- Una vida de película por un ilustrado de la Nueva España
- Juan Bautista de Anza, un hombre de leyenda
- Tras los pasos de Gaspar de Portolá: se abre el camino terrestre a las costas de California
- La primera expedición de Anza: desde el desierto de Sonora hasta la bahía de San Francisco.
- Arranca la Segunda Expedición de Anza: fundación de la ciudad de San Francisco
- Guerra en la Comanchería. Anza como Gobernador de Nuevo México.
- Su muerte y honores póstumos
- Mis conclusiones.
- Seguro que te interesa
- Artículos que no te puedes perder
- Dudas frecuentes sobre Bautista de Anza
Una vida de película por un ilustrado de la Nueva España
Hemos visto en artículos anteriores como la iniciativa de los virreyes y sus subordinados en los territorios de Ultramar ampliaron las fronteras año tras año. Los nombres de Bodega y Quadra, Heceta, López de Haro o Juan José Pérez ya los conocemos del artículo “La Alaska Española…¿realidad o ficción?”, en el que tratamos su inestimable contribución a la ampliación del conocimiento de las costas americanas del Pacífico norte.
Pero…¿Qué hay del territorio de tierra firme? Estas tierras, poco a poco desde el Virreinato de Nueva España, se fueron reconociendo, explorando e incorporando a su área de influencia por multitud de aventureros.
Las expediciones impulsadas por el gobierno virreinal fueron irradiándose desde los presidios de frontera, fundando nuevos cada vez más al norte y alcanzando acuerdos con los pueblos nativos, que tras la firma de los tratados correspondientes pasan a estar bajo protección de la Corona española. Estos tratados son tan importantes, que tras la marcha de España de aquellas latitudes, aún los utilizan como justificación a ciertas reclamaciones sobre algunas áreas geográficas que ven invadidas por los “rostros pálidos”, llegando a aceptar esos derechos la Corte Suprema de los EEUU, incluso en el siglo XX.
La influencia hispana en el norte de América ha sido hasta ahora desconocida para el gran público, pero desde los propios Estados Unidos se están dando a conocer hechos que son esenciales para entender el presente y el origen de muchas de sus ciudades más antiguas, principalmente en el sur y oeste del país.
Uno de los protagonistas destacados de esta época es Juan Bautista de Anza. Si no te suena su nombre o no sabes quién es, sigue con nosotros y te ayudaremos a descubrir sus contribuciones a la historia de España, de los Estados Unidos y de las naciones indias Apache y Comanche, entre otras.
Juan Bautista de Anza, un hombre de leyenda
Nuestro protagonista nace en lo que hoy se llama Sonora, del actual Méjico el día 7 de julio de 1736. Su padre, de origen vasco y llamado Juan Bautista también, estaba casado con María Rosa Becerra. El padre de nuestro héroe era militar, capitán del ejército y destinado en los puestos de frontera, y su abuelo materno también fue capitán del mismo virreinato. Con lo que se puede ver que la ascendencia militar de Juan Bautista le influyó para elegir la carrera de las armas. Otro evento que seguramente influyó en esta elección fue la trágica muerte de su padre cuando Juan Bautista contaba con tres años, en un combate con apaches en la zona del desierto de Sonora.
Con quince años de edad, Juan Bautista se alista en la caballería virreinal, sirviendo en los presidios de la frontera, tutelado por Gabriel de Vildósola, su cuñado. 5 años más tarde ya era teniente de caballería por sus propios méritos durante el servicio, y en 1759 alcanza el grado de capitán de Dragones de Cuera, y es destinado al presidio de Túbac (en el actual estado americano de Arizona). Desde este presidio actuará junto con sus hombres para luchar contra los indios seris y apache de la zona, explorando posteriormente la mayor parte del territorio de Arizona. En el año 1761 se casa con una hija de Francisco Pérez Serrano, propietario de una mina, no teniendo descendencia.
Tras los pasos de Gaspar de Portolá: se abre el camino terrestre a las costas de California
Como ya tratamos en el artículo “La Alaska española… ¿realidad o ficción?”, las incursiones de ingleses y rusos en las costas americanas del Pacífico norte motivan que la Corona Española intente, a través de diversas expediciones, aumentar su influencia hacia el norte y asegurar sus posiciones de frontera.
