- Biografía de Alonso del Castillo Maldonado
- Zarpa la Flota de Narváez
- Una travesía de 7 años
- Viaje de Alonso del Castillo a la Nueva España
- Últimos años de vida
Probablemente una de las más grandes hazañas del mundo, caída como tantas realizadas por españoles en el olvido. Los cuatro protagonistas de ésta épica historia, entre los que se encontraba Alonso, tuvieron que sobrevivir al naufragio de su barco frente a las costas de Texas, mientras participaban en una fracasada expedición a Florida promovida por el Gobernador Pánfilo de Narváez en el año de 1527.
Alonso del Castillo Maldonado fue uno de los hijos del Sol que junto a Cabeza de Vaca, el bueno de Esteban Dorantes y su amigo Andrés Dorantes de Carranza recorrió la inmensidad de Norte América. Soldado, esclavo, curandero o nigromante son cosas sencillas de alcanzar cuando servías con valor a tu rey.
Biografía de Alonso del Castillo Maldonado
Alonso del Castillo nació en la bella ciudad de Salamanca. Alonso era hijo de un afamado médico y de Aldonza Maldonado, ambos eran miembros de la nobleza española. Como hidalgo que era, había sido bien educado, aunque carecía de las riquezas que podríamos imaginarnos.
Por esto, Castillo Maldonado se decidió a buscar la fortuna y la fama en ese Nuevo Mundo lleno de oportunidades. De hecho, se ofreció como voluntario en la expedición de Pánfilo de Narváez en 1527 como capitán. Lo que es seguro, es que nadie se podría imaginar las penurias y aventuras que estaba a punto de vivir.
Zarpa la Flota de Narváez
La flota se hizo a la mar en Sanlúcar de Barrameda un 17 de junio de 1527. Ésta estaba formada por cinco naves y una fuerza de seiscientos hombres bajo el mando de Pánfilo de Narváez.
Tras varias semanas navegando las aguas del Atlántico, la expedición hizo escala en la isla de La Española. Ésta parada era imprescindible para poder aprovisionarse de víveres e impedimenta para su siguiente etapa, la Florida.
Pánfilo se había decidido a alcanzar la Florida. Al zarpar, una de las naos estaba bajo el mando conjunto del bejarano Andrés Dorantes y el salmantino Alonso del Castillo Maldonado.
Por desgracia una tormenta los hizo ir sin gobierno hacia la bahía de Tampa. Allí, las fuerzas(en contra del parecer de Cabeza de Vaca y de Alonso del Castillo), se dividieron.
Las naos y carabelas irían caboteando la costa en dirección al Panuco (oeste del citado golfo de México). La idea era que encontraran un buen puerto en el que esperar a Pánfilo y sus hombres. Narváez pensaba que podría alcanzarlos, cosa que nunca sucedería.
Castillo Maldonado formaba parte de los 300 hombres que se quedaron en tierra con Narváez. Estos conseguirían abrirse paso a duras penas, atravesando trabajosamente pantanos y manglares. Cansados, llegarían a una aldea indígena conocida como Apalache.
Los indígenas no recibieron amistosamente a los capitanes salmantinos. El hostigamiento a las fuerzas españolas se fue incrementando y con el las bajas. Ante lo delicado de la situación, Narváez ordenó volver a la costa. Los hombres restantes y con medios de fortuna consiguieron construir cinco barcazas con las que navegar por la costa del golfo.
Los más afortunados consiguieron llegar a una isla en las inmediaciones de Galweston que sería bautizada como Mala suerte, Malhado. Narváez había desaparecido en la mar y los salmantinos tomaron el mando de la exiguas fuerzas.
Entre los supervivientes del naufragio estaban Andrés Dorantes, su esclavo Estebanico, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y el propio Alonso del Castillo Maldonado.
Una travesía de 7 años
Al encontrarse con los nativos de la región, estos los tomaron prisioneros al instante. De esta forma se convirtieron en esclavos de una tribu nativa del suroeste de los Estados Unidos.
