- Breve biografía de Martín Fernández de Enciso
- Ojeda, Nicuesa y Castilla de oro
- Ojeda suma a su causa a Martín Fernández de Enciso
- ¿Qué sabemos de los orígenes del Bachiller Enciso?
- Martín Fernández de Enciso zarpa de la Española
- Enciso, buen abogado y mal gobernador
- Enciso es arrestado y enviado a la península Ibérica
- Martín Fernández Enciso acusa ante el rey a Balboa
- Fernández de Enciso como conquistador en Cenu
- “Suma De Geografía Que Trata De Todas Las Partidas Del Mundo”
Breve biografía de Martín Fernández de Enciso
La vida de Martín Fernández de Enciso tuvo lugar entre 1470 y 1533. Este navegante riojano destacó cómo conquistador y geógrafo. Además, fue el artífice de la colonización del Istmo del Darién.
Fernández de Enciso fundó una aldea cerca del Cabo de la Vela con el nombre de Nuestra Señora Santa María de los Remedios del Cabo de la vela. Este sería el primer poblado en la península de Guajira.
Debido a los presión recibida por los ataques de los nativos y los piratas, la población se trasladado a la actual Riohacha en 1544. Su gran obra sería la “Suma de Geografía”, que trata de todas las partidas y provincias del mundo fue publicada en Sevilla en 1519.
Su obra fue la primera relación en español de los descubrimientos del Nuevo Mundo. Entre otras cosas, y a modo de curiosidad, este documento describe por primera vez al aguacate.
Su expedición de socorro a Ojeda en 1509 llevaría a un polizón que cambiaría la historia, Vasco Núñez de Balboa . En su obra “Suma de Geografía”, Fernández afirma que encontraron una población indígena que se llamaba a sí misma “‘Veneciuela'”. Esto sugiere que el nombre “Venezuela” puede haber evolucionado a partir de la palabra nativa…
Ahora que conoces un poco de su vida, profundicemos un poco 🙂
Ojeda, Nicuesa y Castilla de oro
Cuando Colón regresó a España en 1504 tras su cuarto viaje al Nuevo Mundo, informó sobre los ricos yacimientos de oro en la región de Veraguas. Esto le valió el nombre a la zona de Castilla del Oro. Toda la Tierra Firme, al oeste del Golfo de Darién, recibió el nombre de Castilla del Oro, mientras que toda la tierra al este se denominó Nueva Andalucía, que incluía la costa norte de Sudamérica.
En ese momento, había dos españoles interesados en colonizar Tierra Firme. Uno era Alonso de Ojeda y el otro Diego de Nicuesa. Ojeda, carecía de fondos para intentar tal empresa, y unió fuerzas estando aún en España, con el famoso navegante y cartógrafo Juan de la Cosa, que había estado con Colón y otros, en viajes al Nuevo Mundo. Estas hazañas le habían permitido acumular una pequeña fortuna.
Su majestad al no poder elegir a qué explorador otorgar la carta, los nombró a ambos. A Nicuesa le correspondió la provincia de Castilla del Oro, desde el cabo Gracias a Dios hasta la frontera de Nueva Andalucía. A Ojeda se le dio Nueva Andalucía desde el Cabo de la Vela hasta los dominios de Nicuesa. La línea divisoria entre estas dos provincias se dejó para que la definieran entre ellos.
En el otoño de 1509, los dos gobernadores se reunieron en Española y empezaron a reñir enseguida. Diego Colón cómo gobernador de Española, hizo todo lo posible para entorpecer a los dos gobernadores, negándoles barcos y hombres, como había ordenado el Rey. Gracias a la mediación de Juan de la Cosa acordaron que el río Darién sería el límite entre sus provincias.
Ojeda suma a su causa a Martín Fernández de Enciso
Ojeda seguía necesitando financiación adicional, consiguió reclutar para su empresa al Bachiller de Derecho (abogado), Martín Fernández de Enciso (también conocido como El Bachiller Enciso). Este astuto abogado había amasado una fortuna en los pocos años de ejercicio de la abogacía en la Española.