La colonización de la Alta California comienza en el año 1770, con la expedición doble de Gaspar de Portolá. Doble porque tenía un componente marítimo, que debía ir en contra de la corriente costera de California, que discurre de norte a sur; y un componente terrestre remontando la costa desde la Península de California. En este complicado trayecto costero se fundan San Diego y Monterrey, en el sur y centro del actual estado de California, estableciéndose en cada uno de ellos una misión franciscana y un presidio de frontera.
En los siguientes tres años es fundan tres misiones más, siendo la más al norte la de San Antonio de Padua (Valle de la Salinas), fundada por Fray Junípero Serra e inicialmente contará con una población española de menos del centenar de personas, junto con algunas familias de indios salinas, aunque en pocos años éstos últimos llegarán a ser más de un millar. También se descubre por Portolá la bahía de San Francisco, que además, se cartografiará por la expedición marítima de Juan José Pérez Hernández en 1774, en la que, recordemos, se llegará a la isla de Nootka.
La ruta que se seguía para los abastecimientos a las nuevas poblaciones californianas era larga y difícil, por lo que se decide que es esencial encontrar una ruta terrestre más sencilla y accesible que la larga ruta costera.
La primera expedición de Anza: desde el desierto de Sonora hasta la bahía de San Francisco.
La primera expedición parte el 8 de enero de 1774 del presidio de Túbac, al sur de la ciudad actual de Tucson (Arizona). Llevando como guía a un indio californiano, y junto con un pequeño número de valientes (20 soldados, 3 sacerdotes y 11 sirvientes), toman la ruta a caballo del río Altar y la ribera sur del río Gila, hasta llegar al cruce de Yuma, donde establecen buenas relaciones con la tribu Yuma. Tras cruzar el río Colorado, continúan hacia el sur, hasta la frontera actual entre Arizona, California y Méjico, virando hacia el norte a través del Valle Imperial, y posteriormente hacia el noroeste, hasta llegar a la misión de San Gabriel Arcángel el 22 de marzo (cercana al asentamiento de donde se fundará la futura ciudad de Los Ángeles en 1781).
Tras unos días de recuperación, continúan el camino hacia el norte, hacia Monterrey, donde llegan el 19 de abril. Al regresar a Túbac, emplea la misma ruta, empleando en lugar de los casi 75 días del trayecto de ida, sólo 23, pues encuentra una ruta con agua suficiente para emplearla como ruta de abastecimiento para la Alta California, sin las penurias que en ese sentido tenía la ruta costera.
Tras informar al Virrey de Nueva España del descubrimiento de la nueva ruta por el interior hasta Monterrey, el capitán Anza es ascendido a Teniente Coronel. Este ascenso va acompañado de nuevas órdenes, consistentes en organizar una nueva expedición para organizar, colonizar y defender el puerto de San Francisco.
Con la fundación de esta ciudad, el virrey pretende establecer un puerto desde el que controlar y frenar la expansión rusa que, desde Kamchatka, pretenden ir irradiando hacia el continente americano, además de constituirse como puerto de refugio para las naves novohispanas, que en aquellos tiempos sufrían algunos ataques de piratas ingleses. En nuestro artículo “La Alaska Española…¿realidad o ficción?” explicamos las exploraciones marítimas que se realizan en las aguas americanas del Pacífico norte, y hasta dónde llegaron los marinos del virreinato de Nueva España, las tierras que descubrieron, y la gran labor cartográfica que realizaron de las costas de aquellas latitudes.
Arranca la Segunda Expedición de Anza: fundación de la ciudad de San Francisco
En cuanto se le asigna la nueva misión, Juan Bautista de Anza marcha a Culiacán, y es en las cercanías de esa ciudad donde comienza el reclutamiento de voluntarios. Además, nombra como segundo de su expedición al Teniente de Dragones de Cuera José Joaquín Moraga, y como capellán al fraile franciscano Pedro Font. Los componentes de la expedición, tanto militares como civiles, acuden desde diversas partes del Virreinato hasta el presidio de Túbac, punto de inicio de esta nueva aventura.
