Tabla de contenidos
- Características de un líder
- Liderazgo, cualidad fundamental
- Tensiones personales, enemistad Scott-Shackleton
- Cherry-Garrard sobre Scott
- El quinto hombre y el inevitable fracaso
- El planeamiento lo es todo
- El mito de frío y calculador
- La opinión de Nansen sobre Amundsen
- Único conflicto personal, Johansen.
- El falso comienzo y sus consecuencias.
- Lecciones aprendidas y la decisión final.
- Otros artículos sobre la conquista del Polo Sur
Características de un líder
Mucho se ha escrito sobre la carrera al Polo Sur, sobre los diferentes planeamientos de ambas expediciones, sobre el coraje y valentía de los británicos, sobre los fríos y calculadores noruegos. Por eso estudiaré las características de un líder en una situación extrema como la exploración Polar.
En su momento, la hazaña llevada a cabo por los noruegos pasó a un segundo plano, siendo los medios de comunicación británicos los responsables del glorificar y encumbrar a la expedición de Scott.
Es indudable que un factor de peso para el éxito o fracaso de una expedición de estas características, es su líder. Durante la “carrera al Polo Sur”, el factor del liderazgo fue determinante. Scott, poseía un carácter introvertido y en ocasiones de difícil trato, no es por lo tanto difícil destacar, que tuvo diferentes conflictos con algunos de sus colaboradores más próximos. Amundsen, también tuvo que gestionar algún conflicto personal, con algún miembro de su expedición.
Liderazgo, cualidad fundamental
Antes de focalizarnos en cada uno ellos, es necesario primero, ver los diferentes niveles de liderazgo así como las cualidades de todo jefe/mando. Para a continuación observar como se requieren las mismas dentro del contexto de las exploraciones polares.
Niveles de Liderazgo según la publicación de referencia del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército español: PD-00, Liderazgo Militar:
Los diferentes niveles de liderazgo están asociados al grado de responsabilidad del jefe y al escalón jerárquico ocupado. De mayor a menor complejidad, se puede distinguir entre liderazgo estratégico, organizacional y directo. Estas categorías no son totalmente estancas, sino que existe relación entre ellas y se solapan. El nivel superior influye y abarca al nivel inferior, es decir, un líder estratégico podrá ejercer un liderazgo organizacional, a través de sus propios órganos de mando y dirección, y un liderazgo directo con los colaboradores más próximos.
Atendiendo a estos tres niveles, el liderazgo que ejercieron tanto Amundsen como Scott, es un liderazgo directo, debido al tamaño de los grupos y sobre todo a las condiciones extremas en las que se estaba desarrollando la misión.
Liderazgo directo o “cara a cara”
Concretamente esta publicación de referencia, define liderazgo directo de la siguiente manera:
El liderazgo directo o “cara a cara” es el que posee más carácter operativo. Se basa en la relación próxima y en el conocimiento mutuo entre jefes y subordinados. Estas relaciones de cercanía y trato diario personal son propias de las pequeñas unidades (PU). Entre las características que lo distinguen se destacan:
- Requiere unas competencias físicas, intelectuales, ético-morales, humanas y sociales propias del mando de PU, alcanzando su máxima expresión en las unidades más elementales.
- La forma de trabajo está basada en el empleo táctico de la unidad y en procedimientos concretos relacionados con el uso del armamento, del material y de los equipos asignados.
- La comunicación interpersonal es mayoritariamente verbal. También se emplea la comunicación escrita y existe una interacción muy frecuente entre los componentes de los equipos.
Queda patente, que cuando los jefes consiguen influir de forma efectiva en sus subordinados sin necesidad de emplear la autoridad que emana de su rango, se convierten también en líderes. Generalmente, el jefe conoce, controla e impulsa la consecución de los objetivos de la institución y establece los criterios de cumplimento de la misión. Pero el líder va más allá y, además de eso, interioriza dichos objetivos, se implica personalmente en ellos y conduce a sus seguidores hacia el cumplimiento de la misión de forma comprometida y voluntaria.
“El que ejerza mando reafirmará su liderazgo procurando conseguir el apoyo y cooperación de sus subordinados por el prestigio adquirido con su ejemplo, preparación y capacidad de decisión”.