Por su imprescindible apoyo económico, Ojeda le nombró “Alcalde Mayor” del virreinato de Nueva Andalucía.
¿Qué sabemos de los orígenes del Bachiller Enciso?
El Bachiller Enciso nació en 1469, en la región de Calahorra, en la pequeña localidad de Enciso. Poco después de licenciarse en Derecho, se embarcó hacia las tierras recién descubiertas de las Indias Occidentales. Durante la primera década del siglo XVI, había acumulado la suma de unos 2.000 castellanos en oro, con su exitoso ejercicio de la abogacía en Santo Domingo y Española.
Aunque, como todos los españoles de esta época, no se conformaba con sentarse a ganar dinero con las empresas que se desarrollaban en esta nueva tierra. Estaba decidido a participar en la exploración de nuevas tierras, dar mayor gloria a su majestad y hacer grandes gestas que inmortalizasen su nombre.
El 12 de noviembre de 1509, Ojeda zarpó de la Española, con dos naos, dos bergantines, trescientos hombres y doce yeguas de cría. Mientras que Martín Fernández Enciso permaneció en Santo Domingo, reclutando más hombres y comprando provisiones.
Éste tenía ordenes de navegar hacia Nueva Andalucía y el asentamiento de San Sebastián con refuerzos, tan pronto como fuera posible.
Martín Fernández de Enciso zarpa de la Española
Enciso zarpó de Española el 1 de septiembre de 1510 con 2 barcos, una carabela y un bergantín, 150 hombres, 12 yeguas, algunos sementales, cerdos para criar, abundante comida y ropa, armas y 2 polizones, para unirse a Ojeda.
Una vez en alta mar, lejos de Española, los polizones se revelaron. Vasco Nuñez de Balboa y su perro, Leoncico estaban escondidos en dos grandes ataúdes que abandonaron para presentarse ante Enciso. Balboa había intentado unirse a la expedición de Ojeda, pero se lo impidieron porque el gobernador de Española había aprobado una ley que prohibía a cualquier residente, que estuviera endeudado.
Como todavía tenía deudas, se confabuló con su amigo Bartolomé Hurtado para esconderlo en un ataúd, y ponerlo a bordo del barco. El bachiller Enciso ordenó que encadenaran a Balboa, pero los amigos de Balboa le convencieron conocía la tierra a la que iban y era un excelente soldado. Enciso se dio cuenta de que Balboa tenía mucho que ofrecer y le permitió unirse a la expedición.
Martín Fernández Enciso se encuentra con Francisco Pizarro
Primero llegaron a la bahía de Cartagena, donde vieron un bergantín que se dirigía a Española. A bordo había 35 colonos que estaban al mando de Francisco Pizarro. Este informó a Enciso que eran los únicos supervivientes del asentamiento de San Sebastián, y que se dirigían de vuelta a casa. Que era imposible mantenerse en Tierra Firme y que la zona era muy inhóspita y los nativos muy beligerantes.
Enciso no creyó a Pizarro, y pensó que estaban mintiendo y que acababan de abandonar a los colonos. Pizarro tuvo que presentar un documento, firmado por Ojeda, en el que se ordenaba a los colonos de San Sebastián, que esperaran 50 desde el día en que Ojeda regresara a Santo Domingo para recibir más suministros. Si Martín Fernández Enciso o Alonso de Ojeda no aparecían, que abandonaran el asentamiento y llevaran a los colonos de vuelta a Española.
Cuando Colón regresó a España en 1504, tras su cuarto viaje al Nuevo Mundo, informó sobre los ricos yacimientos de oro en Veraguas, en el Istmo. Esto le valió el nombre de Castilla del Oro a la zona. Toda la Tierra Firme, al oeste del Golfo de Darién, recibió el nombre de Castilla del Oro, mientras que toda la tierra al este se denominó Nueva Andalucía, que incluía la costa norte de Sudamérica.
