- Biografía de Don Alonso Andrea de Ledesma
- Alonso Andrea en la historia de Venzuela
- Andrea Ledesma a la caza de Lope de Aguirre
- Llega el pirata Amyas preston
- Alonso Andrea de Ledesma el primer defensor de Caracas
- El Quijote que buscaba Cervantes
Biografía de Don Alonso Andrea de Ledesma
Pocos podrían imaginarse en la bella Villa de Ledesma (que si podeís deberíais visitar) que ese joven Alonso Andrea de Ledesma nacido en 1537 moldearía mediante sus obras la historia de la humanidad. Si bien el siglo XVI fue prolijo en darnos grandes hombres valientes y capaces, este salmantino fue capaz de impresionar a un veterano de Lepanto y escritor llamado Miguel de Cervantes.
Es cierto que al bueno de Alonso se le conoce como el Quijote Venezolano, pero en realidad, esa hazaña fue el culmen a una vida dedicada a mayor gloria de su majestad. Andrea de Ledesma fue conquistador, explorador, poblador y el primer defensor de caracas al enfrentarse al temido y cruel pirata Amyas Preston que le daría muerte un 29 de mayo de 1595.
Nuestro protagonista era hijo de Don Alonso Andrea, uno de los vecinos más importantes de la Ledesma. Su apellido de mayorazgo, a usanza de la época, es Andrea, y Ledesma el geográfico. Después de cursar sus primeras letras se dedicó durante su adolescencia a las faenas de la siembra, la trilla, la molienda, el pastoreo y el ordeño. Tras esta etapa, junto con su hermano Tomé, aprendería el oficio y el noble arte de la forja de espadas.
Se cree que entre los 20 o 22 años se alistaría, con sus armas y caballos, en una expedición con destino al Nuevo Mundo. por los datos recabados, parece ser que llegó a Coro con el personal alistado por don Juan de Carvajal, procedente de la isla de Santo Domingo.
Alonso Andrea en la historia de Venzuela
Su nombre empieza a constatarse en la historia de Venezuela a partir de 1545, en la fundación y poblamiento de la ciudad de El Tocuyo un 7 de diciembre de 1545. Se tiene constancia que allí se encontraba junto a su hermano y que juntos se dedicarían a labores la siembra, a la cría de ganadero y muy posiblemente continuasen con la forja de espadas.
Es El Tocuyo donde Alonso Andrea de Ledesma se casa con Doña Francisca Matheos. Esta era hija del capitán Juan Matheos, uno de los descubridores que vinieron con Cristóbal Colón en su segundo viaje y de los fundadores de Coro, El Tocuyo y Santiago de León de Caracas. Se tiene constancia de que Alonso tendría unos diez hijos.
De este fructífero matrimonio nacerían muchos hijos e hijas, unos en El Tocuyo y otros en Caracas. En 1557 acompaña al capitán Diego García de Paredes en su entrada contra los cuicas y toma parte en la primera fundación de Trujillo en la región de los escuqueyes.
Andrea Ledesma a la caza de Lope de Aguirre
En 1561 Alonso Andrea de Ledesma toma parte en la derrota, captura y ejecución de Lope de Aguirre. Los documentos de la época dan fe de que él junto con su hermano Tomé fueron de los primeros en entrar en la fortaleza en que se hallaba atrincherado Aguirre.
A principios de enero de 1567, en El Tocuyo, se alistó Andrea de Ledesma, en la expedición destinada a pacificar y poblar el valle del río Guaire, que los españoles llamaban de San Francisco. Allí combatió contra el cacique Guacaipuro en el sitio de Las Lagunetas, en la región de Los Teques, obligándolo a retirarse.
También tomó parte en la batalla de San Pedro, el 25 de marzo de 1567, contra los indios teques, tarmas y mariches, acaudillados por el mismo cacique, tras el cual participaría en el acto de fundacional de la ciudad de Caracas. A fines de 1567 acompañó a Diego de Losada al litoral central para fundar el puerto y la ciudad de Nuestra Señora de Caraballeda, en el mismo sitio que había ocupado anteriormente la efímera Villa del Collado fundada por Francisco Fajardo en 1560. En 1568 se sabe que toma parte en la batalla de Maracapana.
En el reparto de encomiendas, Andrea de Ledesma recibió del propio Losada, el 12 de marzo de 1568, una muy importante encomienda ubicada en las tierras y posesiones del cacique Baruta. Ejerció los cargos de regidor (1579), procurador y alcalde de la ciudad de Caracas. Además, Ledesma es uno de los primeros conquistadores y pobladores del valle de Caracas que se dedica al cultivo de la tierra.