Ley Orgánica 9/2011. Derechos y deberes de los miembros de las FAS
Tensiones personales, enemistad Scott-Shackleton
“Corresponde a pocos hombres hacer algo que no haya hecho ninguna otra persona. Hacerlo antes de llegar a los 30 años resulta asombroso”
“El peor viaje del mundo”, Aspley Cherry-Garrard
Ésta reflexión que Cherry-Garrard hizo, en su libro, bien podía haber sido tomada del diario de Scott. Robert Falcon Scott era el prototipo de oficial inglés de la Royal Navy, durante el reclutamiento, buscó estar rodeado de “los suyos”, asemejando siempre sus expediciones de carácter privado, a una expedición del almirantazgo. Este intento continuo de tratar de imponer los procedimientos castrenses, le llevaron a lidiar con diferentes problemas.
Un problema recurrente, fue su trato con el personal proveniente de la marina mercante.
Durante su primera expedición en el Discovery (1901-1904), su insistencia en las formalidades de la Royal Navy, hizo difíciles las relaciones con el contingente de marinos mercantes, muchos de los cuales volvieron a casa con el primer buque de suministro en marzo de 1903. Tuvo diferentes desavenencias con el segundo comandante, Albert Armitage, oficial de la marina mercante, el cual llegó a insinuar, que la decisión de enviar a Shackleton a casa en el barco de suministro (después del primer intento fallido de alcanzar el Polo Sur) se debió más a su mala relación con Scott que a su propio deterioro físico.
Shackleton te vuelves a casa
Esta mala relación entre Scott y Shackleton, comenzó cuando Scott, decidió enviar a casa a Shackleton a bordo del barco de relevo Morning, que había llegado el estrecho de McMurdo (1903). Gracias al intento de alcanzar el polo de la expedición Discovery, alcanzando la posición 82° 17′ S, la posición más cercana al polo hasta la fecha, convirtió a sus integrantes en héroes del Imperio británico. Para Scott además supuso, que dicho punto, pasaría a ser, un lugar para su uso exclusivo, considerando, que sólo él tenía derecho a volver.
Ernest Shackleton y su intento con el Nimrod
Entre 1907 y 1909, Ernest Shackleton realizó la tentativa de alcanzar el Polo Sur con el Nimrod, teniendo como punto de partida la base de Scott, atravesando el glaciar Beardmore, alcanzó finalmente la latitud de 88° 23′ S, quedándose a menos de 180 km del Polo Sur. El empleo de esta zona por parte de Shackleton disgustó enormemente a Scott, debido a que previamente, había obtenido el compromiso de Shackleton a no utilizar dicha ruta, puesto que la consideraba su área de trabajo exclusiva. Esto supuso un conflicto y aumentó la mala relación entre ambos. Scott veía en Shackleton un potencial rival no solo por su profesionalidad, también por su creciente popularidad.
Este hecho, es relevante porque determina la diferencia de personalidad y generosidad, entre los diferentes grandes exploradores. Mientras Scott, denegó a Shackleton el uso y utilización de itinerarios, terrenos anteriores, otros exploradores como Nansen, no dudaron en ayudar y asesorar (incluido Scott) a todos aquellos que le pedían consejo.
Problemas con la tripulación
Los problemas de Scott con los miembros de su expedición fueron frecuentes. Ya en la expedición Terra Nova, el capitán del ejército británico Lawrence Oates, se enfrentó a Scott en varias ocasiones. Estas discusiones, normalmente venían originadas por la forma en la que Scott dirigía la expedición.
Oates, que en principio fue seleccionado como miembro expedicionario, por su experiencia con los caballos (Oates también financió la expedición con mil libras). Recordemos que Oates, era capitán del cuerpo de dragones, a pesar de su experiencia, finalmente, no participó en el proceso de adquisición de los caballos que posteriormente fueron utilizados.
Para dicha tarea, Scott seleccionó a un experto en canes Cecil Meares, siendo éste, enviado a Siberia para adquirir tanto perros como ponis. Se dio la circunstancia, que al ser no ser un experto, la selección de ponis no fue adecuada, siendo muchos de ellos poco aptos para su uso prolongado en la Antártida. Esto fue también un motivo de conflicto con Scott.