Como no quería perder su inversión en la empresa, Enciso que era el alcalde mayor, ordenó a Pizarro que diera la vuelta y se dirigiera al Golfo de Urabá o al Darién. Al acercarse a la punta de Caribana, en contra de las recomendaciones de Balboa y del piloto, ordenó a las naves acercarse a la punta.
Se hunde la carabela con las provisiones
La carabela en la que iba Balboa, chocó con un arrecife y comenzó a hundirse muy rápidamente. Los pasajeros pudieron salvarse con la ayuda de las otras dos naves, y su bote de remos. Aún así, perdieron todos los caballos, los cerdos y la mayoría de las provisiones, ya que la mayoría estaban en la carabela.
Martín Fernández Enciso continuó hasta San Sebastián, donde descubrieron que el asentamiento había sido incendiado por los nativos. A falta de provisiones, tuvieron que vivir de la tierra, cazando pecaríes y comiendo frutas. Queriendo conseguir comida de los nativos.
Enciso, ordenó y dirigió su grupo hacia el interior, con la esperanza de capturar una aldea nativa, y tomar su comida. Pero los nativos estaban preparados, y atacaron a los españoles cuando se acercaban con flechas envenenadas obligándoles a retirarse.
El bachiller Enciso se desanimó mucho porque habían perdido toda su comida, ropa y armas. Sus colonos estaban divididos en lo que querían hacer y se rebelaban contra él. Para resolver el problema, celebró una reunión con todos sus hombres. Las opciones eran volver a Española derrotado y unirse a la expedición de Diego de Nicuesa que intentaba establecer un asentamiento en Veraguas, o quedarse en San Sebastián e intentar reconstruir la comunidad.
Se pidió a todos los hombres que dieran su opinión sobre lo que debían hacer. Cuando le tocó el turno a Balboa, éste sugirió que trasladaran el asentamiento al lado occidental del golfo.
La propuesta de Balboa es aprobada
“Una vez, cuando costeé este golfo con Rodrigo de Bastides, en la orilla occidental encontramos el país fértil y rico en oro. Las provisiones eran abundantes; y los nativos, aunque belicosos, no usan flechas envenenadas. Se encuentra más allá del gran río que los indios llamaban Darién”.
Vasco Núñez de Balboa
Vasco Núñez de Balboa tenía unos 35 años cuando dirigió a los españoles a una zona segura en Tierra Firme. Su sugerencia de probar la orilla occidental del Golfo de Darién fue aceptada por aclamación. Enciso vio esta opción como otra forma de salvar su inversión en la expedición.
Al no poder meter a todos los hombres en el único bergantín que les quedaba, algunos de ellos fueron dejados en San Sebastián, en una empalizada reconstruida apresuradamente para su defensa. Luego cruzaron el golfo, donde Balboa los dirigió a un territorio gobernado por el cacique Cemaco.
Cemaco era un hombre que recordaba los problemas que dieron los españoles la primera vez que visitaron su territorio. En las crónicas españolas de la época, su nombre aparece una y otra vez, por ser una verdadero dolor de cabeza.
Recordando el problema con Bastidas, se preparó para recibir a los españoles. En cuanto vio que las largas embarcaciones se acercaban a tierra, envió a las mujeres y a los niños a la selva para que se escondieran. Una vez protegidos, se dirigió a la playa con 500 guerreros para recibir a los invasores.
Cuando Enciso desembarcó, procedió con la costumbre española de proclamar toda la tierra para el Rey de España y la Santa Iglesia Católica. A esta ceremonia asistieron sus notarios, sacerdotes, oficiales, soldados y algunos marineros.
Estaban en Castilla de Oro o Nueva Andalucía
Hizo que un notario leyera en voz alta la misma proclama utilizada por Ojeda a los nativos. Esta era la proclama en la que se tomaba la tierra para el Rey de España. Los nativos tenían que abandonar al gobernante local y reconocer al Rey de España, como su nuevo gobernante.
