros que eran, se encontraban envalentonados por el éxito de la noche triste. Al enfrentarse a una procesión de hombres más preocupados por correr para salvar el oro que tenían consigo y sus vidas que por combatirlos.
No hay que despreciar nunca a un adversario
Los líderes mexicas al llegar este punto creen que los españoles son unos cobardes por huir en la noche triste y seguir huyendo. Eso sí, no conocían la tremenda efectividad de la doctrina militar de los castellanos en campo abierto debido a que nunca habían tenido una batalla campal de ejército contra ejército.
Este evento tendría lugar en Otumba. Ante la visión de las inmensas fuerzas de la triple alianza, Cortés manda a formar a sus hombres en una formación rectangular de picas y armas.
Están en el centro la caballería, la cual saldría repetidamente hacer cargas y refugiarse de nuevo dentro de las filas de tlaxcaltecos y españoles.
El conquistador arengó a sus hombres diciendo:
No es cosa nueva que unos pocos de nuestra nación tensan y pongan en fuga a muchos turcos y moros muy belicosos. Pidamos el favor de Dios, está en su causa, este es su negocio por él hemos de pelear. Encomendémonos a la virgen María, madre suya para que sea nuestra intercesora y que nos favorezca mi abogado San Pedro y el patrón de las Españas Santiago.
Este va a ser el día de la victoria más memorable que hayan tenido hasta el día de hoy españoles contra infieles. Espero en Dios que nos dará venganza.
Hernán Cortés
El choque de los ejércitos
El ejército mexicano se encuentra comandado por el hermano del emperador Cuitláhuac, un general llamado Matlatzincatzin que contaba con las tropas de la triple alianza, los guerreros jaguar y los guerreros águila. Además contó con una gran variedad de guerreros ataviados con sus coloridos y vistosos atuendos y pinturas de guerra.
Ambos ejércitos se encuentran uno frente a otro, los mexicas en vista de su inmensa superioridad numérica rodearon rápidamente a la cerrada formación española que se prepara para resistir el embate.
Las primeras oleadas de guerreros mexicas se suceden una tras otra chocando salvajemente siendo paradas en seco por las picas y las espadas castellanas mientras que Cortés y sus hombres a caballo cargan repetidamente contra los mexicas.
Los indígenas de la triple alianza caen por cientos, los españoles y tlaxcaltecos resisten los embates como si fueran una roca, pero los mexicas parecen no tener fin.
Los españoles rompieron varias veces las masas enemigas en las cuales hicieron en pocas horas horrible carnicería pero, los indios reemplazaban en el acto las bajas de los muertos con nuevas tropas y volvían a cargar con el mismo entusiasmo e igual valor.
Juan de Alvarado cree localizar al general azteca
El número de soldados enemigos parecía infinito y los españoles, lógicamente terminarían por ceder. En ese momento Juan de Alvarado identificó, en la cima de un pequeño mogote, al más alto y adornado guerrero azteca, al que identificaron como posible comandante en jefe de los guerreros aztecas. En realidad se trataba de Matlatzincatzin , sumo sacerdote y primer ministro, la persona más poderosa tras el emperador.
Cuatro indios de los más corpulentos sostenían a Matlatzincatzin en una especie de palanquín y desde allí daba órdenes a sus guerreros que obedecían con la mayor disciplina. En su mano derecha sostenía el estandarte real, una especie de red de oro macizo pendiente de una pica, rematado con plumas de diversos colores y en el centro había cincelados algunos jeroglíficos.
Cortés identificó la única oportunidad para lograr la victoria y salvarse. Recordó haber oído decir a los tlaxcaltecas que el conservar o perder el estandarte real decidía sus victorias o las de sus enemigos. A partir de aquel instante todos sus esfuerzos se dirigieron a apoderarse de aquel trofeo de guerra.
Confiaba en el éxito por el pavor que infundían los caballos en los tlaxcaltecas, llamó a sus capitanes, Gonzalo de Sandoval, Pedro de Alvarado, Cristóbal de Olid y Alonso Dávila les comunicó el proyecto que había concebido y todos se aprestaron a ayudarle en aquella arriesgada empresa.
Hernán Cortés les ordenó lo que debían hacer y un momento después 5 jinetes embistieron a media rienda por la parte menos defendida que conducía al centro donde estaba Matlatzincatzin .
Se cumplieron las previsiones de Cortés, retirándose los indios al ver aproximarse los caballos y antes de que se repusieran de su sorpresa, los cinco jinetes llegaron sin detenerse a la posición donde se encontraba el Matlatzincatzin.
Cortés acaba de un golpe la batalla de Otumba
Una vez allí Hernán Cortés le dio tan terrible lanzazo que al primer envite le sacó fuera del palanquín cayendo en tierra y sufriendo una mortal herida.
Juan de Salamanca que se hallaba cerca de lugar donde murió el caudillo azteca, tomó el estandarte y se lo entregó a Hernán Cortes; quien montado en su caballo, izó el estandarte azteca agitándolo para que fuera vista como señal de victoria de los españoles.
Los aztecas al ver el estandarte de su imperio en poder del enemigo y muerto el ciuacoatl, se atemorizaron, rompieron filas y huyeron en desbandada, siendo perseguidos por la caballería española y los aliados de tlaxcala, quedando el llano de Otumba cubierto por más de 5.000 cadáveres aztecas. Quién hubiera creído, cuatro hora antes, que un puñado de 500 aventureros pudieran haber puesto en fuga a un formidable ejército de 40.000 guerreros indios.
El pánico surge en las filas de la triple alianza
Contra todo pronóstico y en una desventaja numérica aplastante de al menos 100 a 1, los españoles miran atónitos cómo es que dios y el valor les ha dado una victoria que aún no terminan de creerse.
En el campo ya se encuentran a unos 60 españoles muertos y otros tantos aliados, pero miles de indígenas.
De esta manera terminó la célebre batalla de Otumba, una de las páginas más brillantes de la historia de la conquista del Nuevo Mundo y el hecho más gloriosos de la vida de Hernán Cortes.
Los españoles pasaron la noche en un templo azteca cercano al campo de batalla en el que cantaron a coro un solemne Tedeum en acción de gracias por haber salvado la vida. A la mañana siguiente Hernán Cortés organizó con sus capitanes sus fuerzas para proseguir su marcha, todo había terminado y Cortes ya podía continuar su camino a Tlaxcala .
Consecuencias de la batalla de Otumba
Había transcurrido un año desde que entraron en Tenochtitlan y un año y medio desde que desembarcaron, el ánimo de Cortés debería estar temeroso y anhelante por llegar a tierras tlaxcalteca y conocer su futuro, y ver el apoyo con el que podían contar.
La victoria en Otumba entró así en los anales de las batallas más desiguales y heroicas de toda la historia. La cual a diferencia de las Termópilas u otros actos heroicos se culminó con una victoria.
De perder esta batalla, la expedición de Hernán Cortés hubiera terminado abruptamente. Sin embargo este resultado dio fe en la superioridad de la doctrina militar española, la cual no sólo funciono contra el imperio azteca sino contra un número elevadísimo de reinos y estilos de hacerla guerra alrededor del mundo.
Después de esta victoria Cortés y sus hombres pudieron volver a Tlaxcala sin ser molestados preparándose para devolver el golpe y asediar la capital del imperio mexica.
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Fuentes
- Museo del Ejército de Tierra.
- Grandesbatallas.es