La opinión que Oates tenía de Scott, quedó reflejada en un párrafo de su diario:
“No me gusta nada Scott, y lo tiraría todo por la borda si no fuera porque somos una expedición británica… [Scott] no actúa con rectitud, su primera preocupación es él mismo, el resto no le importa…”
Oates
Cherry-Garrard sobre Scott
Esta opinión de Oates, no dista mucho de otra persona superviviente de la expedición, Apsley Cherry-Garrard, en su libro “El Peor Viaje del Mundo”, dedicó un par de líneas a su jefe de expedición:
“Tímido y reservado, de desmedida susceptibilidad, de temperamento débil, con depresiones que podían durarle semanas”.
Cherry-Garrard
En otra afirmación, Cherry-Garrard también mencionó sobre Scott:
“lloraba con más facilidad que ningún hombre que he conocido. Lo que salvaba a Scott era el carácter: estaba hecho de una fibra excelente que recorría su débil persona por dentro y por fuera y le permitía mantenerse entero”, “[Scott] no sabía juzgar a los hombres y tenía poco sentido del humor”.
Cherry-Garrard
A pesar de estas declaraciones, Apsley Cherry-Garrard también escribió
“solo si se tienen en cuenta estos aspectos negativos de Scott (sus debilidades), se puede comprender cabalmente su heroísmo”.
Cherry-Garrard
El quinto hombre y el inevitable fracaso
Otra decisión muy cuestionable y quizás una de las más relevantes para el fracaso de la expedición, fue la inexplicable decisión de Scott de aumentar en un miembro más, es decir un total de cinco, el grupo responsable del asalto final al Polo Sur. En el plan original, el grupo estaba formado por cuatro hombres, en consecuencia se prepararon tanto los equipos (la tienda estaba diseñada para cuatro personas) como las raciones para cuatro hombres. Scott no tenía designados los hombres que le acompañarían al polo. Ya en el glaciar Beardmore, fue cuando tomó la decisión de elegir a Bowers como quinto hombre.
Hasta ese mismo momento habían estado trabajando en equipos de cuatro personas. Polémica, fue esta decisión también, ya que Scott días antes de haber tomado la decisión, hizo abandonar los esquís en un depósito previo al equipo del teniente Evans (Bowers estaba integrado en dicho equipo). Como consecuencia de esto, Bowers tuvo que hacer la travesía final al polo a pie, mientras el resto iba esquiando.
Aunque según los historiadores, parece ser que esta decisión de ampliar el grupo a cinco, fue muy reflexionada por Scott, sorprende que no se hubiera tomado antes de partir. Por lo tanto dicha “improvisación” en una misión/expedición de estas características y envergadura, puede tener un peso muy sustancial en la suerte final de esta.
El planeamiento lo es todo
En frente de Scott, nos encontramos con Roald Amundsen, todo un veterano explorador polar, en 1910, ya contaba con la experiencia de haber realizado dos expediciones de características parecidas. Esa experiencia adquirida, le sirvió para consumar con éxito su asalto al Polo Sur.
Amundsen a lo largo de sus viajes tuvo la oportunidad de conocer, convivir y compartir experiencias con mucha gente. Amundsen, era conocedor que lo que implicaba llevar a cabo una expedición polar de al menos dos años de duración. Especialmente las condiciones de vida difíciles, era necesario reunir un grupo de personas, de fácil convivencia y con una gran competencia profesional. A su juicio, la confianza es fundamental y el tener claro un mismo objetivo, ayuda de sobremanera al buen funcionamiento de las cosas y evitando muchísimos problemas. Para Amundsen como hemos dicho, la competencia profesional era fundamental. El estar rodeado de gente proactiva y capaz de adaptarse y solventar cualquier situación adversar, es siempre garantía de éxito.
A Cuantos y a quien
Para la expedición a la Antártida de 1910, Amundsen, realizo un trabajo concienzudo a la hora de reclutar a sus futuros compañeros de aventura. Optó por un número reducido de hombres (19 en total), siendo la mayoría de ellos de su plena confianza. Amundsen había compartido experiencias en sus anteriores expediciones con casi todos. Con lo cual, contaba ya de partida con un amplio conocimiento de sus compañeros, sabedor de sus puntos fuertes así como de sus debilidades. La autoridad de Amundsen nunca fue puesta en duda, y todos los miembros sentían una gran admiración y lealtad al explorador noruego.