Luego hizo que el sacerdote leyera otra proclama donde promete bautizar a todos los paganos. Prometió a la Virgen María, que este pueblo pagano sería suyo en nombre, si ella lo hacía suyo en sustancia, junto con el oro de Cemaco, construirá en la tierra de Cemaco una iglesia, y la dedicará a su adorada imagen, Antigua de Sevilla.
También prometió, que si ella hacía eso por él, él peregrinaría a su santo santuario. Mientras todo esto ocurría, más hombres desembarcaban de los barcos. Esta ceremonia tenía la función de legalizar todo lo que los españoles hiciera contra los enemigos de la fe.
Una vez que se prescindió de todas las formalidades, los españoles gritaron su grito de guerra “Santiago y a Ellos” y cargaron contra los nativos con tal ferocidad, que los derrotaron rápidamente. Persiguieron a los nativos que huían hasta la aldea de Cemaco y la capturaron. Cumpliendo su promesa, rebautizó el pueblo como “Santa María de la Antigua del Darién”. En los dos días siguientes, habían confiscado a los nativos grandes cantidades de alimentos y más de 50.000 euros en oro.
Santa María de la Antigua del Darién se consolida
Una vez que Enciso hubo fortificado su posición en la aldea para evitar los contraataques de los nativos, envió a los bergantines de vuelta a San Sebastián para traer al resto de los colonos. Enciso, como era abogado, se dedicó a redactar nuevas leyes y códigos para gobernar esta tierra de oro. Para él era más importante establecer las leyes y normas por las que se regiría la colonia, que plantar cultivos para alimentar a la comunidad o de organizar los detalles del trabajo.
Como Ojeda, que era el gobernador, no estaba, y los había abandonado, o posiblemente estuviera muerto, no lo sabían. Enciso asumió el cargo de gobernador, con todos sus derechos y privilegios. Promulgó leyes pensadas para gobernar una ciudad civilizada de España, no una pequeña aldea en medio de la incivilizada selva.
Como gobernador en funciones, exigió que todo el botín le perteneciera a él, y que el pueblo que luchara recibiera una pequeña parte. Los colonos no estaban dispuestos a perder, ante Enciso, por sus leyes, lo que habían ganado con su sudor y sangre.
Los colonos se molestaron con estas nuevas leyes, y algunos hablaron de revueltas, de arrestar a Enciso y enviarlo de vuelta a Santo Domingo, o de matarlo, etc. Como la retórica aumentaba en fervor, y la hostilidad hacia Enciso era máxima, Vasco Núñez de Balboa, aconsejó a los colonos que se calmaran, que había otros recursos que podían seguir. Les informó que ahora estaban en la provincia de Castilla del Oro, no en Nueva Andalucía.
Enciso, buen abogado y mal gobernador
Que Castilla del Oro, era el dominio de Nicuesa, mientras que Ojeda era el gobernador de Nueva Andalucía. Les recordó que los dominios de Ojeda estaban al otro lado de la bahía y al sur del río Darién. Les dijo que Enciso era el Alcalde Mayor de San Sebastián, provincia de Nueva Andalucía, y que Enciso no tenía autoridad legal en el nuevo asentamiento de Antigua.
La actitud de los colonos cambió cuando se dieron cuenta de que Enciso no tenía ningún poder en Castilla del Oro, e inmediatamente celebraron elecciones para elegir nuevos líderes. Eligieron a dos alcaldes, Vasco Nuñez de Balboa y Martín Zamudio. Por desgracia para la nueva comunidad, los nuevos dirigentes no significaron el fin de sus problemas. Todavía tenían que construir una ciudad, con caminos, iglesias, casas, parques y fortificaciones. Tenían que plantar cultivos para poder alimentarse en el futuro.
Balboa, al ser un soldado, se alineó con los soldados. Estaba más interesado en los asuntos militares que en los deberes civiles de dirigir la comunidad. Tenía un notable tacto para suavizar las disputas entre los colonos cuando éstas se producían. Era muy justo en las divisiones del botín asegurando que todos recibieran su parte, tanto si participaban en la batalla, como si se quedaban en casa cuidando de las cosechas.