Llega el pirata Amyas preston
Era ya un hombre de «edad crecida», al decir del historiador José de Oviedo y Baños, cuando el 27 de mayo de 1595 el capitán Amyas Preston, de la armada de Walter Raleigh y procedente de Cumaná, con 6 buques artillados, toma por asalto el sitio de Guaicamacuto, ubicado a media legua de La Guaira.
Al saberse la noticia en Caracas, el capitán Garci González de Silva y Francisco Revolledo, quienes como alcaldes gobernaban la ciudad por ausencia del gobernador Diego de Osorio, reunieron presurosos un nutrido contingente armado, algunos con arcabuces pero en su mayoría indígenas con arcos y flechas y salieron al encuentro de los piratas ingleses en el camino real que desde Galipán bajaba al litoral.
El problema fue que el pirata Preston actuó de manera muy distinta a la prevista, pues remontó la serranía por una antigua senda indígena. Al verse sorprendidos los pobladores que habían quedado en la ciudad, huyeron a los montes cercanos.
En ese momento, un anciano Alonso Andrea de Ledesma, se armó de caballero con lanza y adarga y en su viejo corcel salió al encuentro de los piratas. Le acompañaban el capitán Gaspar de Silva, el sargento mayor Baltasar de Silva, el alférez mayor Diego de los Ríos, Cristóbal Mejía de Ávila y otros más.
Alonso Andrea de Ledesma el primer defensor de Caracas
El 29 de mayo, se encontraron los ingleses con Andrea de Ledesma, quien se había adelantado a sus compañeros. Sorprendidos por la temeridad de aquel anciano y movido de admiración de hallar tanto valor en tan singular personaje, Preston ordenó a sus hombres no disparar ni hacerle daño, sin embargo, al ver que Ledesma azuzando al caballo atacaba con golpes certeros de su lanza a sus asombrados hombres y ante el riesgo de romper sus filas y tras haber herido a 3 de ellos es abatido.
Un certero un tiro de mosquete o arcabuz por las sienes, que le derriba sin vida. Al quitarle la armadura, Preston se da cuenta de que el valiente y feroz jinete es un anciano de gran porte, delgado y de tupida barba blanca. En homenaje a quien salió solo a defender el honor de la ciudad, limpian el cadáver, lo ponen sobre un escudo, lo cubren con una capa y disparan unas salvas al aire.
Acto seguido se dice que se le daría sepultura al cuerpo de Alonso Andrea de Ledesma:
«…usando de todas aquellas ceremonias que suelen acostumbrarlas milicias para engrandecer con la ostentación las exequias de sus cabos…».
El Quijote que buscaba Cervantes
La España de aquella época bullía en noticias y rumores que llegaban a Sevilla Junto con las preciadas cargas de oro, perlas, especias que atestaban las bodegas de las naos. En este ambiente de euforia nuevas naves eran aparejadas y nuevos contingentes de hombres se preparaban para lanzarse a la mar.
En los puertos se daban cita aventureros de la mar y gente que nunca había salido de su pueblo. A las plazas y lugares más concurridos, se acercaban los emisarios de grandes los señores. Éstos plantaban la bandera y a golpe de tambor, reclutaban hombres las próximas expediciones Tal como hizo Martín Pinzón:
Martín Pinzón
“Amigos, andad acá; íos con nosotros esta jornada, que andáis aquí misereando; íos esta jornada, que según fama, habemos de fallar las casas con tejas de oro, e todos verneis ricos y de buena ventura!”
Cervantes encuentra a su inspiración
En este contexto, tenemos a cervantes de vuelta a España de su cautiverio y tullido de su mano izquierda viviendo en Sevilla. Lo cuál nos hace preguntarnos si, ¿Supo Cervantes de este episodio de Don Alonso Andrea de Ledesma para escribir su genial obra 10 años después? ¿Fue el Alonso de Baruta modelo para Alonso el Bueno? ¿Se trata de una coincidencia magnífica? Sabemos que cinco años antes de la muerte de Andrea de Ledesma, Cervantes había pedido “un oficio en las Yndias”, que no consiguió.
Como decíamos, sabemos que Cervantes vivió en Sevilla entre 1587 y 1602, lugar donde llegaban constantemente las noticias del Nuevo Mundo; con toda seguridad un evento tan extraordinario como el de Andrea de Ledesma no habría pasado inadvertido.
En verdad, no importa, como dijo el poeta, por lo menos una vez en la vida, siempre hay alguien que saca a relucir su lanza. Antes Cristo hubo otro Cristo, antes de de un Quijote hubo un Quijote, antes de un antes hubo un antes.