Comandando el grupo de 240 personas entre los que había soldados, colonos con sus familias y religiosos, parten de Túbac un 23 de octubre de 1775. Con ellos, para su sustento durante el viaje y para el establecimiento de la colonia, llevan diversas cabezas de ganado, como unos 700 equinos (entre caballos y mulas) y unos 400 vacas y toros. Siguen la ruta de la primera expedición hasta llegar al río Colorado, donde los Yuma les ayudan a cruzar, pues trabaron amistad con Anza en su primera expedición. Tras dividir a su expedición en tres partes que marchan a un día de diferencia entre ellos para dar tiempo a los pozos de agua a llenarse, llegan a la misión de San Gabriel en los primeros días de enero de 1776. Tras un breve descanso, toman la ruta costera para seguir hacia Monterrey el 10 de marzo, tras haber sufrido un fallecimiento entre los expedicionarios, y el nacimiento de tres nuevos californianos.
Dejando al grueso de la expedición en Monterrey, parte al norte junto con 12 hombres para explorar la ruta terrestre hasta la bahía de San Francisco. Tras siete horas y media de cabalgada desde Monterrey, pasan la noche a orillas del hoy llamado arroyo Stevens (entonces denominado de San José de Cupertino) y encontrar esta bahía útil para los propósitos del virrey, vuelve a Monterrey y designa a José Joaquín Moraga para que realice la fundación del Presidio y la misión de San Francisco. Desde aquí regresa a la capital virreinal junto con el jefe de la tribu yuma, que solicita el establecimiento de un presidio en su territorio. Tras el éxito de esta misión, Anza es nombrado por Antonio María de Bucarelli gobernador de Nuevo México (que en la época estaría constituido por los estados de Chihuahua mejicano y Nuevo México estadounidense).
Por cierto, y como dato curioso, en la actualidad los descendientes de esos 240 componentes de la expedición de Anza, todos los meses de junio, se reúnen, se visten de época y portando banderas españolas, conmemoran esta hazaña, como homenaje a esos valientes que, encabezados por Juan Bautista de Anza, fundaron San Francisco abriendo el nuevo camino interior desde Tucson.
Guerra en la Comanchería. Anza como Gobernador de Nuevo México.
Tras dos años en el puesto de gobernador, en los que mejora las relaciones entre España y las diversas tribus americanas asentadas en su territorio, como los apache pueblo y los ute, ordena una expedición de castigo contra los comanches. Esta tribu había realizado multitud de incursiones en el territorio de la frontera, asaltando poblaciones donde los colonos trabajaban la tierra y se dedicaban a la ganadería y al comercio. En ellos, además de robar el ganado, causaban gran terror por las atrocidades cometidas tanto contra los colonos, tanto de origen europeo como indígena. Especialmente sádicos eran contra los indígenas que se habían convertido al cristianismo, llegando a desmembrarlos en vida.
Anza y los comanches
Tras el estudio de sus tácticas y sus costumbres bélicas, Anza lanza una expedición, que parte de Santa Fe en el mes de agosto de 1779. En ella participan unos 800 dragones de cuera, junto con aliados nativos apaches y utes, y apoyados por algunas piezas de artillería de poco calibre. Se adentran en tierras del actual estado norteamericano de Colorado, donde tienen varias escaramuzas con los comanches, que les hacen ir retrocediendo cada vez más al norte. Finalmente los dos cuerpos principales de las fuerzas oponentes se encuentran en el actual Greenhorn Creek, donde se desarrolla la batalla.
En esa sangrienta jornada los españoles vencen a los comanches. En la batalla se distinguen por su disciplina y eficacia los dragones de cuera, a quienes siempre habían intentado evitar las hordas comanches en sus incursiones en territorios novohispanos por su letalidad en los combates. En esta última gran batalla muere el propio Cuerno Verde, junto con 16 de sus hijos.
Los cuernos verdes y el Papa
El apodo de Cuerno Verde lo recibe por los cuernos pintados de verde que llevaba en su tocado de combate. Este tocado, tras su muerte, lo envía Juan Bautista de Anza al virrey Bucarelli, que a su vez lo manda al Rey de España Carlos III. Al recibirlo, el Rey Carlos III se impresionó en gran manera, y lo envió como regalo al Papa Pío VI, como muestra de los grandes esfuerzos que los españoles hicieron desde su llegada a América y estaban haciendo aún en esos momentos por la expansión de la fe cristiana en las tierras americanas.