Sobre todo, era incansable a la hora de procurar la comodidad de sus hombres. Una mañana de mediados de noviembre de 1510, los pobladores de Antigua se sobresaltaron al oír el sonido de los cañones al otro lado de la bahía de San Sebastián.
¿Una flota de auxilio?
Los colonos encendieron grandes fuegos para atraer la atención del barco en la bahía. Enciso se excitó mucho, pensando que se trataba de Ojeda, que volvía con refuerzos. Eso significaría que con Ojeda de vuelta, Enciso recuperaría su posición.
Al acercarse el barco, se dieron cuenta de que era Rodrigo Enríquez de Colmenares con una expedición de socorro para Nicuesa. Cuando llegó a Antigua, fue recibido con gran expectación. Colmenares dejó algunas provisiones en Antigua, y luego partió para continuar su viaje en busca de Nicuesa.
Dos miembros de la comunidad fueron enviados con él, para invitar a Nicuesa a venir a Antigua, y gobernar la colonia. Cuando Colmenares encontró a Nicuesa en Nombre de Diós, sólo quedaba un puñado de hombres de los setecientos que salieron de Española. Nicuesa se entusiasmó al saber que en Castilla del Oro había una colonia exitosa y rica, y que le invitaban a ir a gobernarla.
Inmediatamente hizo planes para ir allí, y mostró signos de desagrado hacia los emisarios que venían de Antigua. Amenazó con confiscar todos los tesoros recogidos por los habitantes de Antigua y tomar el control total de la comunidad. Envió a los emisarios de vuelta a Antigua, para que hicieran los preparativos para su llegada.
Cuando volvieron a Antigua, informaron a los consejos de todo lo que habían visto y oído. Tanto del propio Nicuesa como de algunos de los miembros supervivientes de su expedición, que realmente le odiaban. Los ciudadanos de Antigua votaron para mantener a Nicuesa fuera de su asentamiento.
Enciso es arrestado y enviado a la península Ibérica
Cuando llegó a Antigua, le advirtieron que no le querían y que volviera por donde había venido. Desembarcó de todos modos y fue rápidamente arrestado. En marzo de 1511, le embarcaron en un barco de lo más ruinoso, y se hizo a la mar junto con 17 de sus más fervientes partidarios. Nunca más se supo de ellos.
Poco después de la partida de Nicuesa, Enciso fue arrestado y juzgado por usurpación ilegal de autoridad. Fue debidamente condenado, pero fue puesto en libertad por Vasco Núñez de Balboa, con el acuerdo de que partiría hacia España en el siguiente barco disponible. También se envió a Zamudio para que alegara su caso ante el Rey.
Balboa preparó el mejor de sus bergantines y embarco a Enciso y Zamudio dando el mando a Valdivia. A Valdivia le entregó el quinto real. Hay algunas dudas sobre cuándo dejó Enciso Santa María de la Antigua del Darién. Algunos historiadores creen que fue expulsado de Antigua poco después de ser destituido del poder allí.
Otros historiadores creen que se fue a los pocos días de la salida de Nicuesa, mientras que otros creen que se fue meses después, como se en este artículo. Enciso regresó a España en 1512 y con la ayuda del obispo, Juan de Fonseca, presentó cargos contra Balboa en la Corte española.
Se le acusó del maltrato a Nicuesa y posible causa de su muerte. También presentó cargos contra Balboa por su trato a Enciso. Mientras se dirigía a los agravios que le hicieron Balboa y sus secuaces, nunca mencionó que la tierra en la que se produjeron estas transgresiones no era el virreinato de Nueva Andalucía sino Castilla del Oro.
Martín Fernández Enciso acusa ante el rey a Balboa
Estas acusaciones se produjeron en la época en que Balboa realizaba su expedición por el istmo y el descubrimiento del Mar del Sur. Enciso, que se encontraba más a gusto en un tribunal de justicia que en el desierto, pudo convencer al rey español de que había sido agraviado y de que se le habían quitado propiedades ilegalmente.
