Índice
- En busca de René Robert Cavelier
- Enríquez Barroto fue un erudito de la náutica
- Barroto corregiría las cartas náuticas existentes
- Sus amigos le robaron sus logros
Juan Enríquez Barroto, fue un piloto, navegante y explorador español, que nació Nueva España alrededor de 1660. Se hizo famoso mientras buscaba la colonia francesa de René Robert Cavelier, Sieur de La Salle.
En busca de René Robert Cavelier
Sus mapas y diarios, fuente para muchos de los nombres de la toponímia costera del Golfo de México. Registró la primera exploración detallada de varias bahías y desembocaduras de ríos del estado de Texas.
Enríquez Barroto fue un erudito de la náutica
Estudió matemáticas y astronomía con el notable sabio español Carlos de Sigüenza y Góngora. En 1690 fue reconocido como, la principal autoridad en la navegación del Golfo.
Como piloto jefe o comandante, participó en tres de los cinco viajes marítimos españoles de la búsqueda de La Salle. Su relación con el virrey era fluida y participaba de las estrategias a seguir para encontrar la colonia enemiga.
Cuando fue elegido en el otoño de 1685 para realizar el primer viaje para buscar a los invasores franceses, Enríquez Barroto era el piloto jefe de la fragata de la Armada de Barlovento, con puerto en Veracruz.
Se le conocía como “una persona de reconocida inteligencia, experta en observaciones solares y cartografía costera”. Este viaje inicial de la búsqueda, iniciado el 3 de enero de 1686 en La Habana, llegó al Paso Norte del río Mississippi después de reconocer las bahías de Pensacola y Mobile.
Incapacitado en este intento por el calado de su barco, Enríquez recomendó la construcción de dos embarcaciones de poca profundidad, que llevaban tanto remos como vela.
Una vez construidas, navegó como piloto jefe en el viaje de los capitanes Martín de Rivas y Pedro de Iriarte. En su diario de viaje, que comenzó en Veracruz el día de Navidad de 1686 y circunnavegó el Golfo, Enríquez relata el hallazgo de los restos de las naves de La Salle en la bahía de Matagorda.
También relata la primera exploración conocida de la Bahía de Galveston, los pasos de Sabine y Calcasieu, el río Atchafalaya y los pasos del Mississippi, así como los encuentros con grupos de indios coahuiltecos, karankawanos y atakapanos.
Barroto corregiría las cartas náuticas existentes
A lo largo del viaje, Juan Enríquez Barroto registró las latitudes a partir de la observación de las estrellas y las longitudes a partir de los cálculos, corrigiendo las cartas anteriores.
Sus topónimos de este diario fueron copiados en mapas de diversos cartógrafos europeos, incluyendo a notables como Claude y Guillaume Delisle.
Los topónimos pertenecientes a Texas, que a veces se les dio una forma alterada o se desplazaron, incluyen el Río de San Joseph (Aransas Pass); el Río de Flores (Cedar Bayou); la Bahía de San Bernardo (Matagorda Bay) y sus cabeceras, la Punta de San Francisco y la Punta de Culebras; el Río Bajo (Galveston Bay); y el Río Dulce (el Río Sabine).
En 1688 Juan Enríquez Barroto navegó como piloto bajo el mando de Andrés de Pez y Malzárraga para explorar los estrechos de Chandeleur y Breton en respuesta a los rumores de un asentamiento francés en la costa adyacente.
Más tarde, ese mismo año, sus mapas sirvieron para guiar un nuevo viaje dirigido por los capitanes Rivas y Pez para explorar el río Soto la Marina y la desembocadura del Río Grande.
En 1691, como capitán de la Armada de Barlovento, transportó tropas y suministros a la Bahía de Matagorda para apoyar la expedición del Gobernador Domingo Terán de los Ríos. Terán, al salir de Texas a principios de 1692, abordó el barco de Enríquez para buscar un pasaje en el río Mississippi como un posible medio de acceso a las tribus caddoanas y a las misiones ya establecidas en la actual Texas.
Sus amigos le robaron sus logros
Juan Enríquez Barroto, que según todos los testimonios era un individuo modesto y desprendido, compartió libremente sus datos de navegación sin esperar recompensa.
Por consiguiente, se ha mantenido a la sombra de su mentor, Sigüenza y Góngora, y Andrés de Pez, quien reclamó el descubrimiento de la bahía de Pensacola por parte de Enríquez como suyo y utilizó los otros logros del piloto para avanzar en su propia carrera.
Juan Enríquez Barroto proporcionó la información para el “Memorial de Andrés de Pez“, describiendo los méritos de la bahía de Pensacola y abogando por su asentamiento, que Andrés de Pez llevó a España y presentó al rey como su propia obra.
Mientras Andrés de Pez seguía su carrera de manera fulgurante, Enríquez Barroto perecería en el mar un 18 de septiembre de 1693. Perdiéndose su barco y su figura se perderían para siempre por un huracán en las orillas de Carolina.