En Texas, Alonso vivió con ellos, enseñando a los indígenas las bases del cristianismo. Usó distintas oraciones y palabras de aliento para transmitir su mensaje. Además, Alonso del Castillo y Cabeza de Vaca comenzaron a creer y hacer creer que eran curanderos.
Pasaron casi 7 años en los que Alonso se encontró a múltiples tribus nativas de toda la zona. Hubo un momento en el que él y sus compañeros lograron escapar. Su única opción era huir hacia el interior de Texas, lo que les llevaría a conocer distintas ciudades míticas.
Durante esos años se ganaron la amistad de algunas tribus indígenas, ya que ejercían de curanderos. Su fama se dispararía en la región cuando Cabeza de Vaca consiguió extraer sin ningún tipo material médico la punta de una flecha que un indígena tenía clavada cerca del corazón.
A Castillo se le atribuye la introducción de la curación por la fe entre los indios de la costa. Su ritual consistía en oraciones y palabras de aliento a los indígenas afectados, que muchas veces le daban resultado y granjeaban popularidad.
A pie, después de mucho tiempo, lograrían llegar a Nuevo México y, finalmente a Chihuahua en 1535. Su paso por Sonora fue importante, pues allí fue donde supieron de la existencia de una villa española que se encontraba en el sur.
Así fue como finalmente llegaron a Sinaloa. Un año después, encontrándose con los españoles al norte de Culiacán. En ese momento, Alonso del Castillo junto a sus compañeros habían vivido una experiencia única. Sin duda habían hecho historia.
Además eran poseedores de una información de extraordinario valor, pues en su recorrido de más de 10.000kms habían conocido a las gentes del lugar, su organización, economía, fuerza, idiomas y costumbres.
Hay que reconocerles que si al principio huyeron, con el paso del tiempo y los km,s su fama llegó a ser tan grande que los nativos acudían a ellos en procesión para pedirles su favor.
Viaje de Alonso del Castillo a la Nueva España
La llegada de los náufragos fue contada y llego a los oídos del gobernador de Nueva Galicia, Nuño de Guzmán. Éste se encargó de proporcionarles todo lo que necesitaban y se encargó de enviarlos a Ciudad de México para rendir informes.
En dicho lugar se presentaron a Antonio de Mendoza y Pacheco, el virrey de Nueva España. Cada náufrago se separó y siguió un camino muy dispar. Castillo se casó y fue beneficiario de la encomienda de su mujer en Tehuacán, Puebla.
En el año 1541 se dirigió a España para dar resolución a su herencia porque su padre había muerto. Tras esto, regresó a América y se ubicó de forma permanente en Nueva España.
Para 1547 Alonso de Castillo fue testigo de un juicio donde rindió cuentas de sus años de servicio. Así pudo probar su estado de pobreza y reclamar una pensión a su majestad.
Últimos años de vida
Dos años antes de embarcarse a España, en 1545, Alonso del Castillo era el tesorero de Guatemala. Sin embargo, al viajar, tuvo que dejar de ejercer como tal para encargarse de sus asuntos familiares y de herencias.
Cuando regresó y se presentó en el juicio, posteriormente mantuvo una vida calmada junto a su familia. No se tiene fecha exacta de su muerte, pero se estima que fue a finales de la década de 1540.
Aunque su expedición a América no tuvo mucho éxito, si lo tuvo su papel como explorador de aquella tierra ignota. Además se encargó de enseñar a los nativos americanos la cultura hispana y el catolicismo, lo cual tuvo mucho impacto y reconocimiento en la cultural local.
Nunca quiso volver a estar en expediciones, pero eso no hizo que fuese menos importante. De hecho, esto se demuestra con el cargo que tuvo como tesorero.
Por encima de todo, para Alonso del Castillo siempre fue importante su familia y a ella se dedicó de pleno en sus últimos años de vida.