El rey concedió a Enciso una subvención de 20.000 maravedís, para compensar sus pérdidas. También se le permitió regresar a las Indias y a la colonia de Santa María de la Antigua del Darién, con todos los títulos que le fueron arrebatados.
Se le permitió llevar consigo cinco esclavos y un pago adicional de 25.000 maravedís como compensación. Se le ordenó que saliera de España, en la flota de Pedro de Arbolancha, que pronto saldría de España, hacia Española.
Enciso no estaba contento con este acuerdo, y esperó la siguiente oportunidad para volver a las Indias. En 1514 se nombró un nuevo gobernador para Castilla del Oro, Pedro Arias de Ávila, alias Pedrarias. Enciso acompañó a Pedrarias de vuelta a Antigua, como Alguacil Mayor. Para entonces, había conseguido los privilegios de llevarse consigo, 10 empleados, 5 soldados, 2 pescadores, 2 monteros y 1 sirvienta. También se le concedieron 35.000 maravedís adicionales y 15.000 más para su esposa, Doña Juana de Rebolledo.
Fernández de Enciso como conquistador en Cenu
En 1515 estuvo al mando de una fuerza expedicionaria de más de 200 soldados, entre los que se encontraba también el sobrino de Pedrarias, en la provincia de Cenu, (cerca del emplazamiento de Cartagena) donde se informó que había mucho oro.
Se esforzó por persuadir a los nativos para que comerciaran con su oro, y no tuvo éxito en este empeño. Como no querían comerciar, intentó tomarlo por la fuerza y hacer que los caciques se sometieran al rey de España.
Fracasó estrepitosamente en esta tarea y perdió a la mayoría de sus hombres por los estragos de las flechas envenenadas que utilizaban los nativos de aquella zona. Durante estas batallas, pudo capturar a algunos esclavos y a la esposa e hijo de un importante cacique de la zona.
El cacique se ofreció a intercambiar a su mujer y a su hijo, por la promesa de guiar a los españoles hasta una Ciudad de Oro, de la que se decía que estaba en la zona. Martín Fernández Enciso sólo consiguió que sus barcos encallasen en los arrecifes y se hundiesen, con la pérdida de la mayoría de los supervivientes de la campaña anterior. Sabía mucho de leyes, pero muy poco de cómo dirigir un ejército, o de estrategia militar.
Poco después de fracasar como comandante militar, regresó a España. Abandonó Antigua desanimado porque las riquezas que esperaba, y la compensación por la acción legal contra Balboa, nunca se produjeron.
Una vez más consiguió poner a los habitantes de Antigua en su contra. Incluso Pedrarias estaba descontento con su liderazgo en la fallida expedición a Cenu. Su única razón para volver con una sonrisa en la cara, fue su habilidad para calumniar a Balboa, y su contribución en la sentencia de muerte del descubridor de la mar del Sur.
“Suma De Geografía Que Trata De Todas Las Partidas Del Mundo”
Poco después de fracasar como comandante militar, regresó a España. Allí publicó su “Suma De Geografía Que Trata De Todas Las Partidas Del Mundo”, el primer relato en español de los descubrimientos en el Nuevo Mundo, ya que anteriormente todo lo que se publicaba sobre el Nuevo Mundo estaba escrito en latín.
La obra fue dedicada al emperador Carlos V y publicada en Sevilla el 5 de septiembre de 1518 y reimpresa en 1530 y en 1549. En este libro imprimió todo lo que se sabía en la época sobre el arte y la ciencia de la navegación.
Explicó con gran detalle todos los instrumentos utilizados para la navegación, así como las matemáticas empleadas. También dio muchos detalles sobre todas las tierras que se habían descubierto (hasta 1518), incluidos los habitantes, los animales y las plantas.
Hay un posible error en el viaje de vuelta de Martín Fernández Enciso a Española. Muchos historiadores creen que, debido a las corrientes y los vientos dominantes, tuvieron que desembarcar primero en Jamaica y luego navegar hasta Española.
Poco se sabe de los últimos años de su vida, se cree que falleció en 1533 en Sevilla sin mayor relevancia.