Este respeto adquirido por Amundsen respecto a sus hombres, viene originado por su gran capacidad de liderazgo basado en el ejemplo y por su altísima preparación técnica en estos ámbitos. Amundsen era un hombre muy experimentado, gran conocedor de los ambientes polares, con gran iniciativa, meticuloso en los planeamientos y de trato correcto. Era un hombre que no dejaba nada a la improvisación, muy reflexivo en sus decisiones, y se podría decir, que tenía una mentalidad muy táctica, técnica y poco emocional. En la mayoría de documentos, se le ha definido como “frio y calculador”.
El mito de frío y calculador
Leyendo su diario de la expedición publicado como “Polo Sur: relato de la expedición noruega a la Antártida del Fram, 1910-1912”, se pueden encontrar muchísimos fragmentos, en los que se puede advertir la real personalidad de Amundsen.
En esos fragmentos, sobre todo el capítulo VIII: Un día en “Framheim”, es posible entender su personalidad, atendiendo a la forma en la Amundsen explica, presenta a sus camaradas y describe con todo lujo de detalle lo que allí sucede, encaja perfectamente en las definiciones de “Liderazgo directo” y “Líder” que se ha visto anteriormente.
Amundsen estaba muy orgulloso de su equipo, en primer lugar por aceptar el cambio de planes de la expedición (no ir al Polo Norte y dirigirse al Polo Sur) y en segundo lugar, por la profesionalidad, calidad y confianza recíproca que tenían sus hombres con él y viceversa.
En su relato al Polo Sur, Amundsen, les dedicó el libro a todos sus camaradas de expedición, con estas palabras:
“A mis camaradas: Pequeño y valeroso grupo que prometió, en los caminos de Funchal, permanecer junto a mí en la lucha por alcanzar el polo Sur. Les dedico este libro”.
La opinión de Nansen sobre Amundsen
El considerado como padre de la exploración polar moderna, el también noruego Fridtjof Nansen, conocedor de la calidad y capacidad de Amundsen, al cual asesoró y mostró siempre un leal apoyo a la expedición, comentó de él:
“Por eso, cuando el hombre aparece, el plan le conduce a través de todas la dificultades como si no existieran; cada una de ellas ha sido prevista y afrontada con antelación. Que nadie venga a hablarnos de suerte y casualidad. La suerte de Amundsen es la de un hombre fuerte que mira siempre hacia delante”.
Fridtjof Nansen
Nansen fue uno de los pocos, a los que Amundsen les comentó su cambio de planes. Este cambio, no sorprendió a Nansen, el cual lejos de recriminarle dicho cambio, le animó a alcanzar este nuevo hito en la exploración polar. Nansen, que había dejado prestado su barco, el Fram, a Amundsen, nunca tuvo ninguna duda, de que éste alcanzaría el Polo Sur.
Llega el cablegrama
Cuando el cablegrama de la conquista del Polo Sur, llegó al mundo, Nansen escribió estas palabras, alabando la valentía, profesionalidad y capacidad de Amundsen y el resto de sus compatriotas noruegos:
“Aún es demasiado pronto para medir el alcance de los nuevos descubrimientos, pero el cablegrama ya ha disipado las brumas tan lejos que los detalles están comenzando a tomar forma por sí solos. Esa helada tierra mágica, tan diferente a otras, poco a poco está emergiendo de entre las nubes. En este maravilloso mundo de hielo, Amundsen ha encontrado su propio camino. Desde el principio hasta el fin, él y sus compañeros han atravesado regiones enteramente desconocidas con sus esquís, y no hay muchas expediciones en la historia que hayan dejado su huella en tantos territorios que el ser humano no hubiera visto hasta entonces.