Tratado Anza-Euracapa
El jefe cuchuntica Euracapa, jefe de los comanches, firma el tratado de paz con Juan Bautista de Anza en el presidio de Santa Fe en febrero de 1786, que incluye la paz con las naciones indias aliadas de España, como los apache pueblo, los ute y los yuma. El año siguiente ratifican todas las naciones comanches el tratado Anza-Euracapa, siendo nombrado Euracapa como Capitán General de los comanches, y dos jefes tribales Tenientes Generales, uno de las tribus occidentales y el otro de las orientales. Ese mismo año, una tribu solicita el establecimiento de un presidio español en sus tierras, a la que atiende rápidamente Anza para ganar su adhesión y dar muestra de la garantía del cumplimiento por parte de España del tratado.
Tras estos combates, nuestro protagonista continúa gobernando las tierras de Nuevo Mexico hasta el año 1788, al ser nombrado como jefe del presidio de Túcson. Sin embargo, muere de forma repentina antes de tomar el mando, en su domicilio de Arizpe (Sonora).
Su muerte y honores póstumos
Es enterrado en la iglesia de Nª Sª de la Asunción, y el año 1963, como reconocimiento a su importante figura y con participación de autoridades de San Francisco, fue exhumado su cadáver y vuelto a sepultar en la misma iglesia, en un mausoleo que realza su importancia en la historia de España, México y de la ciudad de San Francisco y el Estado de California.
La gran labor, no sólo en el terreno de las armas, sino también en el diplomático hizo que se mantuviera durante más de cien años la concordia entre las naciones indias con las que se firmaron tratados y primero España y posteriormente y como heredera de territorios y derechos sobre los mismos, Méjico. Durante este periodo, conocido como “La Paz de Anza”, florece el comercio entre las tribus indias y los hispanos, beneficiando a ambas comunidades, se les pone a los indios bajo la protección de la Corona, como aliados, integrándoles en muchos casos en los asentamientos y ciudades que en esa frontera se iban fundando. Mientras vivió, la sola presencia de Juan Bautista de Anza en una zona de la frontera hacía que los propios jefes de las tribus indias acudieran a él para pedir consejo para el gobierno de sus pueblos, para dirimir y mediar en disputas entre tribus, o entre los indios y los colonos hispanos. Era muy apreciado por todos pues, sin distinguir entre orígenes de los contendientes, aplicaba la justicia sin beneficiar a ninguna etnia sobre otra, pues solo juzgaba si la persona era inocente o culpable, sin importar el color de su piel.
Mis conclusiones.
Si bien la figura de Juan Bautista de Anza es poco conocida en España, no ocurre lo mismo en Norteamérica. Los estados de Nuevo México, Arizona y California tienen muy presente el legado de este importante militar, explorador, colono, gobernador y fundador de ciudades, pues las exploraciones hispanas son el origen de muchas de sus ciudades más antiguas. Esa documentación de los orígenes de las primeras poblaciones norteamericanas, seguramente, ha salvado del olvido a muchos valientes que abrieron las rutas desde Nueva España hacia el norte.
El legado hispano en los Estados Unidos en ingente, y con un simple vistazo a la toponimia y a los nombres de las poblaciones de estados como Nuevo México, Texas, California, Florida, Arizona, Colorado, Alaska, y otros muchos de ellos, principalmente del centro y sur, saltan nombres en español. Este legado debemos continuar reivindicándolo, no sólo como muestra de la gran influencia de España y sus territorios de Ultramar en los actuales Estados Unidos, sino también como homenaje y reconocimiento a la labor que esos primeros valientes, junto con sus familias, algunos soldados y auxiliares de las tribus indias aliadas, realizaron con sus exploraciones y colonizaciones.
Ellos dieron origen a las ciudades más antiguas de los estados norteamericanos, y nosotros debemos ser guardianes de su legado y de mantener viva la llama de la historia que ellos prendieron en aquellas tierras hostiles y desconocidas.
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Dudas frecuentes sobre Bautista de Anza
De Anza nació en la localidad de Fronteras en Nueva España.
Bautista de Anza nació en julio de 1736.
De Anza participó y organizó en varias expediciones de exploración gracias a las cuales se consiguió encontrar una ruta segura por tierra hasta California.
Anza llegó a ser gobernador de la provincia de Santa Fe de Nuevo México de la Nueva España
Juan Bautista de Anza Bezerra Nieto.
De Anza falleció a la edad de 52 años, el 19 de diciembre de 1788.