La gente pensaba que su ruta discurriría por el glaciar Beardmore, anteriormente descubierto por Shackleton, o por la ruta ya conocida de la meseta alta, cerca del polo, desde allí estaría seguro de poder avanzar. Los que conocíamos a Amundsen pensábamos que su opción preferida sería evitar lugares que por muchas razones ya habían sido pisados por otros. Felizmente, estábamos en lo cierto. Por nada del mundo sigas el camino por el que ha pasado un inglés excepto por el polo mismo.”
Fridtjof Nansen
Único conflicto personal, Johansen.
Durante el primer intento fallido de llegada al Polo Sur, la expedición noruega sufrió un serio revés que dio al traste sus aspiraciones. Además, como consecuencia, provocó el distanciamiento entre Amundsen y Johansen, el único conflicto de índole personal que tenemos constancia.
Amundsen confiaba totalmente en sus hombres, equipo y organización, pero estaba preocupado por los medios a motor que disponía la expedición de Scott. Amundsen temía que dichos avances tecnológicos fuesen definitivos para la victoria de los británicos. Como consecuencia, Amundsen decidió emprender el viaje al polo lo antes posible. A finales de agosto, Johansen, advirtió a Amundsen que el clima en la barrera en esa época sería muy frio. Amundsen rechazó esa idea, y el 24 de agosto mandó preparar los siete trineos.
La predicción de Johansen no fue errónea, puesto que durante dos semanas, no pudieron partir hacia su objetivo, debido a las duras condiciones (hasta -58º C de mínima). El 8 de septiembre de 1911, las condiciones mejoraron y Amundsen ordenó la salida de Framheim, siendo ocho hombres los responsables de alcanzar el polo.
El falso comienzo y sus consecuencias.
El comienzo fue bastante prometedor, puesto que recorrieron alrededor de 24km al día. El 12 de septiembre de 1911, se alcanzó una temperatura de -56ºC, pudiendo solo avanzar 6,4km y viéndose obligados a refugiarse en iglús. Amundsen reconoció su error, habían iniciado el viaje demasiado temprano, decidió no arriesgar las vidas de sus hombres por su tozudez. Dejaron gran parte de su equipo en el depósito de 80ºS, con la finalidad de facilitar a los perros el transporte.
El 16 de septiembre habiendo muerto varios perros por congelación durante la noche, Amundsen ordena retirada lo más rápidamente posible a Framheim. Reparte sus perros en dos trineos, y monta en el trineo de Wisting y junto con el equipo de Hanssen iniciaron la marcha en cabeza. Durante la retirada, los equipos fueron llegando escalonados a Framheim. El equipo de Johansen y Presrud Llegaría casi 17 horas después desde el inicio de la retirada. Cuando Amundsen preguntó porque habían llegado tan tarde, Johansen le recriminó que los habían abandonado y le reprochó que hubiera dejado atrás a sus hombres.
Amundsen informaría más tarde a Nansen, que Johansen se había “insubordinado violentamente” y que, como resultado, se le excluía de la expedición polar al Sur.
Lecciones aprendidas y la decisión final.
Amundsen, como consecuencia de esta primera intentona, tomó como lección aprendida, que era necesario reducir el personal para conformar el equipo de viaje al Sur. Así que decidió que el equipo estaría integrado por solo cinco personas, Hanssen, Bjaaland, Hassel, Wisting y él. Mientras que Johansen, Prestrud y Stubberud explorarían la península de Eduardo VII. Esta decisión, la tomo atendiendo al tiempo empleado para montar, preparar y desmontar el campamento diariamente. Un mayor número de integrantes ralentizaban todo este proceso, como habían experimentado durante el intento fallido.
Según sus notas, desmontar las tiendas y preparar los trineos, con ocho personas en el equipo les llevaba una media de cuatro horas diarias. Esta decisión también la tomó, pensando que los depósitos que habían ido preparando en la ruta (pensados para ocho personas). Pensaba que serían muchísimo más eficientes, si el equipo estaba conformado por cinco exploradores.
A pesar de este hecho puntual y de cierta trascendencia ,Amundsen no volvería a precipitarse. No hubo ningún hecho más relevante en cuanto a conflictos personales. Cherry-Garrard escribió que la razón principal del éxito de Amundsen fue “las muy destacadas cualidades del hombre”, especialmente su valor al elegir descubrir una nueva ruta.